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Imprescindibles

El armario de Enrique Morente, un icono con estilo

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El estilo de vestir de Enrique Morente
Enrique Morente, un rebelde con causa RTVE

En un momento del documental que Imprescindibles de RTVE dedica a Enrique Morente se muestra una estantería con forma de escalera. Tiene cuatro peldaños y en ellos vemos zapatos y botas que podrían ser de un cantante de rock o de un artista pop. Botines de larga punta se mezclan con botines flamencos, zapatos de un blanco inmaculado posan al lado de zapatos de dos colores como los que llevaban los músicos del rockabily. Hay botas de cowboy y botos camperos, modelos con tachuelas de oro o de plata y otros en ante. Y esta amalgama de estilos se podría parecer a la diversidad de matices que tiene la obra del cantaor de Granada, y al gran abanico de referencias y referentes que tiene su obra.

Enrique Morente con su hijo Kiki

Luego vemos a Morente con unas botas de cuero rojas de cordones negros. Eras unas de sus preferidas, y por eso las lleva Soleá Morente en el documental. "Él era muy cañero, también vistiendo", dice. "Era muy rockero", añade Aurora, su viuda, "era muy moderno". Soleá le pregunta a su madre por los 'armarios' de su padre. "¿Por dónde iba a comprar la ropa en Madrid?". Aurora le cuenta que Morente se vestía en las tiendas más modernas de Chueca y Malasaña, en los templos de la moda de La Movida y las tiendas de ropa vintage, de visita obligada para los artistas de los 70 y 80. "Él no iba a un sitio de esos de toda la vida. Él decía '¿dónde está lo más fuerte?' 'Esas botas de tacón de hierro, ¡pues esas las quiero yo!", recuerda con emoción.

Un joven Enrique Morente con ganas de comerse el mundo.

Los armarios de Morente

¿Qué tiene un mito para ser un mito? ¿Qué tiene un icono para ser un icono? ¿Qué tiene Enrique Morente para ser un mito y un icono? La respuesta es fácil: lo tiene todo, pero hay algo que destaca: era dueño de su estilo.

No era un artista flamenco al uso, aunque en sus inicios sí se vistió de corto, con chaquetilla negra y pantalón de talle alto, por encima del ombligo. En negro, un color que le acompañó mucho en el escenario, y también fuera, en casa, en la calle, en el estudio de grabación, con amigos... Entre los zapatos se ve un dibujo, o quizá es una caricatura hecha con cariño. Unos sencillos trazos en los que se reconoce a Enrique Morente: lleva el pelo revuelto, rebelde, y gafas de sol oscuras, como las de las estrellas del rock. Porque así le veían muchos de sus compañeros, y muchos de sus seguidores.

Enrique Morente con pañuelo al cuello, como Camarón.

Con el paso de los años cambió las chaquetillas y aire de flamenco antiguo por trajes serios, con corbata. Por poco tiempo. Enrique, de espíritu libre y rebelde, la cambió enseguida por un pañuelo blanco que se abrazaba a su cuello. Luego los trajes dieron paso a las cazadoras de cuero y los trajes negros que combinaba con camisas blancas, zapatos y gafas negras, como el color de su sombrero Trilby, el modelo que hicieron icónico los Blues Brothers y que también llevaba Michael Jackson. "Siempre buscaba cosas nuevas, cosas nuevas que le refrescaban", recuerda Miguel Ríos", dice el cantante Miguel Ríos.

Enrique Morente con chaqueta de inspiración torera.

Un abrigo al que llamaban 'El perro'

El estilo Morente pudo verse en la exposición que hizo la Sala Berlanga de Madrid, 'Enrique, donde mana la fuente'. Fue en 2014 y el público pudo ver 15 fotografías inéditas del cantaor granadino realizadas por el fotógrafo Manuel Montaño entre 1990 y 2010, año en que falleció. En los retratos se le ve en su casa del Rastro o apoyado sobre un grafiti de Juan Carlos Argüello, alias 'Muelle'. En otra posa en el barrio de Lavapiés y lleva su famoso abrigo de piel, una prenda a la que todos llamaban 'El perro’.

Y hablando de pelo... La cabellera de Enrique Morente es quizá su rasgo más característico. Hablamos de una melena digna de mención, tan revuelta y rebelde como él, una mata de pelo generosa, grande, como la de Camarón o Montserrat Caballé. Un pelo muy difícil de peinar y que era mejor dejar a su aire, creciendo en libertad. La melena de Enrique Morente era su carta de presentación.

Retratando a Morente

En el documental vemos a Aurora con los pinceles, plasmando en el lienzo sus recuerdos y emociones en forma de retrato. Es otra forma de bocetar a Morente. Y otra es escuchar a los que le admiran, quieren y respetan. "Era un cantaor, pero un cantaor que abarcaba todo el arte en general, pintura, escultura, arquitectura, poesía... Dice Aurora Carbonell, su viuda, para empezar a retratar a Enrique Morente. "El era un genio, un artista que estaba en su plenitud", dice la cantaora Carmen Linares. "Cuando se murió Truffaut, el cine francés se quedó huérfano. Yo creo que la falta de Enrique Morente, deja no solo el flamenco, deja la cultura de este país con un agujero enorme", añade el cineasta Fernando Trueba.  "Qué bien estuvo el maestro Enrique. Nos enriqueció Enrique", dice el actor Juan Diego.

¡Enrique Morente vive! Esta frase, corta, pero cargada de sentimiento, estuvo años en la pared de un bar de Lavapiés, cerca del Candela, templo canalla de la farándula madrileña y de los flamencos más noctámbulos. Una frase que representa la grandeza de este astro del cante, un hombre que hizo temblar las bases del flamenco puro para, en contra de lo que se creía, reforzar este género musical y hacerlo más universal todavía.