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La Matemática del Espejo

Rosa Mª Calaf: la peor noticia que tuvo que dar y el lugar donde más miedo pasó

  • Rosa María Calaf ha recordado algunas de sus experiencias más duras como corresponsal, en su entrevista en La Matemática del Espejo
  • “Imágenes que se me han quedado siempre y siempre llevaré y pensaré qué horror, cómo pudo pasar
  • ¿Echa de menos estar en el foco de la noticia?

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Rosa María Calaf en 'La Matemática del Espejo'
Rosa María Calaf en 'La Matemática del Espejo'

Rosa Mª Calaf puede presumir de ser una de las corresponsales españolas que más noticias ha dado, y desde diferentes lugares del mundo. Ha estado en 183 países de 196, le ha tocado informar de todo, aunque, hay veces, que hubiera preferido no tener que hacerlo. ¿Cuál es la peor noticia que ha tenido que dar? Y, ¿el destino en el que más miedo pasó? Todo eso, y más, se lo ha confesado a Carlos del Amor en La Matemática del Espejo.

“La peor noticia que he tenido que dar, el tsunami de 2004”

Ha retrasmitido el accidente de Chernóbil, el conflicto de Chechenia... le ha tocado estar presente en los momentos más complicados a nivel mundial… Pero, si tiene que calificar alguno de esos sucesos como “el peor que le tocó cubrir”, Rosa lo tiene claro: “El tsunami de Indonesia de 2004. Porque era la devastación absoluta y, sobre todo, la ruptura total del tejido social. Y, claro, esas sociedades no tienen infraestructuras, no hay una posibilidad de protección civil y, por supuesto, a sus gobiernos, sus gentes les interesan más bien poco.”

Según la Calaf, lo que vio allí fue “el desamparo total y absoluto”: “Aquello arrasó con todo. Fue tremendo. Te encontrabas gente, dos o tres semanas después, con fotos, por si habías visto a familiares, padres, hijos... que no sabían donde estaban”.

Pasada la actualidad de la noticia, la preocupación de Rosa, como debería ser habitual en cualquier periodista, no cesó. La Calaf decidió volver en reiteradas ocasiones al lugar de los hechos para hacer un seguimiento del desastre y su evolución: “Cuando te vas, las cámaras se van, pero las víctimas se quedan. Lo que pasa con ellos después, es importantísimo que se sepa, fundamental para evitar errores. Entonces, pude volver a ver a personas que había visto, incluso celebrar el cumpleaños del bebé que había nacido en una palmera. Realmente fue muy impactante”.

Timor Oriental, destino donde más miedo ha pasado: “No nos mataron porque no quisieron”

Según ha confesado Rosa María Calaf, donde más miedo ha pasado en su carrera como corresponsal, ha sido en Timor Oriental, en el referéndum de 1999: “Fue una cobertura muy intensa”. Pero, ¿qué ocurrió exactamente?: “Las Naciones Unidas, para quedar bien, decidieron hacer un referéndum. Cuando se efectúa la votación, tardaron mucho los resultados y se generó una situación de mucha violencia y una tensión tremenda”.

Según recuerda, la gente tuvo que huir y se marcharon todos los periodistas, pero ella y su equipo decidieron quedarse: “Ahí fue muy duro, porque realmente era una inseguridad absoluta. No nos mataron porque no quisieron. Entonces, son esas imágenes que se me han quedado siempre, y siempre llevaré y pensaré qué horror y cómo pudo pasar eso”

¿Echa de menos estar a pie de obra?: “No, la verdad que no”

Tras 40 años a pie del cañón, la Calaf decidió jubilarse como corresponsal a finales del 2008. Pese a eso, siendo fiel a su espíritu viajero e incansable, nunca ha dejado de trotar mundos, por eso muchos tienden a pensar que sigue en activo.

Rosa ha vivido experiencias de todo tipo, buenas y malas, pero no echa de menos estar en el foco de la noticia. Ella es poco de “mirar hacía atrás”, si lo hace, es, como dice, por “beneficio de inventario”. Es decir, “por lo que ha podido aportar y aprender”.

La Calaf prefire tener la vista puesta en el futuro, seguir su camino y continuar sumando a lo que ya tiene: “No soy nostálgica. Me interesa más lo que hay por delante”. Aunque, eso sí, no olvida a todos aquellos que han hecho mella en su trayectoria personal y profesional: “He estado en muchos lugares, y en todas partes tengo recuerdos, pero, sobre todo, personas. Yo he vuelto a sitios, 30 o 40 años después, y te encuentras con gente que es como si la hubieras visto casi el día anterior. Como que tienes ese puente de amistad repartido por el mundo, y eso es una suerte tremenda.