El caos de la acción humanitaria, la visión de Fernando León de Aranoa en 'Un día perfecto'
- El 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos
- Somos Cine recupera Un día perfecto (2015), basado en la novela de Paula Frías
Se cumplen 73 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, una carta fundamental para el avance democrático en todo el mundo. Unido a esa lucha por un mundo más justo, Somos Cine recupera este 10 de diciembre la película Un día perfecto (2015), donde Fernando León de Aranoa –el mayor nominado en los Goya 2022- pone el grito en el cielo contra el caos que supone la ayuda humanitaria en zona de guerra.
Un día perfecto, ganadora del Goya al mejor guion adaptado, es una de las películas más internacionalmente resonante y ambiciosa de su carrera. Protagonizada por Tim Robbins y Benicio Del Toro, basada en la novela de Paula Farias, la película tiene como objetivo atentar primero y ante todo, contra el sinsentido que impera, no tanto en lo que supone la guerra en sí, lo cual es evidente y ya viene implícito, como en denunciar la incomprensible política, prácticamente kafkiana, por la que se rigen los estamentos de la ONU en general, y los cascos azules en particular.
-Buenas noches.
-De hecho, muchas veces ocurre
que esa etapa...
Hay mucha gente que no se ha enterado de que ya no hay guerra.
Hasta que todas las partes terminan de entender que estamos en paz,
hay un territorio gris
en el que algunos siguen
con su violencia explícita.
O, como en el caso de la película, hay mucha gente que todavía...
no ha entrado en ese estado de paz y sigue en combate.
Pasó en los Balcanes y pasa en todos los conflictos.
Hasta que...
Ese posconflicto puede a veces durar hasta años,
esperando a que todo el mundo se apunte a la paz.
-"Incluso algunos de los actores que vinieron a hacer la película,
que eran actores que estaban mezclados en el rodaje,
eran actores bosnios, serbios, croatas,
que era una paradoja tremenda que, tantos años después,
actores de los tres frentes en conflicto
estuvieran juntos participando de la misma escena,
y hablando de este tema,"
recuerdo que contaban que a veces se recrudece,
que en esos últimos días,
cuando parece que está todo a punto de cerrarse,
que saben que la frontera quedará donde quede la línea,
intentan como ganar más terreno o sacar más partido,
"el partido que cada uno saca a título personal a veces,
y aprovechar ese último momento".
-Puede que llegue la paz,
pero los problemas no van a desaparecer.
-Y las siguientes también.
Las zonas de conflicto son territorios del absurdo.
-Han tirado dentro un cadáver para contaminar el agua.
Alguien debería sacarlo.
-Nuestra prioridad son las minas.
-Entonces, desmine los otros dos pozos.
-"Los militares se dedicaban a hacer clínicas móviles"
y los médicos
nos dedicábamos a desminar.
Era el mundo al revés.
Debía de ser al revés. Y era porque la lógica
de que la OTAN había decidido el tema de "bajas cero",
no querían tener... gente que se les muriera,
soldados que se les murieran,
y habían decidido no arriesgar.
Y entonces, tanto...
en los Balcanes como en Kosovo,
se veía perfectamente que estas políticas
llevaban a un absurdo,
a que todos hicieran lo contrario de lo que debían.
-Déjalo, ellos mandan.
-Es un trabajo que te permite estar donde se cuecen las cosas,
participando...,
no mirando, sino...
haciendo, echando una mano, poniendo a la gente en pie.
Y eso hacemos todos los días.
"Bueno, cuando conseguimos llegar al frente".
"Como dice Aitor, nos pasamos mucho tiempo esperando,
y también eso cuenta la película".
"Esa cantidad de tiempos muertos que hay
y de no tener acceso o de tener trabas burocráticas,
te tiene muchas veces fuera de la primera línea,"
pero cuando estás con la gente, estás siempre echando una mano,
estás siempre devolviéndolos...
Nosotros decimos "dignidad";
ponerlos de pie y decirles: "Sigue tu camino".
¿Qué hay más bonito? No hay mejor trabajo.
-Bueno, pues sentirte útil,
sentir que la gente aprecia lo que haces,
la mayoría de las veces, muchas veces.
Y, bueno, aprendes muchísimo, se aprende muchísimo.
Paula dice muchas veces...
que cuando estás en esas situaciones, vives tres vidas en una.
Así que las veinticuatro horas son setenta y dos,
y las amistades se construyen y se destruyen
a una velocidad impresionante.
Y, bueno, es mucha intensidad.
Mucha intensidad y mucha pasión.
Pues la frustración.
Si no tienes una buena tolerancia a la frustración, acabas muy mal.
Y...
Y es que hay que asumir que muchas veces no llegas a hacer
lo que querías hacer,
y te pasas horas, días, semanas, y meses a veces,
intentando llegar o intentando hacer cosas y no salen.
-Hay que quedarse con lo que haces, no con lo que dejas de hacer,
porque siempre dejas toneladas de cosas pendientes
y de...
de necesidades que ves que no estás llegando a cubrir.
Pero debes quedarte con la lectura de lo que sí te llevas.
-¿De ese trabajo?
"Yo creo que cosas que están de alguna forma en la película".
"Una de las cosas que me parecía más interesante es...
como esa lucha permanente por organizar el caos".
"Porque, al final, una zona de conflicto,
en mi experiencia, es eso, es caos".
"Lo que contaba Paula: horas en los check points militares,
tres o cuatro horas esperando a que alguien te dé permiso"
para cruzar una zona; y luego, hay otro más allá.
Entonces, esa cosa como de...
Yo los veía como gente tratando como de...
No en el sentido más heroico, que sucede por supuesto,
de salvar vidas, y eso está ahí,
sino de luchar por defender el sentido común
en un lugar donde el sentido común está completamente arrasado,
contaminado un poco,
"igual que sucede con el agua en la película
que está contaminada por la intervención humana
porque han lanzado un cadáver".
"Y esa cosa que está al final, tan bella,
que ya se ve al final, es como..."
"En el momento en el que no hay intervención humana,
en el momento en que es la naturaleza, el agua...".
"Contra el principio de Arquímedes no se puede luchar".
"El agua entra en el pozo, saca el cadáver
y las cosas funcionan".
Este es un tipo de trabajo...
El hecho de haber hecho documentales con agencias humanitarias
"lo había hecho antes algunas veces:
la primera vez, en Bosnia, en el año 95,
estuve allí como un mes y medio filmando...
para una ONG que trabajaba allí".
"Lo había hecho un par de veces antes de hacerlo con ellos".
"Pero es verdad que trabajando con Aitor y con Paula, sí había eso".
"Cuando estábamos rodando...
un documental en África para Médicos Sin Fronteras con Aitor,
iba contando anécdotas aquí y allá de cosas que habían pasado,
a la tercera le dije:
'Aitor, que sepas que a partir de ahora,
todo lo que cuentas no te pertenece, ya es de dominio público'".
"Puedo utilizarlo en una película en cualquier momento".
Era todo impagable, y era impagable porque era un disparate, era tremendo
y en todo subyacía un drama, pero a la vez era muy divertido.
Supongo que explicar esto así es complicado,
pero realmente era sí.
Y es verdad que...
cuando esos extremos contrarios están tan cerca:
el drama del que hablaba Paula, la oscuridad,
pero a la vez el brillo, el trabajo de gente
que se está dejando la piel para rescatar una parte pequeña,
pero una parte,
y ver eso reflejado en la gente que se siente también ayudada,
toda esa mezcla unida al humor, a un cierto desapego
imagino que necesario para sobrellevar todo eso,
es fantástico.
Ese es el tono realmente.
Y de alguna forma, llega solo, no es algo que persigas.
"Sin duda, lo entendían".
"El primero en leer el guion fue Benicio del Toro,
y él leyó la historia y decía: 'El cuento me gusta'".
"'El cuento me gusta'".
"Le gustaba mucho la historia
y la entendió perfectamente".
"Si algo le atraía a él también era
esa mezcla de humor y de drama".
"Entiende que eso está
en la realidad y que es importante contarlo así,
sin falsos heroísmos".
"Yo creo que Benicio lo entendió muy bien,
también los actores que me acompañaron,
Tim Robbins y las chicas, Olga y Mélanie también, y Fedja".
"Y quizá en algún momento sí sentía
que, a veces, realmente..."
podía llegar a ser tan disparatado lo que pasaba en la historia,
pero porque pasa en la realidad, que tenía la sensación...
de que había cosas que a alguno le parecían más inverosímiles
y decían: "Esto no puede pasar". Y yo decía: "Esto pasa".
O lo he visto o me lo han contado
y si no, me van a ayudar;
y en algún caso, fue así.
También esa comida que tuvimos con Aitor, con Paula y con ellos
también servía, fue muy útil para que escucharan de primera mano
esas historias que yo había escuchado rodando en Uganda
y entendieran que todo puede llegar a ser
así de disparatado.
-Es que yo creo que si algo te engancha de este trabajo...
es eso, es el que te sientes parte de un equipo.
Y con tu equipo, a muerte, estás ahí...
Nosotros siempre hablamos mucho de la tortuga romana:
te metes en la tortuga y, desde ahí,
el equipo avanza, y sientes que el que tienes al lado es...
tu compañero para enfrentarte a los gigantes.
Y esa energía que se genera de tener problemones...
Como dice Fernando: No es el héroe,
es el no rendirte,
no decir...
Estás todo el día tragándote problemas uno tras otro,
pero con el equipo, parece que...
puedes con todo.
Por lo menos, lo intentas todo.
Pues fue muy interesante,
porque esto fue justo después del estreno de la película en Cannes,
que fue la primera proyección,
y la siguiente cita era el Festival de Cine de Sarajevo
que además, recuerdo que cumplía veinte años el festival,
porque nació durante la guerra.
Es una historia preciosa la de ese festival.
De hecho, se lo inventan en plena guerra
para dar algo de belleza y entretenimiento y placer
a la gente que está en el sitio de Sarajevo.
Me dicen que la proyección es al aire libre,
en un lugar con cuatro mil y pico personas.
Y fuimos a presentarle Benicio y yo,
y Fedja Stukan, el actor bosnio de la película,
que era nuestro anfitrión.
Y antes de ir, le decía a Fedja: "¿Cómo va a ir esto?".
"¿Les va a gustar?". Porque nos preocupaba mucho...
y más como fue ese que fue especialmente terrible...,
ir allí a presentar una película sobre ese tema te responsabiliza.
Es cierto que es algo que tomas en cuenta cuando la haces.
Cuando estás haciendo la película,
cuando escribes, cuando te documentas,
siempre imaginas el día en que se la enseñarás
a la gente que lo ha vivido e intentas hacer todo lo posible
para no pasar vergüenza ese día.
Es algo que intentas hacer, pero que nunca sabes
hasta que no se la muestras a la gente que vivió ese conflicto.
Y la proyección fue muy bien.
Teníamos esa preocupación de mostrársela
a la gente que ha vivido ese dolor,
y la verdad es que fue fantástica,
se rieron mucho con el humor de la película,
la apreciaron.
Y, bueno, fue un gran paso.
Fue muy emocionante para nosotros que gustara allí.
El humor negro es la medicina colectiva
del trabajo humanitario y no hay otra,
no hay otra a través de esa.
Y un humor negro muy incorrecto además.
Porque lo que estás viendo está
muchas veces en los límites
Y yo, por lo menos...
Para mí... para mí es crucial.
Es crucial. -El humor negro y reírte de ti mismo.
-Pregunta por qué estás aquí.
"¿No tienes novia que te quiera en tu país?".
-Dile que sí tengo, por eso estoy aquí.
-"Es algo que vale para todos en la vida, pero, especialmente,"
en zonas de conflicto donde todo es tremendo.
El humor siempre te da distancia
y casi siempre es una mirada inteligente y un poco distante
sobre las cosas,
y necesaria para sobrellevar todo eso.
-Y te ayuda a quedarte
con esa parte que decíamos antes,
con la parte de luz y no con la parte oscura.
-Esto lo contaba Fedja Stukan, el actor bosnio en la película.
A él la guerra le pilló con veintitantos años
y él estaba en el ejército bosnio porque es donde le tocó,
en las fuerzas especiales.
Y como él decía, vio de todo.
Y hablando del humor cuando presentábamos la película,
porque a veces había reparo: alguien, en algún coloquio,
levantaba la mano y decía: "Esto del humor..."
Y era Fedja el que...
desmontaba cualquier prejuicio
contra el uso del humor en la película,
explicando cómo de necesario era para ellos también.
Contaba cosas que pasaron durante la guerra en Sarajevo,
donde él vivía, que eran muy hilarantes.
Y en el peor momento, eran...
chistes casi irreproducibles, pero muy graciosos.
Y lo que venía a explicar él era cómo, en ese momento...
Les movilizaban cada semana, cada ocho días;
iban al frente dos o tres días, combatían y regresaban.
Y decía: "Cuando regresábamos...".
Empezó con una frase muy provocadora, diciendo:
"Fueron los mejores años...
de nuestra vida, de mi vida".
"Es el momento en el que más amamos la vida,
en el que más nos divertimos, en el que más reímos,
en el que más salíamos por la noche, porque necesitas tanto agarrarte
a lo bueno que hay en la vida que íbamos a tope con todo eso".
Y cuando se acercaba el momento de volver al frente,
venía la depresión los dos días anteriores,
porque se acercaba la posibilidad de morir.
Pero venía a decir eso, que nunca habían valorado tanto la vida...
"Lo de la luz que mencionas es parte de lo que estamos hablando".
"El recuerdo que tengo, al final,
la memoria de aquel primer viaje a Bosnia en el 95,
es casi sensorial".
"Y uno de los recuerdos que tengo es
lo luminoso y lo bello que era todo: esos paisajes,
un cielo azul impresionante, las montañas, los Balcanes...".
"Y en medio de ese lugar tan bello y tan bestia y tan radiante,
toda esa cosa terrible pasando".
"Entonces, ese contraste me parecía...".
"Son sensaciones que se quedan grabadas,
y me parecía poderoso e interesante hacerlo así en la película
y huir del estereotipo de buscar...
un paisaje más oscuro, más gris, más...".
"Porque parece que muchas películas bélicas...".
Al revés, nos apetecía trabajar con lentes angulares,
con imágenes muy brillantes, para transmitir la fuerza del lugar,
pero también del trabajo de los protagonistas.
Otra vez se trataba...
Quería que fuera una película muy enérgica,
que tuviera mucha acción, mucho movimiento.
Porque es lo que veía por ahí en el trabajo de ellos.
Por eso quería que la película tuviera esa energía en la cámara,
en la óptica, en la luz.
Que fuera muy vibrante.
-Sí, y eso es una de las cosas que a la gente le llama la atención.
La gente espera que seas una persona intensa
y que le des a todo treinta vueltas
y que vivas en la reflexión.
Yo creo que somos gente de hacer,
de no bajar los brazos.
Como dice Aitor: "La cabeza, para romper paredes".
-Yo creo que, al final, la mayoría de nosotros nos quedamos
con la parte positiva, la parte vital...
y la parte bonita.
Y a veces, la luz es eso.
Yo también tengo la misma sensación.
Recuerdo que, por el Cáucaso, por los Balcanes,
haber estado viviendo
en unas zonas que... que se habían convertido en grises
de tanto bombardeo, de tanto polvo.
Y al final, las imágenes que yo recuerdo...
de Bosnia o de Kosovo son
imágenes bonitas, de...
de verde,
de cielos nuevos,
de amaneceres diferentes.
-"Pues la música tenía que ver con lo que estamos hablando,"
también quería que trajera esa energía fuerte y alta.
De hecho, muchas veces la música es
la que escuchan en los coches, sobre todo, el personaje de B
"que de los tres personajes...".
"Siendo una película coral,
son los tres personajes que más punto de vista tienen,
los más centrales".
"B siempre va escuchando música en el coche,
tiene este perfil como de que está de vuelta de todo ya
y es el que menos reflexiona de todos".
"Y me gustaba esa idea de que siempre anduviera con las cintas,
escuchando música".
"De hecho, escucha casi siempre punk rock
que es un poco el típico de música que en los años 90...
podía tener sentido".
"Es algo que hablaba con Robbins muy a menudo,
a él le gustaba mucho la idea, él es muy roquero,
tiene su banda de rock,
y me daba buenos consejos".
"Cambiábamos cintas de grupos... de punk de la época".
"De hecho, algunas de las canciones que él usaba en el coche,
que a él también le venía bien...,
porque escuchaba la música que él oía en los 80
y le daban esa energía también,
pues algunas de esas canciones son propuestas suyas,
son de una banda de punk de Los Ángeles"
que yo no conocía, mítica al parecer,
y terminaron en la película.
Del mismo modo que a él le servía, la idea era que trajeran
esa energía alta a la película.
No reflexiva, no melancólica, no vamos a jugar...
a paisaje destruido, música lenta, tristeza,
sino a lo contrario, a luz, a energía, a fuerza.
Y lo que vaya viniendo, por duro o feo que sea, lo iremos manejando.
"Hay otras dos canciones de Lou Reed".
Para mí, una de ellas es muy importante,
que es la que cierra la película y es "There is no time".
que para mí era una sinopsis perfecta de la película.
Todo lo que dice es...
Repite eso:
"No hay tiempo para discursos, no hay tiempo para protocolos,
no hay tiempo para bandas de música, es tiempo para la acción".
Y lo repite de forma distinta.
Me parecía que resumía muy bien el espíritu de la película,
el espíritu de su trabajo. Esa es importante.
"Hay otra de la Velvet Underground en mitad de la película,
cuando se pierden en esa zona montañosa de noche".
"Es una canción que tiene una cosa muy circular también,
como que va generando eso que les pasa a los coches,"
que hay un momento que no saben por dónde se meten,
cae la luz y tienen que parar y acampar.
Y utilizo esa canción para transmitir esa sensación
como de que se están...
de estar dando vueltas en círculo.
-Bueno, a mí...
Es una película que utilizo mucho,
el ejemplo y la visión, con los compañeros,
sobre todo, nuevos, para que entiendan
este concepto de tolerancia a la frustración,
de que empujar la piedra montaña arriba es
la mayoría del tiempo
y que ruede para abajo también.
-Yo siempre digo que lo que hacemos nosotros,
el problema es que no lo sabemos contar bien.
Si fuéramos capaces de explicar las cosas que pasa y que hacemos
y los problemas que hay ahí fuera, todo el mundo empatizaría.
Pero no somos capaces. De alguna manera, hay una barrera.
Contamos de una manera que...
no pasamos esa...
Y con el cine sí que pasa.
-Yo creo que eso que decías tú.
Creo que lo más interesante de elegir la mirada de Virginia Vallejo,
a través de Penélope, en la película era...
como tener ese acceso tan privilegiado...
a la intimidad, a la cabeza de él también,
a la historia de Pablo Escobar.
"Porque ella anduvo muy cerca de él".
"Y me parecía interesante también que la narradora fuera una mujer,
en un mundo tan masculino como el del narco
que se ha contado tantas veces desde la violencia".
"Y el hecho de que fuera ella la que cuente su historia,
y no una mujer cualquiera, no una voz cualquiera...".
"Hay algo muy interesante en Virginia y es que ella ya era...
una periodista en ese momento muy famosa en Colombia".
"De hecho, nadie se lo creía
cuando se supo la relación que tenían;
era una pareja muy improbable".
Ella tiene una voz también muy distinguida,
tiene mucha ironía;
es una mujer muy culta, con una visión sobre asuntos...
sobre política internacional, sobre los problemas de Colombia...
Eso hacía muy improbable su relación,
pero hace muy interesante la narración que ella hace
ya no solo de su relación, sino de lo que fue Pablo Escobar
en la Colombia de los 80.
Y es una historia que por su desmesura...
Cuando empecé a leer sobre ella, decía:
"¿Es posible lo que estoy leyendo?".
O sea, es un...
Hemos tardado años en poder hacerla.
Digo "hemos" porque es un proyecto
largamente discutido con Javier y con Penélope,
y con alguno de los productores, pero sobre todo con ellos dos.
Realmente, venía de muy atrás.
Ponerlo en pie llevó su tiempo, como suele pasar.
Pero esta película era muy ambiciosa y eso lo hizo más difícil.
Por lo demás, ha sido una película intensa de rodar.
Es una película intensa de rodar.
Divertida, por trabajar con actores como Javier y Penélope,
con los que tengo relación de amistad desde hace muchos años
y eso simplificaba muchas cosas.
Pero me apetecía también
seguir haciendo una historia con dos personajes fuertes,
con dos actores como ellos, para sacar adelante esos personajes.
Y para mí también como director, probar otro tipo de escenas,
que no estoy tan acostumbrado a hacer,
y eso me divertía también.
Al final, hacer cosas que no has hecho hasta ese momento,
es una manera también de probar y de crecer.
Entonces, muy contento con la experiencia.
Decía que le conozco desde hace muchos años,
desde "Los lunes al sol", y cuando venía rodar,
verle caracterizado y en el "mood" del personaje...
Me costaba mucho, pese a nuestra relación,
ver a Javier, me costaba mucho verle.
Decía: "Este no es Javier".
Esa transformación que hace la verdad es que es impresionante.
-Bueno, yo he estado los últimos seis años...
trabajando en el conflicto de Siria.
Un par de años dentro en Alepo
y desde que no se puede entrar,
desde que personal internacional no puede entrar con seguridad,
en los alrededores, entre Turquía y Jordania.
Bueno, para mí ya empieza a ser un capítulo que se cierra.
Y cansado, pero bueno.
Porque también viendo que es un tema...
que preveíamos iba a ser largo, pero llevamos siete años de guerra
y todavía no se ve la luz al final del túnel.
Y puede que pasen
muchísimas cosas
en esa zona.
Y ese ha sido... mi dedicación en los últimos seis años.
-Yo he estado estos dos últimos años coordinando
las operaciones de rescate del Mediterráneo,
pero ese proyecto ha terminado, la parte nuestra al menos.
Entonces, ahora mismo estaba...
en un impasse.
Y estoy haciendo un guion de una novela que he terminado...,
que es a la que le estoy tirando aquí los trastos.
Públicamente.
"Fantasmas azules" se titula.
Y conciliando a mis tres enanitos
que son los que...
hacen que gire todo alrededor.
Es el trabajo de los trabajos.
La política es cuestión de dinero.
La democracia es cuestión de dinero.
Nosotros tenemos mucho dinero.
¡Por Colombia!
-"Pablo Escobar Gaviria ha sido elegido...".
-Esto es una vergüenza,
un insulto para toda Colombia.
Una visión humanitaria diferente
En una zona en guerra, en la que los cascos de las Naciones Unidas tratan de controlar la situación, varios personajes viven sus propios conflictos; Sophie (Mélanie Thierry) quiere ayudar a la gente, Mambrú (Benicio del Toro) quiere volver a casa, y Katya (Olga Kurylenko) quiso una vez a Mambrú. Por su parte Damir (Fedja Stukan) quiere que la guerra termine, Nikola (Eldar Residovic) quiere un balón de fútbol, y B (Tim Robbins) no sabe lo que quiere. Un grupo de cooperantes trata de sacar un cadáver de un pozo en una zona de conflicto.
Alguien lo ha tirado dentro para corromper el agua y dejar sin abastecimiento a las poblaciones cercanas. Pero la tarea más simple se convierte aquí en una misión imposible, en la que el verdadero enemigo quizá sea la irracionalidad. Los cooperantes recorren el delirante paisaje bélico tratando de resolver la situación, como cobayas en un laberinto.
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