Si los dragones existieran... ¿Podrían volar y echar fuego?
- En la vida real, las leyes de la física no permitirían volar a los dragones
- El escarabajo bombardero no echa fuego, pero puede quemar a sus presas
- Ya está disponible "Órbita Laika: la ciencia medieval" en RTVE Play
Los dragones podrían volar… Si no existieran las leyes de la física. De haber sido existido en la realidad, la envergadura de estas criaturas no habría permitido que alzaran el impresionante vuelo con el que se les ha caracterizado en tantas películas, series y literatura de ficción. Pero hay una criatura de gran tamaño que sí lo ha logrado: el quetzalcoatlus, el animal volador más grande de la historia.
Con una altura estimada entre diez y once metros de altura, según los estudios más recientes, el “ligero” peso del quetzalcoatlus (entre 200 y 250 kg, aproximadamente) hacían de él un dinosaurio muy aerodinámico. Aunque ha pasado un largo tiempo desde su último vuelo: este pterosaurio perteneció al Cretácico superior y vivió hace unos 67 millones de años. Se desconoce su aspecto exacto, pero gracias al hallazgo de sus primeros restos fósiles en Texas en el año 1971, se sabe que tenía un pico muy agudo y afilado, un cuello rígido e inusualmente largo, una mandíbula sin dientes y las patas traseras muy cortas.
No lanza fuego, pero quema: el escarabajo bombardero
En la naturaleza encontramos animales cuyo comportamiento supera la ficción. El escarabajo bombardero es uno de ellos. Este animal no lanza fuego como los dragones, pero también quema: cuando se siente amenazado, puede lanzar un chorro de líquido corrosivo e hirviendo como mecanismo de defensa. Para lograr esta reacción química, este animal combina dos ingredientes en la parte inferior de su abdomen: peróxido de hidrógeno e hidroquinona. Eso sí: cada “ingrediente” se aloja en un órgano diferente, ya que, en caso contrario, explotaría.
Gracias a su ataque químico, cuando el escarabajo bombardero es devorado por un sapo o una rana, puede ejecutar este mecanismo de defensa y hacer que su depredador lo regurgite, permitiendo así su supervivencia. En la sección de biología del programa de “Órbita Laika” dedicado a la ciencia medieval, Ricardo Moure recreó esta reacción química. Si te lo perdiste, ¡puedes encontrarlo en RTVE Play!