¿Cuántos chistes puede tener apuntados un cómico? Santi Rodríguez los ha contado
- Según cuenta, el cómico tiene una libreta con más de 26.500 chistes
- Manolo Sarria explica cómo se viralizó su chiste más famoso del Dúo Sacapuntas
- Ya puedes ver el primer programa el año de La noche D en RTVE Play
Santi Rodríguez y Manolo Sarria son los dos cómicos que nos acompañan en el último programa dedicado a las risas de La noche D, donde también han estado los actores Jordi Sánchez y Cristina Castaño. Ambos humoristas han confesado como comenzó su vocación y cómo fueron sus primeros pasos en este mundo.
Para Santi Rodríguez, su abuela fue muy importante en este aspecto y ya desde pequeño, sabiendo que su nieto era un gran fan de los chistes, apuntaba todos los que le contaban para enseñárselos. Y eso marcó al cómico para siempre. Ahora él tiene un cuaderno repleto de chascarrillos.
Santi Rodríguez es un gran amante de los chistes desde pequeño
El cómico ha confesado a Dani Rovira que esta afición le viene desde hace años. De hecho, de niño ya sabía muchísimos chistes: “Tengo una libreta con más de 26.500 chistes”.
Su abuela siempre le ayudó en sus comienzos, y por ello, es muy importante para él: “Tengo más de 160 cartas de mi abuela, que las leyó mi mujer antes de casarse conmigo, y flipó en colores”. Aunque ya falleció hace años, Santi ha contado que ella “sigue muy presente” en su vida.
Su abuela le enseñaba muchos chistes
La abuela de Santi Rodríguez siempre supo que a su nieto le encantaban los chistes, así que se quedaba despierta hasta la madrugada para enseñarle algunos nuevos: “Mi abuela cuando se quedaba en casa de mi tía, dormía con mi prima. Mi prima por la mañana tenía sus clases, universidad…”.
Para no molestarla, su abuela hacía lo siguiente: “Había un programa en el que contaban un chiste a las dos y media de la mañana. Ella se metía en la cama y parecía Indiana Jones, porque metía la linterna, la libreta, el bolígrafo y la radio”. “Ella, a su manera, me escribía el chiste entero y luego, al día siguiente, iba a correos y me lo mandaba con una nota”, recuerda emocionado Rodríguez.