¿Qué director de cine hacía repetir las tomas de baile solo por puro placer?
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"Muchas veces yo he mandado repetir una toma por el placer de ver a un grupo bailar o cantar. Fascinado, he dicho, 'Bueno, la toma está bien, pero vamos a repetirla para perfeccionarla', y era mentira", reconoce Carlos Saura, gran referente del cine español que protagoniza junto a Antonio Gades el último programa de Un país en danza. Gracias a sus películas podemos disfrutar de la danza española y el flamenco en las grandes pantallas de todo el mundo. Tiene 89 años, pero no ha perdido la pasión que le llevó a acabar en la industria. "Yo deseo continuar haciendo películas", confiesa. De hecho, acaba de presentar su último proyecto, la cinta El rey de todo el mundo, una producción española que retrata el folclor de México.
Primero quiso ser bailarín y lo intentó. "Mejor que te dediques a otra cosa, para esto no vales", le dijo entonces la bailaora 'La Quica'. "Quizás por eso más tarde en venganza he hecho las películas de flamenco. Lo que no podía hacer yo, lo hacían los demás", cuenta Saura.
"Hay una teoría que dice que el musical americano eran planos generales. Yo dije por qué no voy a hacer planos cortos si me da la gana, fraccionar el baile, estudiar lo que hacen con los pies", señala. Toda una revolución que incluso el director de West Side Story, Robert Wise, alabó: "Tú has inventado una nueva forma de hacer baile, sigue por ahí", le dijo entonces.
Entre sus títulos, destaca la triología musical que rodó junto al bailarín Antonio Gades. La primera entrega fue Bodas de sangre, basada en la tragedia homónima de Federico García Lorca. La segunda fue Carmen, una película donde "se improvisó mucho", tal y como reconoce Carlos Saura. "Fue un éxito que nos cogió a todos de sorpresa", un éxito que permitió hacer una tercera entrega, El amor brujo. "No había casi argumento, pero la música era maravillosa", asegura.
"En la música clásica, en el flamenco, en el cante, soy un aficionado. Lo que pasa es que he tenido muy buenos asesores", reconoce Saura. En el baile, fue Antonio Gades "Ver cómo bailaba, la exigencia que tenía, cómo en cada momento sabía lo que tenía que hacer, esa relación que tenía con los gitanos. No era un gran actor, pero era un enorme bailaor. Nunca he visto una persona con más disciplina. Yo le he visto ensayar durante horas, horas y horas para perfeccionar un paso. Era un hombre que todo lo tenía calculado".
Antonio Gades a través de los ojos de su hija, María Esteve
"Antonio Gades era un enamorado de la literatura, de la pintura, y también del cine. Él aunaba todas las disciplinas. Todas las artes, eran instrumentos para poder contar su historia. Era un intérprete", asegura María Esteve, hija del bailarín. "Era una persona con carácter, sobre todo, trabajando, más que en la vida cotidiana. Era fundamental para él. Tenía muy claro lo que quería contar. Todo aquel que trabaja haciendo una creación, que tiene que trasladarla a un grupo de personas muy amplio, que cada uno lo entiende a su manera, hay que tener cierta disciplina, cierto control y cierto carácter", cuenta la actriz.
María Esteve recuerda cómo trabajaba su padre y la manera en la que se implicaba en todo lo que hacía. "Desaparecía de casa durante un mes, se iba con el coche y no lo veías más. Se iba a los pueblos más pequeños de España a ver como bailaban en los entierros, en bodas, en bautizos... Para él era muy importante el respeto de nuestros pueblos y lo que es la idiosincrasia. Contar las historias sin palabras a través de la danza, pero para eso necesitaba acercarse siempre a los mejores".