Niños esclavos, el precio del chocolate, ¿quién es el responsable?
- Los niños llegan de Burkina Fasso y trabajan gratis en Costa de Marfil: La cara oculta del chocolate, en RTVE Play
- La explotación infantil y la deforestación, los crímenes que la industria del chocolate aún tiene pendientes
- Las niñas no están a salvo de la esclavitud en el siglo XXI
"Si habéis comido mucho cacao en los últimos veinte años, entonces os habéis alimentado del trabajo infantil, de la esclavitud, trabajo infantil con productos químicos muy peligrosos, machetes y cargas muy pesadas", asegura Etelle Higonnet, de la ONG Mighty Earth. Parece descabellado, pero desafortunadamente es la realidad de muchos niños en Costa de Marfil, país que produce alrededor del 40% de la producción mundial de cacao. Un sector que emplea más de dos millones de niños, según un informe realizado por 15 ONG europeas en 2018. Los menores que vienen de Burkina Faso trabajan allí gratis. Sufriendo la sequía y el hambre, están dispuestos a trabajar a cambio solo de comida. ¿Debemos sentirnos culpables por consumir chocolate? ¿Quién es el responsable de esta situación?
Explotación infantil en los campos de cacao
La noche temática se adentra en las plantaciones de cacao para mostrarnos la realidad de los trabajadores, muchos de ellos niños. Gran parte de ellas son ilegales y se esconden en bosques protegidos. Allí trabajan sin descanso sin recibir prácticamente nada a cambio, con unas condiciones infrahumanas. Duermen debajo de los árboles, en lugares sucios que acaban provocándoles enfermedades graves. La explotación infantil está prohibida y penada, pero es muy complicado demostrarlo. La realidad es que uno de cada tres trabajadores es un niño. Sus padres no pueden permitirse llevar a sus hijos a la escuela y el cacao es su última esperanza, por eso los venden para que trabajen en los campos por unos 300 euros, el precio de un joven esclavo durante tres años. Llegan de Burkina Faso a Costa de Marfil y los traficantes los captan en la estación de autobuses.
No les pagan, al menos al principio. Años trabajando gratis, hasta que su jefe cree que ha trabajado lo suficiente como para darle una parcela con la que poder ganar algo de dinero. El trabajo que llevan a cabo es, además, peligroso. Machetes para extraer los granos de cacao, cargas muy pesadas y el uso de productos químicos sin ningún tipo de protección, como el glifosato. Se trata de un herbicida que ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud como "probablemente cancerígeno para los seres humanos".
¿Quién es el responsable?
La cadena del cacao no es nada transparente. Los agricultores no saben a quién venden sus mercancías, mientras las grandes empresas no saben o no quieren saber lo que ocurre en los campos de cacao. Es el caso de Cargill, un gigante de la industria agroalimentaria estadounidense. Ellos son quienes venden el cacao a los fabricantes de chocolate. Cargill se compromete a pagar una prima sustancial a las cooperativas certificadas, a cambio, estas deben mejorar la vida cotidiana de sus cultivadores. Una promesa que no siempre se cumple.
El problema para muchas de estas empresas es que ser responsable, sale mucho más caro. Una solución podría ser la trazabilidad, saber quién vende a quién, cuándo y cómo. Eso permitiría a las empresas tener un mayor control en la cadena de producción de sus materias primas. Eso también ayudaría a frenar la deforestación, otro de los grandes problemas de esta industria.
Otros problemas: la pobreza y la deforestación
El bajo precio internacional del cacao es uno de los razones clave por las que la pobreza persiste entre los agricultores, que viven en la pobreza, según un estudio de Unicef. Para ellos el chocolate es un producto de lujo. El salario vital sería el verdadero problema, ya que con más dinero, los cultivadores podrían enviar a sus hijos a la escuela.
La esclavitud y la destrucción de la naturaleza, estos son los dos crímenes que la industria del chocolate tiene aún pendientes. En los bosques de Costa de Marfil, las plantaciones ilegales siguen destruyendo el bosque protegido. El 90% ya ha desaparecido. En su mayor parte, ha sido reemplazado por el cacao. Esto tiene un impacto global sobre el clima del planeta. "Cuando llega el cacao ocupa el bosque y lo convierte en un monocultivo. Se echan muchos productos tóxicos. Luego, veinte años después, cuando la tierra ya no vale para nada, se adentran aún más en el bosque y vuelven a hacer lo mismo, una y otra vez. Por eso yo digo que el cacao es canibal", asegura Etelle Higonnet.