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Cuando madrugar tiene su recompensa: los amaneceres más bonitos del planeta

Dormir poco tiene premio: contemplar las ciudades y la naturaleza bajo los primeros rayos del sol

De los géiseres del desierto de Atacama, en Chile, hasta la cordillera de los Himalayas, en Nepal; varios viajeros han compartido en El gallo que no cesa las alboradas más hermosas que han encontrado alrededor del mundo.

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Amanecer en el Darién, Panamá_
Amanecer en el Darién, Panamá_

Los gallos anuncian el amanecer tiempo antes de que el sol aparezca en el horizonte y, al igual que ellos, muchos viajeros se anticipan a las primeras luces del alba para contemplar los paisajes y las ciudades en silencio y con los tonos de la alborada.

En El gallo que no cesa, le hemos preguntado a algunos trotamundos por el amanecer más bonito que se han encontrado en sus viajes y esto es lo que nos han contado.

El gallo que no cesa - Tierra sin límites: Los amaneceres más increíbles del mundo - Escuchar ahora

En los géiseres del desierto de Atacama, en Chile, con Alicia Ortego

Tatio es una palabra en kunza, el idioma que habla el pueblo atacameño, que significa “el abuelo que no dejaba de llorar”. Con ese nombre bautizaron a los géiseres del Tatio, un campo geotermal que se encuentra a más de 4000 metros de altitud, en el desierto de Atacama, en plena cordillera de los Andes.

Contemplar estos géiseres al amanecer, cuando la temperatura es más baja, es un espectáculo, como nos cuenta Alicia Ortego de Los viajes de Ali (losviajesdeali.com): “Se podían observar cientos de fumarolas de agua hirviendo, de vapor de agua, que salen de las entrañas de la Tierra en medio de un campo helado”.

Ignacio Izquierdo en la cima de Gokyo Ri, en Nepal

Siempre detrás de la mejor luz, al fotógrafo Ignacio Izquierdo (www.ignacioizquierdo.com) le ha costado decantarse por un único amanecer: “He visto salir el sol en ciudades, sobre los mares y océanos, en el campo y en la montaña. Y aunque resulte imposible quedarse con uno solo, quizás, siendo honesto, tendría que elegir el amanecer en la cima de Gokyo Ri, en Nepal”.

El pico Gokyo se encuentra en la cordillera de los Himalayas, a 5357 metros de altitud y hasta allí llegó Ignacio después de caminar desde las tres de la mañana para ver cómo los primeros rayos iluminaban algunas de las montañas más míticas del mundo: “Estaba rodeado de sietemiles y de cuatro ochomiles, uno de los pocos puntos del mundo que tiene esas vistas: El Cho Oyu, el Lhotse, el Nuptse y por supuesto el inabarcable Everest. El sol atravesó sus cumbres, me trajo el deseado calor y me quedé allí solo, contemplando como la luz se abría paso en la inmensidad, bañando los picos, los glaciares, las morrenas, los lagos. Sin duda, fue inolvidable”.

Amanecer en Angkor Wat, Camboya

Amanecer en Angkor Wat, Camboya PAULA MAYORAL

La Bola del Mundo con Kate de Viajamos Juntos

El amanecer en la montaña siempre es mágico ya sea a 5000 metros de altitud o a 2265 como es el caso de la Bola del Mundo. Desde allí ha visto los primeros rayos de sol más de una vez Kate, del blog Viajamos Juntos (viajamosjuntos.net): “Casi todos mis amaneceres memorables están relacionados con la montaña, igual porque tienes que trabajar un poco para conseguirlos y uno de mis favoritos es el amanecer invernal en la cima de la Bola del Mundo, en la sierra de Guadarrama”.

Subir requiere algo de esfuerzo físico, pasar un poco de frío y también un madrugón considerable, pero es una maravilla. “No sé si es por el contraste con la nieve o por las temperaturas muy bajas, pero los colores son muy intensos en estos amaneceres invernales”.

Nueva York, por Paloma de Un blog de Palo

De los amaneceres en plena naturaleza a una aurora mucho más urbana: la de Nueva York, desde lo alto de un rascacielos, junto al memorial de las Torres Gemelas.

En la piscina de su hotel, Paloma, de Un blog de Palo (www.unblogdepalo.com), se encontró con un momento inesperado: “Fue un amanecer bastante impresionante. Se juntan los reflejos del tono plata del cristal, con el dorado de amanecer y la verdad es que es bastante espectacular el color que se proyecta en el downtown de Manhattan”.

Heroica Mulegé, en Baja California Sur, en México por Diana Rodríguez Oliveros

Desde Tijuana, en Baja California, hasta Los Cabos, en Baja California Sur, hay unos 1700 kilómetros. Ese era el recorrido que estaba haciendo Diana, de Fun Travel Ven (funtravelven.com), cuando se detuvo en Mulegé.

Allí pudo contemplar el amanecer más bonito que ha visto en su vida: “Tuve la gran fortuna de ver cómo la luna le daba paso al sol desde el mirador de la Misión de Mulegé. Disfruté de su pequeño y gran oasis a la vez, de su encanto y, sobre todo, lo que más valoré es la paz que te regala aquel lugar cuando está generando una película de colores en un amanecer que es muy sudcaliforniano”.

Sobre los templos de Bagan, en Myanmar, con Marta Aguilera

Tras el golpe de estado del 1 de febrero, los birmanos viven momentos difíciles. Sin embargo, hasta no hace tanto tiempo, el país era uno de los destinos favoritos para quienes querían conocer del Sudeste Asiático más auténtico.

Una de sus visitas imprescindibles son los templos de Bagan, en la antigua capital del imperio birmano. Hay miles de templos, estupas y monasterios budistas.

Hasta allí viajó Marta Aguilera (lamochilademama.com): “Fue una de las mejores experiencias que vivimos en ese viaje. La luz de esa hora del día reflejada en los templos y además verlo desde arriba fue alucinante”.