Imelda Marcos: la tiranía y el engaño tras los famosos '3000 zapatos'
- El documental Imelda Marcos: El poder en la sombra repasa la figura de la ex primera dama de Filipinas
- La dictadura encarceló a 70.000 personas y asesinó a 3.200, pero la familia intenta reescribir la historia
- En su armario, mantiene Imelda, "no encontraron esqueletos, solo zapatos bonitos"
"La percepción es real, la verdad no", dice Imelda Marcos en el documental El poder en la sombra (The Kingmaker) donde la que fuese primera dama de Filipinas entre 1965 y 1986 trata de reescribir la historia interpretando un tierno papel: el de una excéntrica anciana, desposeída y castigada, cuyo único crimen fue ser devota a su pueblo y tratar de construir el paraíso para ellos. En su particular versión de los hechos, paulatinamente desmontada en la película que ya está disponible en RTVE Play, Imelda Marcos se presenta como una mujer guiada por su "espíritu maternal" que quería curar a los desamparados con su acumulación de riqueza y objetos hermosos. Lo que otros llaman corrupción, para Imelda son sueños; lo que tiene apariencia de vanidad, ella lo llama deber.
La presidencia convertida en dictadura militar que asesinó a 3.200 personas, torturó a 35.000 y encarceló a 70.000 ciudadanos empobrecidos y disidentes políticos fue, para los Marcos, la escenificación filipina del sueño de Camelot: dos décadas de lujo, poder y caprichos en la que los héroes incomprendidos del poder global llevan el nombre de Richard Nixon, Muamar el Gadafi, Mao Tse-Tung o Sadam Huseín, y donde los villanos llevan el nombre de democracia.
¿Quién es realmente Imelda Marcos y por qué hay un interés creciente por esta —a todas luces falsa— versión de la historia? La glorificación de los años de la ley Marcial en Filipinas tiene una relación directa con la situación política actual: en 2019, Facebook descubrió decenas de cuentas de noticias falsas ligadas a Duterte, el presidente actual de Filipinas, y a los Marcos, cuyo intento de vuelta al poder ha tomado fuerza durante esta legislatura. Con entrevistas a Imelda Marcos y su familia, contrapuestas al testimonio de ciudadanos, políticos y activistas, la película trata de iluminar todas estas cuestiones.
La María Antonieta de Filipinas
"Mis proyectos no solo tenían que ser buenos y justos, tenían que ser bellos. La belleza es en realidad la extravagancia del amor", explica frente a la cámara Imelda Marcos. Se maquilla, se esconde la tripa, se coloca con cuidado frente a la composición de muebles rococó y cuadros de Monet, Fragonard o Picasso que sirven de telón de fondo a su testimonio. Su objetivo es dar una versión humana de su caída y su paso por el poder, inspirar amor y lástima. "Cuando veo Manila me siento muy deprimida y triste, antes en mi época no había mendigos. Yo entonces tenía un sitio para ellos".
Imelda conoció a Ferdinand Marcos tras el certamen de Miss Universo en el que salió elegida Miss Manila, y casi inmediatamente se convirtió en la presencia fuerte que representaría su carrera política dentro y fuera del país. Entendiéndose a sí misma como una versión moderna de Jackie Kennedy, glamurosa y bella, cayó en excesos propios de María Antonieta: son notorios los más de 3.000 zapatos, de firmas como Chanel, Dior, Louis Vuitton o Givenchy, que encontraron en su armario cuando cayó la dictadura y saquearon su palacio (ella mantiene que no había más de mil). Pero esa no fue su excentricidad mayor, ni la más injusta.
El safari abandonado de Imelda Marcos
Imelda Marcos era impulsiva comprando: se hizo con un puñado de edificios comerciales en Nueva York y adquirió joyerías enteras en París. Cuando algo le gustaba, lo compraba. Lo mismo sucedió cuando hizo un Safari en África y quedó maravillada por las especies animales autóctonas de la zona. Mediante sobornos a Kenya, y para montar su propio Trianón, los Marcos hicieron llevar hasta Filipinas decenas de jirafas, cebras y otros animales salvajes que no tenían un hábitat en su país ni un lugar donde vivir.
Tras someter a los animales al trauma de la captura y el desplazamiento, los Marcos localizaron una isla en la que ubicarlos. "Era una zona que no estaba habitada, no había comunidades allí", dice impasible Imelda, y luego se desdice: "Excepto unas pocas a las que yo podía decirles qué tenían que hacer". Dicho de sus labios parece poca cosa, no así cuando hablan las víctimas de su desplazamiento forzoso. En1976, los Marcos expulsaron a 1976 familias de la isla de Calauit para ubicar su Safari Park.
"Nos obligaron a abandonar nuestras casas cuando trajeron a los animales", explica una ciudadana en el documental. "Nos dijeron que las personas y los animales no podíamos vivir juntos. Nosotros le teníamos mucho miedo a los militares. Fue muy triste, nos reemplazaron con los animales". Tras la destitución del presidente Marcos y la llegada al gobierno de Cory Aquino, el pueblo pudo retornar a su hogar, pero la situación de los animales no se ha rectificado: para ellos es muy difícil vivir con los animales que sufren las consecuencias de este desplazamiento.
Los vecinos se enfadan con las cebras y las jirafas porque se comen las cosechas o destrozan sus jardines, así que las hieren o las matan. Los cuidadores de los animales no recibieron del régimen de Marcos ninguna directriz. El presupuesto para el proyecto, que comenzó con mucho dinero, pronto se redujo a cero: los animales sufren enfermedades para las que no se dispone de medicamentos y la endogamia ya está jugando con su material genético, haciendo nacer animales enfermos en una situación que no puede más que empeorar.
De nuevo, el testimonio de Imelda se contradice con el de la gente: ella dice que se siente devastada por el abandono de su zoo por el gobierno posterior, y que lo primero que hizo al volver a Filipinas de su exilio fue visitarlo. Los trabajadores dicen que no ha puesto un pie allí en cuarenta años. Ante semejante tragedia, su discurso cobra un cariz cínico. "Para que crezca cualquier cosa, incluso un animal, necesita amor. Por eso necesitas una madre en el gobierno", dice ella.
El lado oscuro de la política: asesinatos, tortura y corrupción
El documental Imelda Marcos. El poder en la sombra repasa las acusaciones, las sospechas y los procedimientos judiciales en los que se ha visto envuelta la familia Marcos. Desde el asesinato del opositor Ninoy Aquino, del que muchos la creen a ella responsable directa ("Eso decían, pero por qué iba a hacer yo eso. Yo no tenía nada contra él salvo que hablaba demasiado", dice Imelda), hasta los crímenes del golpe militar donde periodistas, activistas o profesoras describen las torturas y abusos sexuales a los que fueron sometidas por los empleados del gobierno ("los de la ley marcial fueron los mejores años de Marcos en Filipinas", dice no obstante Imelda), pasando por el expolio económico del pueblo filipino ("Nos confiscaron todas las cosas bonitas: el PCGG simplemente confiscaba cualquier cosa que quisieran tener y que pensaban que era robada", dice ella) y los años en los que Imelda Marcos era la principal representante política de su país en el extranjero.
"Incluso en esta situación, incluso a mi edad, yo podría dar la vuelta al mundo y conseguir la paz mundial. Yo era amiga de todos, Gadafi era mi amigo, Sadam, Mao", dice ella, que relata su caída como una tragedia y culpa a los medios de haber desprestigiado a su familia.
Para otros políticos, como la vicepresidenta Leni Robredo, su paso tiránico por el gobierno les salió barato. "Imelda Marcos se libró del cargo de asesinato, ella siempre sale absuelta. El robo de dinero, miles de millones, afectó a todo el desarrollo económico del pueblo filipino y lo empobreció aún más. Hay una brecha enorme entre ricos y pobres, si eres rico y tienes poder te resultará muy fácil conseguir que la gente te apoye".
Una dinastía que busca perpetuarse
A todas luces, según el documental, los Marcos utilizaron parte del patrimonio y el dinero que niegan poseer para apoyar la carrera presidencial de Rodrigo Duterte, un líder populista que durante su campaña prometió "a los que andáis con los de las drogas, hijos de puta, os mataré" y que, para el pueblo, está cumpliendo con su promesa. "Está matando a los pobres, a los que consumen drogas", dicen ciudadanos entrevistados que han visto con sus propios ojos cómo desaparecen familiares y vecinos bajo el nuevo régimen. "El miedo vive en nuestros corazones, tenemos miedo de que nos maten".
Duterte, hijo de un miembro del gabinete de Ferdinand Marcos, tiene el apoyo de los dos hijos de Imelda: su hija Imee, que es senadora, y Bongbong Marcos, que fue candidato a la vicepresidencia y espera algún día subir al gobierno. Imee marcos fue elegida senadora con el apoyo de Duterte y su hijo la reemplazó como gobernador, preservando su poder en el norte del país. Presionado por el presidente, el presidente del tribunal supremo de Filipinas fue reemplazado por un juez favorable a la familia Marcos. En julio de 2019, la policía acusó a la presidenta Leni Robredo y a otros 35 miembros de la oposición de conspirar para destituir al presidente Durarte y, de ser declarada culpable, le esperarían doce años de prisión: algunos analistas creen que los cargos fueron ideados para despejar el camino de Bongbong Marcos hacia el poder. El hijo de Imelda Marcos se presentará a las elecciones presidenciales de 2022.
En el documental se asegura que la dictadura de Marcos asesinó a 3.200 personas, torturó a 35.000 y encarceló a 70.000 ciudadanos y se acusa a Imelda de haber robado bancos, edificios e incluso un Buddha de oro, acusaciones de las que salió absuelta y de las que, por lo tanto, ella misma se vanagloria porque refuerzan su papel elegido de víctima. Sus hijos sugirieron que las menciones a los abusos de derechos humanos cometidos por su padre se eliminasen de los libros de historia. En su armario, dice Imelda, tras la represiva dictadura militar, "No encontraron esqueletos, solo encontraron zapatos preciosos".