Robert Louis Stevenson para escuchar y leer
- Repasamos la vida y parte de la obra del escritor escocés
- La escritora Ana Rosseti ha explicado muchas de sus novelas en RNE
El escritor Robert Lois Stevenson fue “un aventurero, pero todas sus aventuras eran de casas de salón”, destacaba la escritora Ana Rosseti en Jardines en el bolsillo. El autor de novelas como La isla del tesoro nace en una familia acomodada el 13 de noviembre de 1850 en Edimburgo, Escocia. Fallece el 3 de diciembre de 1894 cerca de la capital de Samoa, Apia
En Radio Nacional queremos recordar la vida y algunas de sus obras a través de lo que se ha contado en RNE, especialmente en el programa Jardines en el bolsillo y la escritora Ana Rosseti, quien se ha acercado a su obra periódicamente.
“A los veinte años ya se le diagnostica tuberculosis, que en aquel tiempo eso era un certificado de muerte. Él aprovecha para escaquearse de los estudios. No quiere ser ni ingeniero, ni abogado, ni todas las cosas que le estaban diciendo su familia y empieza a viajar por sanatorios buscando cuál era más favorable para su afección de los pulmones”, añadían en Jardines en el bolsillo.
En unos de estos centros “conoce a la que luego sería su esposa, Fanny, también enferma como él, pero le fue de una gran ayuda y gran estímulo. Él siempre lo ha reconocido. Tienen unos poemas de amor a Fanny maravillosos, porque son poemas que se lo está escribiendo, no una musa ni a un ser ideal ni nada sino a una compañera, muy raro en los poemas de amor que traten al objeto amado, no como un objeto amado, sino como una persona amada, que es muy diferente y al final termina en Samoa. Tenía allí a todos los habitantes de la isla fascinados”.
La isla del tesoro
Probablemente La isla del tesoro sea la novela más famosa de toda la historia de la literatura. Ha tenido infinidad de adaptaciones en todo tipo de formatos. Relata la búsqueda de un tesoro enterrado “con un mapa que encuentra Jim” que se embarca junto a un médico. En el barco escucha que habrá “un motín”. “Los tripulantes no eran marineros, sino piratas”, destacaba Ana Rosseti en Jardines en el bolsillo.
“La madre de Jim, por un lado, parece que tiene una ética y una honradez. Por otra lado, parece que es ambiciosa, por otro, temerosa, por otro, intrépida. Tiene esa ambigüedad y esos contrastes es lo que da realidad a la obra. No es blanco ni negro”.
El escenario del patio de La Casa Encendida en Madrid acogió la adaptación de la adaptación sonora de La isla del tesoro. Contó con la interpretación de Roberto Álamo o Álex Angulo, entre otros. Esta versión estaba alejada de la épica de las aventuras infantiles y se incidía en aspectos como la codicía, la traición y la venganza.
El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde
El abogado Utterson, protagonista de la novela, y su amigo Enfield pasean por las calles de Londres, se paran ante una casa y allí le cuenta una historia: Una niña se choca con “un señor sin darse cuenta” mientras corría y cae al suelo. “El hombre, con toda la frialdad del mundo, la pisoteó y siguió su camino, dejando en el suelo a la pequeña, llorando. Los vecinos salieron en su ayuda y maldijeron al hombre, pero éste lo único que hizo fue ofrecer una suma de dinero”, explicaban en el programa Todos somos sospechosos de Radio 3. Este señor se llama Hyde y provoca “terror”. Utterson empieza a investigar quién es este hombre, ya conocía que su amigo el doctor Jekyll había dejado escrito en el testamento que le daba sus bienes a Hyde.
El equipo de Ficción sonora de Radio Nacional realizó una adaptación “completamente libre”, en palabras del guionista Alfonso Latorre, de esta obra en una producción en directo desde La Casa Encendida de Madrid protagonizada por Pedro Casablanc y Aitana Sánchez Gijón. Esta versión tenía algunos cambios importantes como que se desarrollaba en “la Alemania de los años 30” del siglo XX donde casi todos los personajes son nuevos, aunque algunos de ellos sí que guardan ciertos paralelismos y el único que es fiel a la obra es Jekyll.
De praderas y bosques
“Desde los muelles de Nueva York hasta que llega a San Francisco”, este es el periplo que realizó Stevenson y que contó en el libro De praderas y bosques, explicaban en un espacio para escritores clásicos en Radio 5. “Sirve para ver cómo Estados Unidos,en 1880, ya había conseguido tender una línea férrea que unía costa a costa”.
“En las primera etapas, en los estados del este son muy parecidos a lo que recordaba de su tierra natal, de Escocia o de las tierras de Inglaterra. Sin embargo, una vez cruza el Mississippi, ahí cambia la cosa y empieza a contar, por ejemplo que la gente va armada, hay altercados violentos entre los revisores de billetes y la gente que sube muchas veces bebida”.
Jardín de versos para niños
El primer libro de versos que Stevenson publicó, Jardín de versos para niños, evocaba su niñez. En la primera edición de 1905 ya incluía unas excelentes ilustraciones. Lo dedicó a la niñera que le cuidó cuando era pequeño: “Considera una figura importante en su vida”. Los textos reflejan la soledad en la que creció desde pequeño: “Está hablando de los amigos invisibles que tienen los niños que están solos”.
Secuestrado
Secuestrado podría ser considerada entre “una novela histórica y de aventura” destacan en una sección dedicada a esta novela en Jardines en el bolsillo. “El libro trata de un chico que se quedó huérfano y su tío los secuestra, los mete en un barco porque lo que quiere es venderlos como esclavos para quedarse con la herencia, pero por una mala o buena suerte, el barco naufragó y él se puede escapar de ese destino. Piensa que tiene un destino más horrible allí en la isla, hasta que observa que es genial como te lo pone, porque no parece que te ha sacado de quicio, sino que está de una manera muy natural que cuando baja la marea hay un banco de arena y puede irse al continente”, cuenta la escritora Ana Rossetti.
"Verde y tropical"
“Murió en la otra punta. No había un sitio más lejos. A más o menos 20.000 kilómetros de la gris y nublada Escocia, en el verde y tropical archipiélago de Samoa, plantado en el Pacífico con sus arrecifes de coral y sus palmeras tumbadas sobre el mar”, contaba Nieves Concostrina en el espacio Polvo eres de Radio 5.
“En teoría solo se iba a quedar un rato hasta que mejorara su tuberculosis, pero le gustó tanto aquello y sus gentes que dijo "De aquí no me muevo y aquí me muero, es más, aquí me entierro". La prueba de que los polinesios le quisieron tanto como él a ellos es el trabajo que emplearon en hacerle una tumba que aún nos recuerda en mitad de un lugar perdido al escritor que regaló a la infancia del mundo La isla del tesoro”