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Lazos de sangre

Tamara Falcó cuenta cómo se enteró de la muerte de su padre, el Marqués de Griñón

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Carlos Falcó y su hija Tamara en sus viñedos
Carlos Falcó y su hija Tamara en sus viñedos

Carlos Falcó fallecía el 20 de marzo de 2020 a consecuencia del COVID-19. El marqués de Griñón se convertía en uno de los primeros rostros conocidos en contraer la enfermedad y morir a causa de ella. El empresario vivió una semana muy intensa en la que las visitas al médico, su ingreso en el hospital y posteriormente en la Unidad de Cuidados Intensivos, marcaron el inicio del confinamiento para él y su familia como Tamara Falcó, su hija, que ha contado en el documental de Lazos de sangre cómo vivió aquellos días.

Momentos de incertidumbre y sin respuestas

La ex concursante de MasterChef Celebrity ha querido contar cómo fueron los últimos días de su padre, el marqués de Griñón. Todo comenzó un jueves, Falcó se encontraba mal y decidió acudir al hospital, allí le cogieron muestras y le enviaron a casa a hacer reposo mientras esperaba los resultados. Ese mismo sábado le llamaron y le dijeron que tenía neumonía. "Mi padre era incansable, vimos que no nos contestaba al móvil y nos preocupamos", dice Tamara.

Fue su hermana Xandra quien le convenció para que se pusiera el termómetro y viendo que tenía alta la temperatura, le pidió a su hermano Manuel Falcó que solicitara que una ambulancia acudiese a recoger a su padre y lo llevase de nuevo al hospital. "Ahí, él mismo se asusta", cuenta Tamara en el documental, aunque él intenta transmitir cierta calma a sus hijos con este mensaje: "No hay nada como la salud pública, me han dado unos sándwiches estupendos, tengo unas vistas a un parque…". Según su hija, era algo muy característico de Carlos Falcó, que tenían una visión optimista de la vida y una actitud bastante tranquila. "Si lo oyes hablar pensarías que está en el Ritz, en el mejor sitio", explica Tamara entre risas recordando el peculiar humor de su padre.

Pero, como es normal, no todo son recuerdos felices de aquellos días, la aristócrata y cocinera también ha contado cómo iba aumentando su preocupación a medida que avanzaba el tiempo porque notaban como su padre iba perdiendo más y más la respiración, hasta llegar al punto en el que "le costaba terminar una frase".

El apoyo de su familia, imprescindible aquellos días

La diseñadora de moda reconoce que todo ocurrió muy deprisa y que fue bastante duro, sobre todo porque eran conscientes de lo que estaba pasando: "Yo lo que no sabía es que él entró un domingo por la noche y el miércoles le estaban llevando a la UCI. No sabía que a mi padre ya lo habían intubado, le habían sedado y que ya no iba a responder".

Una situación muy angustiosa, como ella misma define, que se agrava en el momento en el que su hermana Xandra la llama el viernes por la mañana para darle la noticia del fallecimiento de su padre. Fue un golpe durísimo, pero por suerte para Tamara cuando recibió la noticia estaba rodeada de toda su familia, "estábamos en confinamiento entonces y tuvo todo el apoyo de la familia", dice su madre Isabel Preysler sobre ese delicado momento.

Un instante que también recuerda Tamara con bastante nitidez: "Me acuerdo cuando me dan la noticia, ese abrazo que me dan y que mi hermana Ana se puso a llorar conmigo", un momento muy especial para ambas, y en el que cree que conectaron bastante porque Ana sentía una sensibilidad especial con la noticia "porque ella también había perdido a su padre".

Una despedida aplazada

En aquellos momentos, como muchas otras personas, Tamara y sus hermanos tuvieron que enfrentarse a la muerte de Carlos Falcó y no pudieron hacerle un funeral. En su lugar hicieron un pequeño responso en el que solamente estuvieron los hermanos y el sacerdote, una breve oración por su padre y poco más, pero que les sirvió para aliviar aquellos momentos de angustia.

Fue su hermana Xandra quien se encargó de organizarlo todo, colocó algunos de los objetos de Falcó junto a unas flores asilvestradas, unas rosas y su bastón. "Fue un momento muy muy emotivo pero que también nos ha ayudado a valorar y a dar un poquito esa situación de final de alguna forma", explica Tamara.

Este mismo año han podido organizar el funeral con los amigos en la Basílica de San Francisco el Grande, la iglesia favorita de su padre. Así se han vuelto a reunir los hijos, junto a su viuda, Esther Doña y otros amigos y familiares que quisieron acudir a la despedida del empresario como la infanta Elena (en representación del rey Felipe VI), Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba o Marina Castaño, íntima amiga del marqués de Griñón.

Su fe le sirvió de refugio

"Su sitio ya no está, pero es verdad que de alguna forma le siento", nos dice Tamara emocionada. No ha dudado en hacer referencia a la fe como gran ayuda en todo el proceso. Ella ha reconocido muchas veces que es creyente y que rezar siempre le ha ayudado, especialmente esos días en los que oraba mucho. Y también ha hecho una mención al Papa Francisco, "también me ayudó muchísimo escuchar al Papa, la indulgencia plenaria que le dio a los enfermos de COVID", para ella fue un verdadero tesoro que le ayudó a sobrellevar mejor la perdida.