Ana Belén protagoniza "Eva contra Eva", una versión teatral de "Eva al desnudo"
- Pau Miró firma el texto y Silvia Munt dirige este montaje que rompe con los estereotipos femeninos de la película.
- Mel Salvatierra y Javier Albalá son los otros dos lados del triángulo personal y profesional que plantea la historia.
- Después de hacer gira por España, se representa en el teatro Reina Victoria de Madrid
Ana Belén no encarna exactamente a Margo Channing, la protagonista de la célebre película de Joseph Leo Mankiewicz “Eva al desnudo”, y no la encarna porque la propuesta de “Eva contra Eva” es distinta. “All about Eve”/”Eva al desnudo” nos ofrecía un catálogo de distintas mujeres con distintas circunstancias y con algo en común: un disyuntiva, escoger entre el amor y el trabajo. Verse obligadas a elegir, o sea, a renunciar a una de las dos cosas, llevaba a los personajes a lamentarse por no haber tomado el camino que rechazaron. Así, Margo Channing, la gran actriz, echa tanto de menos el amor que, al final, renuncia a su brillante carrera y a seguir interpretando jóvenes protagonistas para estar en casa por las noches con su marido. Por eso también, Karen Richards, esposa del dramaturgo y de profesión ‘sus labores’, traiciona a su mejor amiga Margo porque envidia y teme a las mujeres con brillo profesional. En “Eva contra Eva” también hay enfrentamiento entre mujeres pero no se demoniza a la joven aspirante a actriz. La Eva joven no tiene nada que ver con la maquiavélica Eva Harrington. Busca ganarse un sitio sí, es ambiciosa y tiene prisa, algo frecuente en la juventud, pero eso no la convierte en un demonio.
Podríamos decir que el planteamiento de “Eva contra Eva” se acerca más a la versión que hizo John Cassavettes de esta historia cuando enfrenta a la actriz madura a los fantasmas del paso del tiempo y de todas las pérdidas que arrastra. En ese sentido, “Noche de estreno” (Opening night) y “Eva contra Eva” tienen algo especular. ¿Qué ve la actriz madura cuando se mira al espejo? ¿Qué ha dejado de ver? ¿Qué la amenaza?
Una historia escrita por una mujer: Mary Orr
Cuando se lleva a escena una historia escrita en otro tiempo, directores y dramaturgos buscan la manera de actualizarla, de que conecte con el espectador de hoy, y una de las preocupaciones del dramaturgo Pau Miró y de la directora Silvia Munt era que “Eva contra Eva” ofreciera una visión de la mujer alejada de los estereotipos machistas propios de la época en la que se rodó la película. En la rueda de prensa de presentación de este montaje, Munt alabó la capacidad de Miró para arrinconar su masculinidad cuando escribió el texto. Una de las cosas que querían eliminar era culpabilizar a la joven actriz por su ambición y señalarla como la causante de todos los males. Se rompe así la terrible disyuntiva a la película nos recordaba que estaban sometidas la mujeres: se podría alcanzar el éxito, pero el precio era la soledad.
Lo que acaba resultando irónico es que la historia que Mankiewicz llevó al cine estuviera basada en un relato escrito por una mujer, Mary Orr, y que, a su vez, este relato estuviera basado en la experiencia que vivió otra mujer. Según cuenta el obituario de la escritora en el New York times, Mary Orr recogió en “The wisdom of Eve” -ese era su título original- lo que el pasó a la actriz austriaca Elisabeth Bergner con una joven admiradora que la esperaba todas las noches a la salida del teatro. Al igual que en el film, la recogió, le dio trabajo y la muchacha lo agradeció intentado arruinar su carrera y seduciendo a su marido.
Nuevos tiempos, otras perspectivas
Quizá una de las cosas en las que está cambiando el panorama teatral en nuestro país tiene que ver con la preocupación por evitar poner en escena estereotipos de género. Y es posible que lo que les llevó a Orr y Bergner a sobrecogerse con esta historia esté más relacionado con la traición, con la capacidad que tenemos los seres humanos de engañar y de dejarnos engañar. Hay algo espeluznante en abrir la puerta de tu casa a alguien que acabará quitándote el sitio. Es como si decidiéramos no ver las señales de alarma. No sabemos por qué lo hacemos. No sabemos por qué nos pasa, pero le escena nos resulta familiar. Quizá por eso, cuando éramos pequeños, los cuentos o películas como "El cebo" nos avisaban de que las brujas y los ogros andan siempre rodeados de caramelos.