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'American Psycho'

La rutina diaria de Patrick Bateman, el asesino que se cuidaba

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Patrick Bateman (Christian Bale) en 'American Psycho' (Mary Harron, 2000)
Patrick Bateman (Christian Bale) en 'American Psycho' (Mary Harron, 2000)

"Me llamo Patrick Bateman, tengo 27 años y me gusta cuidarme", decía el protagonista de American Psycho en las primeras páginas de la novela. El libro, escrito en primera persona, describía las rutinas de un sádico asesino atenazado por el vacío existencial que provocaba su incapacidad de sentir nada. Convertido en el psicópata por excelencia en la ficción, su descripción física y psicológica escondía una enorme crítica al estilo de vida yuppie popularizado a finales de los años 80: escrita en 1991 por Bret Easton Ellis, ese genio de la deformación grotesca de la sociedad de su época, pretendía, a través de la violencia, denunciar la profunda deshumanización implícita en el mundo de la empresa y el trabajo.

Este broker de banca, interpretado por Christian Bale en la famosísima adaptación cinematográfica, sigue despertando una curiosa fascinación en el público treinta años después: revisitado e imitado en otras comedias negras sobre personajes dudosamente exitosos, desde Walter White en Breaking Bad hasta El lobo de Wall Street, el comentario que realiza es rabiosamente actual. En el mundo de los influencers y los CEOs del emprendimiento digital, la narrativa de "cuidar el cuerpo, perder el alma" es al tiempo criticada, glorificada y replicada por una nueva generación de espectadores.

Patrick Bateman en 'American Psycho'

Patrick Bateman en 'American Psycho'

¿Se parece nuestra rutina a la de Patrick Bateman?

En las páginas de American Psycho y en su adaptación cinematográfica, Patrick Bateman sigue una dieta equilibrada y una rutina rigurosa de ejercicios. Por las mañanas, si tiene los ojos hinchados, se pone una bolsa de hielo mientras hace sus abdominales (y, según explica, ya consigue hacer mil). Después de quitarse el hielo, se aplica una loción limpiadora de poros. En la ducha, utiliza un gel con espuma activada con agua, luego un jabón corporal limpiador de poros de miel y almendra y, para la cara, un gel exfoliante. Luego se aplica una mascarrilla facial de hierbabuena y la deja diez muntos mientras sigue con el resto de su rutina. Siempre utiliza un after shave sin alcohol o con poco alcohol (porque el alcohol "te seca la cara y te hace parecer mayor"), luego crema hidratante, emulsión antiarrugas para los ojos y, al final, otra crema hidratante dermoprotectora.

Patrick Bateman en 'American Psycho'

Patrick Bateman en 'American Psycho'

Quizá, para quienes se adentraban en estas páginas por primera vez a principios de los noventa, la concatenación de rituales que el personaje llevaba a cabo en su cuarto de baño les resultaba cómica y exagerada por su meticulosidad. A día de hoy, podría venir de cualquier vídeo de YouTube, Instagram o TikTok de un influencer medio obsesionado con su imagen: la acumulación de productos de belleza no hace más que crecer (en nuestro país, según la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, el mercado crece a un ritmo del 11% anual).

Y, aunque las mujeres siguen siendo las más sujetas a presión estética, los hombres suponen ya el 15% del mercado de los tratamientos e intervenciones físicas (pese a que hace muy pocos años repesentaban el 2%). Injertos capilares, liposucciones de alta definición para marcar los abdominales o 'masculinización facial' con ácido hialurónico son ahora tratamientos estándar en las clínicas de belleza, y los actores de Hollywood también predican con dietas milagro mientras realizan tratamientos con esteroides, hormona del crecimiento o leche materna (la última moda entre los culturistas).

Patrick Bateman en 'American Psycho'

Patrick Bateman en 'American Psycho'

Quiero ser millonario (y por eso me cuido)

Cuando pensamos en esta glorificación de 'los cuidados' que sobrepasa por mucho los límites del ejercicio y la dieta saludable, un nombre se nos viene a la mente por encima de otros: el de Jack Dorsey, el cofundador y presidente ejecutivo de Twitter, que en 2019 revolucionaba la red cuando daba a conocer en un podcast las rutinas, extremas e impracticables, que asociaba a su éxito como magnate millonario.

Los hábitos que enumeraba incluyen, aunque no se limitan a: levantarse a las cinco de la mañana para bañarse con agua helada, comer una sola vez al día (alrededor de las 18:30, y solamente proteínas, ensaladas, fruta y chocolate negro), ayunar durante gran parte del fin de semana, caminar ocho kilómetros al día para llegar a la oficina, meditar durante una hora y trabajar 16 horas al día. Su fortuna está valorada por Forbes en 5000 millones de euros, pero no es un aliciente para delegar y llevar una vida tranquila: su autoimagen, o al menos su imagen pública, está obsesivamente ligada a esta restrictiva rutina de esfuerzo.

El apartamento de Patrick Bateman en 'American Psycho'

El apartamento de Patrick Bateman en 'American Psycho'

Algo que prevalece en el discurso de los cientos de gurús que pueblan Internet: valorar la autodisciplina por encima del placer, acercándonos cada vez más a la idea de vida de la que obras tan irónicas como American Psycho trataban de disuadirnos. ¿No es acaso la capacidad de disfrutar lo que nos hace humanos? ¿Dónde quedan, en estas rutinas de esfuerzo y en la llamada 'mentalidad de tiburón', las horas para cuidar a los demás o dedicar tiempo a nuestros seres queridos? Si le hubiesen dicho a Patrick Bateman, tan torturado por su incapacidad para sentir, que los hombres del futuro lo imitarían, tal vez se habría partido de risa.