Enlaces accesibilidad
Erótica epistolar

Dónde están las cartas eróticas que Galdós envió a Emilia Pardo Bazán

Por
El ojo crítico - Sobre las cartas de Galdós a Emilia Pardo Bazán y 'El año del descubrimiento' - 16/12/20

Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán mantuvieron una relación de amistad a lo largo de muchos años, se admiraron intelectualmente y también fueron amantes. Pero de su correspondencia epistolar, que se prolongó durante más de dos décadas, solo se conocen hoy día las cartas que Bazán envió a Galdós, textos que reflejaron a una mujer avanzada a su tiempo que defendía el placer femenino y hablando de sus deseos en primera persona.

Así lo refleja el documental Emilia Pardo Bazán, inclasificable (2021), de Imprescindibles. Pero, ¿cuál eran las respuestas de Galdós? Actualmente, el destino que corrieron las apasionadas cartas que Benito Pérez Galdós escribió a su amada es un misterio.

La leyenda cuenta que cuando Carmen Polo las encontró en el Pazo de Meirás, —la mansión de Pardo Bazán que se apropiaron los Franco—, esta las mandó quemar. El año pasado, un librero de Madrid aseguró que esas cartas existen o que la menos existieron hace 40 años.

Las misteriosas cartas de Benito Pérez Galdós a Emilia Pardo Bazán

Las misteriosas cartas de Benito Pérez Galdós a Emilia Pardo Bazán

¿Dónde están las cartas?

El paradero de las cartas de Galdós ha abierto un debate literario y político desde hace un tiempo. En El Ojo Crítico, el periodista Iñigo Picabea decidió seguir su rastro. Siguiendo las pesquisas inició una investigación detectivesca, entrevistándose con los principales testigos y estudiosos del tema, entre ellos, el librero Guillermo Blázquez, que aseguró haber visto esas cartas.

La modernidad radical de Emilia Pardo Bazán

¿Qué valor tendrían esas cartas?

El nuevo punto de partida fue una nota de prensa sobre actividades culturales de la asociación ciudadana Soy de la Cuesta. En ella se decía que libreros de Moyano habían visto los escritos de Don Benito. En concreto, Guillermo Blázquez, un librero que lleva trabajando entre libros hace 60 años y es un gran rastreador de documentos antiguos. “Yo calculo que hace unos 40 años me enseñaron en un estuche una serie de cartas, unas 80 o 100 cartas de Galdós a Bazán”, contaba. Pero Blázquez no estaba entonces autorizado a desvelar quienes le enseñaron esas cartas, ni sabía del rastro de las misivas desde hace años.

En 2020, el periódico La Razón desveló que esas cartas las tenía Agustín González de Amezúa, Académico de la RAE, fallecido en 1956. Algo que corroboró también la única hija de González de Amezúa que aún vive reconoce que las vio, pero asegura que la familia no las tiene actualmente y cree que, incluso, pudieron ser robadas. “Por cosas que he hablado con herederos de Galdós, yo sé que la correspondencia era muy extensa. Posiblemente, esta familia tuviera un pequeño conjunto, pero la mayor parte del epistolario estuviera en el Pazo de Meirás, seguro”, apunta Blázquez.

Subastas y catálogos privados

Lo que sí apunta Blázquez es que también sabe que, “de vez en cuando, sale alguna carta en comercio, en subastas, en catálogos de librerías, tanto de Galdós, como de Bazán”. Esa posibilidad indigna y horroriza a Noelia Adánez, doctora en Ciencias Políticas y Sociología, coautora del monólogo teatral Emilia, escrito junto con Ana Costa. Ha publicado diferentes artículos sobre los vaivenes de este epistolario amoroso, como: “Sacad vuestras manos de los pechos de Emilia” y “Sacad vuestras manos de las cartas de Emilia”. En ambos, ella también sostiene que se haya perpetrado un expolio de las cartas y que estás estén en el mercado.

“Es muy posible pensar que quien tenía las cartas de Emilia, tenía también las de Benito. Es más, es harto probable. ¿Cómo llegaron las cartas a las manos de ese Académico?, no lo sabemos… y tampoco sabemos como han llegado a las manos de quien las tengan”, denuncia Adánez.

Emilia Pardo Bazán en una reunión social

Emilia Pardo Bazán en una reunión social

Miquiño mío: Cartas a Galdós

Las cartas de Pardo Bazán para Pérez Galdós, las que sí se conocen, se recuperaron en una edición publicada por Turner en 2020, titulado Miquiño mío: Cartas al Galdós, pero no fue tarea fácil para sus coeditores, Juan Manuel Hernández e Isabel Parreño, acceder a los documentos. Otro ejemplo de que todo lo que rodea a estas cartas es un mar de sombras. “Por qué llegaron las de Emilia y las otras no. No se sabe. De hecho, en nuestra investigación, tuvimos muchos problemas para llegar a los originales de esas cartas. Y llamásemos donde llamásemos, nadie nos decía dónde estaban o había un silencio absoluto”, cuenta Isabel.

Emilia Pardo Bazán en Madrid

¿Por qué se conocen las de ella y no las de él?

El contenido íntimo de los mensajes y una mirada machista del mundo literario es una de las claves. En ese sentido, Noelia Adánez apunta a que quizá, en el caso de Galdós, se haya querido preservar la imagen de Galdós, pero no la de Emilia. Ante esto, la investigadora habla de machismo. “Esas cartas no se han secuestrado porque sí, sino porque se ha tomado la decisión política de que Galdós sea recordado únicamente como un caballero y Emilia sea conocida, como la llamo Clarín en su época, como una puta”, añade.

¿Dónde están, y qué nos importa?

Para Yolanda Arencibia, otra autoridad moral para hablar de Galdós, directora de la Cátedra de Benito Pérez Galdós, las cartas solo interesan si aportan datos sobre la personalidad de estos dos grandes de la literatura y sobre su genio literario, porque la relación era más intelectual que física. Aunque también se cubrirían esas zonas no claras que solo pueden verse desde el remitente. “Hay que valorar el daño que se le puede hacer a alguien con la publicación de unas cartas que son privadas. Ellos no dejaron escrito en ningún lado que aquellas cartas no se publicaran, pero también creo que eran conscientes de que el tiempo pasan”.

Por otro lado, para Adánez, acceder a ellas es una oportunidad que tiene un valor histórico y cultural y que daría ejemplo de una relación intelectual de iguales en el siglo XIX. De momento, parece que tendremos que esperar a que las memorias de González de Amezua, depositadas en la RAE, se puedan leer públicamente en 2026, pero se desconoce si darán pistas sobre las cartas de Galdós.