Carmen María Machado: «Una casa puede ser un refugio o un lugar aterrador»
Noticia Página Dos
- Su novela En la casa de los sueños relata el maltrato en una relación homosexual
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- «El homosexual debe ser respetable, por eso se ocultan las historias que emborronan ese ideal»
La vida de la escritora norteamericana Carmen María Machado es muy diferente a la de la protagonista de su libro, En la casa de los sueños (Anagrama). Machado tiene 33 años, está felizmente casada, su carrera profesional va viento en popa: sus libros se leen y publica regularmente en The New Yorker, Granta o Paris Review. Pero hace diez años su vida pasaba por un momento difícil. Era una joven aspirante a escritora, y acababa de enamorarse.
Su pareja era una chica menuda, rubia, de clase alta, licenciada en Harvard, sofisticada y fascinante. Iniciaron una relación y Carmen se fue a vivir con ella a una idílica cabaña en Bloomington, Virginia. Aquel fue el lugar que luego daría título a la novela, la casa de los sueños. Con el paso del tiempo, la novia de Machado comenzó a mostrarse celosa, controladora y paranoica. La acusaba de engañarla y la acabó agrediendo verbal y físicamente.
«En los años posteriores a la relación pasé mucho tiempo tratando de entender qué me había pasado. Busqué otras historias parecidas a mi experiencia. La casa de mi pareja pasó de ser un palacio de placer a un lugar de gran sufrimiento. Tardé un año en salir de aquella situación.»
Hay muchos textos autobiográficos sobre la iniciación, la identidad y los traumas, pero no hay tantos acerca del amor tóxico en una relación queer. En este libro, la autora cita a escritoras que leyó y que la ayudaron: Jane Eaton Hamilton, Melissa Febo, Leah Horlick. Pero el valor de esta novela va más allá de la valentía del testimonio personal. El libro, dividido en fragmentos, experimenta con géneros literarios diferentes (la novela romántica, la erótica, la de iniciación, la de terror), que ayudan a reflexionar acerca de cómo explicamos nuestras historias.
«El amor tóxico paraliza. Si te han hecho creer que no vales nada, es fácil que caigas cuando alguien te presta atención. No hablamos suficiente, sobre todo con los jóvenes, de ese tipo de relaciones dañinas, de en qué hay que fijarse para detectarlas. Los maltratadores no son necesariamente psicópatas, son personas que harán lo que sea para salirse con la suya. Es muy complejo.»
En la casa de los sueños demuestra que siguen existiendo tabús literarios. Habla de la curación, de lo macabro que es querer huir y a la vez querer quedarse; del placer de controlar la propia narrativa escribiendo. «Me encanta que estén saliendo muchos libros maravillosos de escritoras acerca del cuerpo de la mujer, tan politizado. Luchan contra esa idea de que el cuerpo femenino es sospechoso.»