¿Cómo afecta la contaminación lumínica a los seres vivos?
- La exposición a la luz artificial durante la noche puede alterar el proceso de secreción de melatonina y afectar a nuestro sueño y a nuestros ritmos biológicos
- El exceso de iluminación en las ciudades afecta a tortugas, insectos y aves marinas
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La exposición a la iluminación artificial nocturna y los ritmos sociales han desajustado nuestro reloj biológico y nos han provocado problemas relacionados con el sueño como pueden ser insomnio o trastornos en los estados de ánimo. Para ajustar nuestro ritmo circadiano es necesario que antes de ir a dormir la luz a la que estemos expuestos sea anaranjada, parecida a la del crepúsculo, para que nuestro cuerpo empiece a fabricar melatonina. Durante la noche, no tenemos que estar expuestos a ningún tipo de luz, y durante el día necesitamos una luz más azul para que nuestro cuerpo finalice el proceso de secreción y podamos despertarnos y emprender el día.
Pero la contaminación lumínica no afecta solo a nuestros ritmos biológicos. Las tortugas, los insectos y las aves marinas son algunos de los animales más afectados por la excesiva iluminación ya que los desorienta y provoca alteraciones en su comportamiento. El caso de la pardela es uno de los más relevantes: durante la última semana de octubre y la primera de noviembre, las crías de pardela abandonan el nido por primera vez en dirección al mar. La sobreiluminación de la costa les impide orientarse y las confunde, lo que provoca que colisionen, caigan y puedan ser atropelladas o depredadas. Algunas de las medidas para reducir la caída de pardelas son la utilización de una luz anaranjada, que esté orientada hacia abajo y una reducción de farolas y de los puntos de luz.
Factores psicológicos relacionados con la oscuridad y el exceso de iluminación
Por un lado, la noche y la oscuridad suelen ir asociadas a connotaciones negativas como peligrosidad o delincuencia. El uso excesivo de la iluminación exterior es una de las principales medidas que se suele implementar para prevenir el delito. No obstante, no hay evidencias de que la sobreiluminación de la noche sirva para prevenir delitos relacionados con el género. Medidas de diseño ambiental como el uso prudente de la iluminación, que la luz esté orientada al peatón, trabajar la visibilidad más allá de la luz o aumentar los puntos de ayuda, junto con la concurrencia de personas en los espacios públicos durante la noche, pueden reducir tanto las oportunidades del delito como el miedo a la delincuencia.
Por otro lado, se identifica confort, seguridad, alegría y felicidad con iluminación. Un ejemplo de ello son las luces de navidad. No obstante, la sobreiluminación de las ciudades choca con el derecho a un cielo nocturno no contaminado, ya que los cielos estrellados quedan anulados por la luz parásita que emana de los grandes núcleos urbanos. La oscuridad y la noche han sido escenario de miles de manifestaciones culturales, y la observación astronómica ha tenido profundas implicaciones para la ciencia, la filosofía o la religión. Es necesario adaptar un tipo de iluminación que sea lo más respetable posible y que nos permita poder disfrutar de la noche y su oscuridad como patrimonio inmaterial.