Javier Cercas y la historia que le llevó a avergonzarse de su familia
- Cuando se enteró que su tío abuelo, el “héroe familiar”, estuvo en "el bando de los malos", “se avergonzó”
- ¿Qué historia se esconde detrás de este pariente?
- Javier Cercas ha hablado de esto y mucho más, con Carlos del Amor, en La Matemática del Espejo
En la biografía de Javier Cercas, ganador del Premio Planeta 2019, hay un tema espinoso relacionado con un familiar. Éste le llevó a darse cuenta de pequeño de que “su familia estaba del lado de los malos durante la Guerra Civil. ¿Cómo reaccionó? ¿Qué se esconde detrás de ese pariente? El escritor se lo ha confesado todo a Carlos del Amor en La Matemática del Espejo: “Cuando lo descubrí, me avergoncé, como haría cualquier niño”.
““Cuando era joven, feliz e indocumentado, creí que España era el único país que tenía problemas con su herencia"“
Durante años, Manuel Mena, tío abuelo de Javier Cercas, fue el héroe oficial de la familia. Este joven, perteneciente a la familia de su madre, en 1936, cuando se disponía a estudiar Derecho, estalló la guerra. Así que, se alistó y se convirtió en un falangista creyente: “Combatió en los frentes más duros y finalmente murió en combate en la batalla del Ebro”.
Para la madre de Cercas, Mena era una persona muy importante: “Cuando vino la guerra ella tiene 7 años y es como su hermano”, confiesa. Por ese motivo, Javier creció pensando que su tío abuelo luchó en el "bando de los buenos", aunque, cuando tuvo raciocinio, la historia dio un giro de 360 grados: “Me doy cuenta de que no, que era de los malos. Porque el franquismo fue una equivocación catastrófica. La guerra también”.
Según Cercas, “todos tenemos una herencia buena y una herencia mala”: “Cuando era joven, feliz e indocumentado, creí que España era el único país que tenía problemas con su herencia, y nos preguntábamos qué hacíamos con el franquismo. Pero, todos los países tienen problemas con eso, absolutamente todos, sin excepción, la diferencia es que, en el nuestro, la guerra duró hasta 1975 y que los malos ganaron la guerra, mientras que en Francia o Italia ganaron los buenos”.
“Cuando oyes a los políticos decir: no eso ya pasó, pensemos en el presente, quién esté diciendo eso, o te engaña o es tonto de remate"
Lo que está claro es que, ni Javier Cercas, ni nadie, es capaz de borrar la historia, y mucho menos aquella que nos hace aprender en situaciones del presente. Pero, ¿cómo reaccionar ante una realidad así?: “Lo que hay que hacer, que modestamente he intentado enseñar en mis libros, es intentar comprender. Eso no significa justificar, sino todo lo contrario, es darte los instrumentos para no volver a cometer los mismos errores”, explica el extremeño.
Para Cercas es vital que aprendamos del pasado para poder avanzar: “Cuando oyes a los políticos decir no eso ya pasó, pensemos en el presente, quién esté diciendo eso, o te engaña o es tonto de remate, o un canalla, porque lo que hay que hacer si tu quieres hacer algo útil con el futuro, es tener el pasado siempre presente”.
“Quitaría la calle que lleva el nombre de mi tío abuelo”
Javier Cercas, entre las tantas anécdotas y confesiones que ha contado en La Matemática del Espejo, hay una que “nunca había visto la luz”. Y es que, al hilo con la historia de su tío abuelo, en su pueblo, Ibahernando (Cáceres), hay una calle con el nombre de Calle Alférez Manuel Mena, es decir, una calle dedicada al “héroe de su familia”. Durante mucho tiempo se especuló con la idea de quitarla, y para Cercas, hubiera sido la mejor opción: “Con la ley de la memoria histórica en la mano, me parece que habría que quitarla, pero mis hermanas estaban preocupadas, porque para mi madre eso significaba mucho, porque para mi madre ese chico era como su hermano, ella vivía con él, dormía con él en la misma habitación y para ella era el hombre valiente que había dado su vida por la religión, familia…”.
Sin embargo, parece que sus hermanas estaban equivocadas, pues, para sorpresa de todos, Javier un día le comentó a su madre que “igual quitaban la calle” y su respuesta fue clara y tajante: “Lo que no entiendo es como no la han quitado ya”. Esto para Cercas, lejos de quedarse en un mero asombro, a la vez le sirvió de consuelo: “O sea, que mi madre es mucho más lista y sensata de lo que nosotros creíamos”.
En contexto, Javier le ha confesado a Carlos, que, si fuera por él, votaría sí a quitar el nombre de la calle de su tío abuelo y pondría algo así como, “Calle de la Constitución”: “Que es lo que representa la concordia y la reconciliación en este país. Me parecería correctísimo”.