De Doña Emilia a la Pardo Bazán, el 'Imprescindibles' de una feminista atípica
- Una intelectual liberríma, Emilia Pardo Bazán ganó numerosas batallas en favor de la igualdad
- No te pierdas el documental que le rinde homenaje en Imprescindibles
- Una "bon vivant", liberada sexualmente y defensora del placer femenino, la otra faceta de Emilia
En este año de su centenario, que pronto acaba, gracias las múltiples conferencias, congresos, exposiciones, artículos, programas y ahora este documental, somos muchos los que hemos descubierto a Doña Emilia, a la Pardo Bazán, a la Condesa, a Emilita.
Su trabajo es inabarcable. Hace más de 100 años sus palabras se escucharon en tertulias, púlpitos, cátedras y se leyeron en diarios, ensayos, novelas, prólogos, cartas… Con ella siempre hay enumeraciones y etcéteras. Pero todo lo que nos queda está sólo escrito. En este Imprescindibles hemos querido escucharla, gracias a la voz de Charo López, para conocerla mejor.
Desde su vocación de niña, a su emoción al ser madre, su vida en París, su perseverancia en la lucha por la posición de las mujeres, sus discursos de género… Son tantos sus textos que no todos han cabido por eso aprovecho este espacio para compartir en este espacio extra que nos da la web, un texto sobre su padre, otro sobre cómo el viajar cambio su actitud ante el estudio y por último sobre su manera de entender su trabajo como escritora, la necesidad de promocionarse pero no venderse. Creo que todos muestran muy bien quién fue Emilia Pardo Bazán.
Prólogo La Esclavitud Femenina de John Stuart Mill, 1892
Mi inolvidable padre, desde que puedo recordar cómo pensaba (antes que yo pudiese asentir con plena convicción a su pensamiento), profesó siempre en estas cuestiones un criterio muy análogo al de Stuart Mill, (...)Adornaban a mi padre clarísima inteligencia y no común instrucción; mas donde pudiesen faltarle los auxilios de ambos dones, los supliría el instinto de justicia de su íntegro carácter, prenda en que muchos se le igualarán, pero difícilmente cabrá que nadie le supere. Guiado por ese instinto, juzgaba y entendía de un modo tan diferente de como juzga la mayoría de los hombres.
Apuntes autobiográficos, 1886
Lejos del fragor de los acontecimientos, la vida del viajero que observa y estudia y no se cansa de recorrer museos y monumentos, en los instantes de soledad, en las noches casualmente pasadas en el hotel, cogía libros y traducía a Shakespeare y a Byron, porque me había propuesto aprender inglés y leer en ese idioma a sus grandes autores. Desde entonces fue para mí como urgente necesidad el tener pendiente siempre algún estudio o algún escrito, dar en una o en otra forma desahogo a la vida cerebral que comenzaba sobreponerse a la perezosa alegría y dulce vagancia de los primeros años juveniles.
Carta a Francisco Giner de los Ríos, 1882
¿Me cree usted -ponga usted la mano sobre el corazón- capaz de aprobar que nadie diga a nadie “escriba usted elogios de un libro mío”? Yo no soy hipócrita; aspiro a la gloria de las letras, único consuelo de mi vida después de mis hijos; pero ¿cree usted que yo creo que se compra dictando bombos efímeros si en algo no se fundan? Claro está que deseo que la crítica tome en cuenta mis libros y los juzgue; no hay otro medio de llegar al público; y en eso no encuentro nada reprensible o vitando, pero ¿indicarle yo a un crítico como ha de juzgarme y si me ha de alabar o no? (…) Me humillaría que se creyese un crítico obligado por galantería a decirme cosas bonitas.
Todos estos textos han sido estudiados y recuperados desde las universidades, desde cátedras de literatura, sobre todo, pero también de historia contemporánea. Muchos de estos expertos nos ayudan a conocer al personaje en el documental, pero también buscamos a otros perfiles que se habían acercado a Doña Emilia desde ámbitos más creativos.
Noelia Adánez, dramaturga, escribió para Teatro del Barrio, Emilia, y Carla Berrocal, ilustradora y dibujante de cómic, fue la encargada de las historias de “La imprescindible” en eme21magazine. Las dos se acercaron a ella de una forma muy alejada de la mirada académica y quiero que escuchéis lo que dicen de ella, de lo que pensaría Doña Emilia al ver sus trabajos, sin duda invitan a querer saber más, a querer conocerla tan bien como ellas.
En nuestro caso, creo que si Emilia viese su Imprescindibles también le gustaría. Quizá se sorprendería con cómo ha cambiado el contexto de algunas cuestiones pero sin duda estaría muy contenta de tener una hora de televisión para ella, escuchándose a sí misma, y comprobando ante todo que su esfuerzo, su tenacidad y su fuerza sirvieron para seguir estando presente tanto a través de sus historias como de sus ideas.