¿Cómo Salvador Dalí cambió la arquitectura de Cadaqués?
- En los años 50 Salvador Dalí se estableció definitivamente en Portilligat, una bahía cercana al pueblo de Cadaqués
- Fascinados por la luz y la belleza, a este rincón de la Costa Brava llegaron decenas de pintores, intelectuales y arquitectos
- Tienes disponible en RTVE Play 'Escala Humana', presentado por la arquitecta Núria Moliner
Debido a su posición geográfica y su difícil acceso, Cadaqués permaneció durante mucho tiempo aislado del resto de la provincia de Girona. En este pueblo pesquero de calles estrechas sus habitantes vivían en casas oscuras y como se pasaban media vida en el barco, lo último que querían era ver el mar. Sin embargo, cuando Salvador Dalí se estableció definitivamente en una bahía cercana a Cadaqués, en Portlligat, en los años 50 todo cambió.
En 'Escala Humana', la arquitecta Núria Moliner explica que tras Dalí, fascinados por la luz y la belleza de este rincón de la Costa Brava, llegaron Marcel Duchamp, Paul Eluard, Paul EluardPablo Picassoy decenas de pintores, intelectuales y artistas. Cadaqués también atrajo a los mejores arquitectos del momento: Harnden y Bombello, Barba Corsini, Milá, Correa, Coderch, Bohigas, Martinell…
Muchos arquitectos modernos empezaron a reformar antiguas casas de pescadores y a construir de cero. Podrían haber diseñado casas extravagantes, pero supieron observar y aprender de lo antiguo para encajar en el lugar. Una de estas primeras construcciones es Casa Villavecchia, hecha en 1955 por Federico Correa y Alfonso Milá.
Una arquitectura respetuosa con Cadaqués
Casa Villavecchia es un edificio sofisticado, funcional y moderno pero a la vez tradicional. Esta vivienda está hecha con los mismos materiales con los que siempre se había construido en Cadaqués: adobe, vigas de madera, cal y, sobre todo, llicorella, la pizarra típica del Cap de Creus.
Las nuevas casas se adaptaron al tejido antiguo. Para buscar la luz y las vistas, se remontaron uno o dos pisos por encima. Los arquitectos abrieron espacios que se conectaron con el exterior, hacían que predominaran las líneas rectas y los juegos simétricos. A través de esta fusión entre pasado y presente, encontraron el lujo en la simplicidad, crearon espacios racionales y cálidos a la vez.
Ese movimiento cultural y arquitectónico ayudó a salvar el pueblo de los disparates turísticos de la época y lo hizo desde el respeto hacia la tradición, pero sin miedo a fusionarla con lo actual. Creó un lenguaje que marcó un camino a seguir.