Alaska y Mario: 22 años casados, 22 años envueltos en rumores
- La pareja nos cuenta qué es lo que les vuelve locos al uno del otro
- Descubrimos cómo empezó su historia de amor
- No ocultan su pasión por las operaciones de estética
Muchos dicen que no creen en el amor tras las rupturas de Iker Casillas y Sara Carbonero o Almudena Cid y Christian Gálvez. Pero con parejas como Alaska y Mario Vaquerizo nadie puede perder la esperanza. Forman una de las parejas más estables del mundo del espectáculo y han demostrado que su amor es verdadero y eterno. Aunque al principio su relación provocó dudas entre sus allegados. "Cuando se casaron, dijo Rappel, les doy un año. Llevan 20 y han repetido sus votos", dice Federico Jiménez Losantos. Un resumen perfecto para definir lo que ha pasado la pareja. Nadie daba un duro por ellos y están desafiando todas las apuestas. Tanto Alaska como Mario son una pareja verdaderamente extraordinaria, una de las parejas más longevas y, aunque una vez rompieron durante unas horas, ellos siguen callando bocas con sus actos.
Desmienten los rumores
Cuando le preguntan a Mario por las dudas que suscita su relación, responde muy sincero: "A mí no me ofende, me ofende porque en realidad están infravalorando a Olvido", como realmente se llama Alaska. Las dudas surgieron desde el principio: les consideraban una pareja rara, muy diferente y poco común. La gente hablaba por lo que veía, sin molestarse en saber qué sentían realmente. En algunos medios de comunicación se ha llegado incluso a cuestionar la sexulidad de Mario. "Llevamos 21 años y a mí me sigue poniendo, a ver cómo lo explico", y no se queda ahí, el manager confiesa qué es lo que más le gusta de su pareja: "Lo voy a decir aunque sea políticamente incorrecto. Las tetas que tiene Alaska, eso es lo que me vuelve loco". Sobre lo demás no oculta que le gusta más el mundo femenino, pero porque, según él, "es una exploradora del universo femenino". Le gusta y cree que el género femenino es más bonito que el masculino. "Es más bonito decir amiga que amigo".
A veces también se ha criticado su imgen, o su look. Mario da rienda suelta a su feminidad, y lo hace con orgullo. Es un hombre moderno, abierto y tolerante. Hace lo que quiere y como quiere, tanto en su forma de ser como a la hora de vestirse o maquillarse. "La primera persona que me animó a maquillarme fue Alaska también… y me dijo: ¡Los hombres maquillados estáis más guapos que sin maquillar! Y tenía razón", dice. Desde entonces él se pinta sus ojos con sombra negra, algo que enloquece a Alaska. "Me encanta de repente cuando se pinta el ojo negro y esas cosas". No es lo único que le gusta de su pareja, para ella es guapísimo y le atrae muchísimo. Después de más de veinte años, Olvido sigue viendo a Mario igual de atractivo que al principio. Y lo demuestra con una divertida anécdota que le ocurrió cuando se fijó en otro chico. "Estar así y decir: ¡Me encanta ese chico!. ¡Y era Mario!".
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Así comenzaron
Entre ellos hay química, pero dejan claro que han trabajado para cuidar esa relación que comenzó de forma improvisada en un concierto en la sala Bikini de Barcelona. "Nos contagiamos del éxito, del éxtasis y le di un beso así", cuenta Mario ilusionado al recordar aquel momento. Un beso que fue correspondido, aunque al día siguiente llegaron las lamentaciones: no por arrepentimiento real, sino porque tenían miedo de que su trabajo se viera afectado. Aquel beso encendió la pasión. Se escaparon de casa, y ocultaron su relación a sus amigos y a sus familias, aunque la madre de Mario comenzó a sospechar muy pronto. Eran como niños de 15 años, aunque Mario tenía 25 años y Alaska 36, una diferencia de edad que nunca ha sido un problema para ellos.
Seis meses después se casaban en Las Vegas, lejos de todo el mundo: él vestido de Elvis Presley y ella de Morticia Adams. Una boda de lo más peculiar que mantuvieron en secreto hasta que la revista Rolling Stone aprovechó su confesión para venderle la exclusiva a Qué me dices. Alaska y Mario han hablado de ese momento en el documental, se sintieron traicionados, sobre todo porque América, la madre de Alaska, se enteró de que su hija se había casado por Terelu Campos en un programa de televisión.
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America, la madre de Olvido, se llevó un gran disgusto, pero hoy tiene en Mario a un yerno, un hijo y un amigo. Es tanta la devoción que siente América por su yerno que ha reconocido que cuando sus amigas le preguntan por una posible separación entre Olvido y Mario tiene claro lo que haría y responde: "Me quedaría con Mario. A mi hija ya la tengo, la tengo para siempre pero a Mario no lo quiero perder".Y lo mismo ocurre con los Vaquerizo. Las dos familias se llevan de maravilla, son íntimos e incluso quedan a menudo para jugar a las cartas. Llevan 22 años juntos, se han casado dos veces y aunque no han querido tener hijos, eso no ha supuesto un impedimento en su relación.