Magüi Mira: "El arte sin pasión no existe, pero te nubla la razón"
- Ha presentado la nueva adaptación del Ulises de Joyce más de 40 años después
- Ha contado que “una vez una señora me tiró un bolso y me dijo guarra”
Se cumplen 100 años de la publicación del Ulises de James Joyce y hace más de 40 años el monólogo del personaje Molly Bloom fue interpretado por Magüi Mira en La noche de Molly Bloom. Cuatro décadas después vuelve a las tablas también interpretado por la actriz valenciana como Magüi Mira Molly Bloom. Visitará el Teatro Echegaray de Málaga y el Teatro Quique San Francisco en Madrid.
“Es otra dramaturgia. Hemos rescatado otros momentos, otras palabras que no se dijeron en su momento, porque la hice hace 40 años en un país... yo era una timorata, una actriz que empezaba y el país despertaba de una dictadura. Ahora no, he cambiado, son 40 años, tengo setenta y siete y también el país ha cambiado mucho. Como seres humanos tenemos otra conciencia de lo femenino, otra conciencia de lo que estamos viviendo, con otro humor, con otras prioridades. Aunque el texto es exactamente las palabras que escribió Joyce”, ha destacado Magüi Mira en Tarde lo que tarde.
“Joyce incorporó el hiperrealismo y puso las palabras de la calle en la boca de esta mujer, pero ten en cuenta que es un personaje de ficción, que eso se nos olvida y que eso lo escribió Joyce para ser leído. Luego lo encarné yo. Es verdad que en ese momento fue un escándalo, pero ahora, en este momento, a mí me parece que nos produce otra cosa completamente distinta. Es como te decía, cambia el paisaje, he cambiado yo, no somos el mismo país. El texto, sí".
“Yo no soy Molly, pero Molly soy yo, es decir, Molly está en mí, porque Molly tiene que ver con la esencia de la condición femenina. Molly tiene esa maravilla que por eso se ha convertido en un icono, en un personaje mítico. De repente ahí en su esencia y en su pálpito, porque el pensamiento, porque es pensamiento lo que escribe Joyce, en el corazón teje una serie de emociones que luego no se explican, no se cuentan, no se dicen, son como la caja negra de los aviones, que para abrirla, el avión se tiene que estrellar. En este caso, no. Nos la llevamos a la tumba, porque este pensamiento desordenado a borbotones, que es infinito, que no para de cualquiera de vosotros y de cualquier ser humano, hay una parte que jamás expresamos, pero Joyce sí tuvo el atrevimiento de escribirlo, lo que él creía. Por eso creó este personaje tan mítico y tan maravilloso, pero que hoy provoca de otra manera”.
A pesar de los cuarenta años, la actriz señala, según ella, que hace falta para ponerse encima del escenario “una dosis muy fuerte, muy alta de pasión, porque estamos hablando de arte y el arte sin pasión no existe, pero esa pasión, a veces, te nubla la razón. No eres muy consciente de lo que estás diciendo ni haciendo. Ahora sí, ahora yo sí soy consciente. Ahora veo mucho más humor en muchos momentos, por la distancia, y en otros me parece mucho más duro, más terrible y más vergonzoso, que todavía sigamos en determinadas situaciones”.
Ha recordado como “una vez una señora me tiró un bolso y me dijo guarra” y ha señalado que “hoy es peligrosa de otra manera. No deja de ser un espectáculo para el goce del espectador y de la espectadora, para los que lo quieran ver y de aproximarse a lo que es el Ulises de Joyce, que casi nadie lo va a leer, porque por el Ulises no se lee, se navega, como navegaba Ulises entre islas y como Leopold Bloom por las noches iba de puta en puta hasta que llegaba a su cama, donde le esperaba Molly. Lo que pasa es que ella no espera quietecita, sino ya espera buscando también su espacio en la cama, en la vida pública, en su vida profesional, como madre. Todas esas cosas que todavía no tenemos las mujeres, porque vamos siendo más visibles. Ya salimos en la foto, pero salimos un poquito borrosas”.