¿Los medicamentos nos hacen engordar?
- Algunos fármacos pueden tener efectos secundarios relacionados con nuestro apetito
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El peso preocupa a casi todo el mundo, a veces por salud y otras solo por estética. Por lo que es muy habitual que cuando la gente no consigue cumplir sus objetivos a la hora de adelgazar le eche la culpa a todo lo que se le ocurre: o bien les engaña la báscula… O bien es culpa de la medicación que están tomando. Así que para descubrir si es cierto que los medicamentos nos hacen engordar le hemos preguntado al farmacéutico Álvaro Fernández que nos lo explique. Esto es lo que nos ha contado.
Los efectos secundarios que tienen
Efectivamente, algunos medicamentos hacen que aumente nuestro apetito, por lo que si no tenemos cuidado es más fácil engordar. Otros ralentizan nuestro metabolismo, hacen que se reduzca nuestro gasto energético y se incremente el almacenamiento de grasa. Incluso hay algunos que favorecen la retención de líquidos, lo que se traduce también en un aumento de peso. Pero esto no afecta a todas las personas por igual y, por supuesto, no lo provocan todos los fármacos, vamos a explicar en qué casos debemos tener un poco más de cuidado. Aunque eso sí, tenemos que hacer hincapié en que nunca deberías interrumpir un tratamiento por tu cuenta sin consultar antes con tu médico.
Cómo nos pueden afectan los diferentes fármacos
Por ejemplo, los antihistamínicos son uno de los medicamentos que tienen fama de hacernos engordar. En realidad hay que hacer una distinción entre las tres generaciones diferentes que existen hasta ahora, ya que los que forman parte de la primera sí que pueden aumentar nuestro apetito, hacernos comer más y, si no tenemos un poco de cuidado, provocar que a largo plazo ganemos algo de peso.
Por otra parte, los ansiolíticos y los antidepresivos son fármacos que actúan a nivel del sistema nervioso central por lo que pueden provocar tanto que aumente nuestro apetito como alterar nuestro metabolismo. Pero es difícil saber en qué medida están afectando a nuestro peso realmente, porque se utilizan en patologías como la depresión o la ansiedad que de por sí ya pueden afectar al apetito que tenemos. Incluso hay gente que tomándolos puede terminar por adelgazar.
Aunque los analgésicos más habituales, como el paracetamol o el ibuprofeno, no son medicamentos que nos hacen engordar, hay otros más específicos como algunos que se usan para el tratamiento de la migraña, que sí que pueden hacer que aumente nuestro apetito. Pero si hay unos fármacos que relacionamos con el aumento de peso, esos son los corticoides: aumentan la retención de líquidos, ralentizan el metabolismo, aumentan el apetito y además producen una redistribución de nuestra grasa corporal.
Entonces, ¿sí es cierto que los medicamentos engordan?
Pues sí… Y no. Como ya hemos explicado en realidad no afectan a todo el mundo por igual y es muy difícil saber de antemano si van a tener ese efecto sobre ti. Lo que tenemos que tener claro es que, aunque puedan tener un ligero impacto sobre nuestro apetito, metabolismo o la retención de líquidos, si cogemos 10, 15 o 20 kilos no va a ser culpa en exclusiva de los medicamentos. Sino que lo más seguro es que se trate de un cúmulo de factores y que tenga mucho que ver también con la patología que estés sufriendo.
Por lo que la recomendación que hacemos desde Saber Vivir es que si tienes que tomar algún medicamento de los que os hemos comentado lo mejor es intentar anticiparse a estos efectos secundarios que explicamos en el artículo. Intenta no tener a mano comida procesada que te pueda hacer caer en atracones, por el contrario prioriza la comida más saludable y saciante para evitar la sensación de hambre. Intenta mantenerte activo en la medida de lo posible y en función de tus circunstancias, y no interrumpas nunca el tratamiento por tu cuenta.
Consulta con tu médico porque muchas veces esos efectos se pueden evitar corrigiendo o, si hiciera falta, cambiando la medicación. A veces incluso pueden aparecer durante los primeros momentos del tratamiento pero después se alivian o incluso desaparecen. Lo que tenemos que pensar no es: “Voy a dejar la medicación”, sino “Qué puedo hacer yo para contrarrestar los efectos de esta medicación”. Y ya que hablamos de medicación, ¿tienes claro cómo debemos conservarlos adecuadamente?