La popularidad de Lady Di provocó los celos del príncipe Carlos
- El hijo de la reina Isabel II, un niño tímido que decepcionó a su padre, el duque de Edimburgo
- Se casó con Diana de Gales, pero el príncipe Carlos siempre estuvo enamorado de Camilla
- ¿Cómo se conocieron Isabel II y Felipe de Edimburgo?
El cuarto episodio de Los Windsor. En las entrañas de la dinastía real aborda la vida del príncipe Carlos, desde su infancia y la relación con su padre, hasta su infeliz matrimonio con Lady Di. Su personalidad tímida y retraída le hacían parecer débil, algo que un futuro rey no puede permitirse. Esto hizo que el duque de Edimburgo se sintiera decepcionado, algo que fue muy doloroso para él. Su único propósito fue endurecerlo a través de una educación estricta en el internado Gordonstoun, donde se convirtió en el blanco fácil de todas las burlas. El príncipe Felipe sufrió un acoso despiadado por parte de sus compañeros. Su vida dio un giro cuando cumplió los veinte años. Empieza ir a fiestas, a conocer chicas, pero él solo tenía ojos para una: Camilla Shand, la mujer que marcaría su vida para siempre.
No formaba parte de la aristrocracia ni tampoco era virgen. Por mucho que el príncipe Carlos se enamorara de ella, el suyo no tenía un futuro muy alentador. La relación con el Duque de Edimburgo no parecía mejorar con la edad y fue su tío abuelo Lord Mountbatten quien ejerció de padre. Él le aconsejó que se divirtiera y se dejara llevar, que conociera chicas hasta que diera con la adecuada. El hijo de la reina le hizo caso y se convirtió en el soltero más codiciado, se le veía más suelto y seguro de sí mismo. Todas las mujeres querían salir con él. Fue entonces cuando la prensa se interesa por su vida privada. No podía salir con ninguna chica sin que el mundo se enterara, pero consiguió pasar desapercibido y mantener una relación secreta con su adorada Camilla, su primer amor. ¿El problema? Entre muchos otros, ella estaba casada.
La presión que sentía para encontrar esposa cada vez era más fuerte, aunque él solo tenía ojos para su enamorada. Fue entonces cuando sus padres tomaron cartas en el asunto y se pusieron manos a la obra para buscar la mujer perfecta para su hijo. En el verano de 1980 organizan un encuentro entre el príncipe Carlos y una joven de 19 años llamada Diana Spencer, hija de una de las familias más ilustres de Inglaterra. Tenía título y era virgen, cumplía todos los requisitos. Además, consiguió llamar la atención del príncipe Carlos.
Cuando la prensa se entera de que están saliendo, se desata la locura. Un titular tras otro, los medios se preguntan por qué el príncipe todavía no le había pedido matrimonio, que todavía seguía pensando en Camilla.
La carta del duque de Edimburgo que precipitó la boda del príncipe Carlos y Diana
El príncipe Carlos recibe una carta de su padre donde le aconseja que tome una decisión lo más rápido posible. El duque de Edimburgo es consciente de que Diana podría acabar muy perjudicada si su hijo no mueve ficha. "Si quieres casarte con ella, hazlo. Si no, déjala libre". Carlos malinterpreta el mensaje y piensa que su padre le estaba dando instrucciones para que se casara con ella.
Seis meses después de iniciar su romance, anuncian su comprosimo, pero para el príncipe solo es más una obligación que un deseo, mientras que Diana está cada vez más enamorada. Pero Carlos solo se quería casar con una mujer, y no era ella. Tanto sus amigos como su familia lo sabían, todos menos Diana. Con el paso del tiempo, descubrió la cruda realidad. Joyas en forma de regalo sin motivo aparente, conversaciones delatadoras... ¿Estaba dispuesta a casarse de todas formas? ¿Era demasiado tarde para dar marcha atrás? El 29 de julio de 1981 la pareja se dio el sí quiero en la Catedral de Saint Paul, en Londres, bajo la atenta mirada de millones de personas.
El príncipe Carlos, a la sombra de Lady Di
A pesar de lo mal que lo estaba pasando, Diana de Gales era todo sonrisas de cara a la galería. Un año después de la ceremonia, la pareja da la bienvenida a su primer hijo, el príncipe Guillermo. Después llegó el príncipe Harry, pero eso no cambió nada en su matrimonio, roto desde el principio. No tenía el amor de su marido, pero sí se ganó el de el pueblo que tanto la admiraba. Era natural, auténtica y no tenía miedo de relacionarse con la gente corriente. El príncipe Carlos pasó a ser un personaje anodino. Era ella la que acaparaba toda la atención y eso provocaba los celos de su pareja.
Lady Di se convirtió en una celebridad a nivel mundial, todos la encontraban entrañable. Arrasó en su viaje a EEUU, donde compartió un baile con el presidente Ronald Reagan y el actor John Travolta. Esa imagen quedará para la posteridad. Sin embargo, ¿dónde quedaron las imágenes del príncipe Carlos? Una prueba más que demuestra cómo Diana le había robado todo el protagonismo. Los celos solo empeoraron la situación de su matrimonio y hacían sentir incómoda a la joven, que no sabía cómo manejar su increíble popularidad.