Tortillas flotantes: en consomé o salsa, otra vuelta a la tortilla
- La tortilla de patatas absorbe el sabor de la salsa o el caldo
- Hablamos con Pez Tortilla, que quiere poner de moda la tortilla de patatas con consomé
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Con cebolla o sin cebolla, la tortilla de patatas es una receta clásica de la gastronomía española que ya le gustaría a muchos haberla inventado. Poco puede hacerse para mejorar ese conjunto de huevos, patatas y la polémica cebolla más que ajustar el cuajado al gusto del comensal. Sin embargo, hay todo un género de tortillas de patatas pendientes de explorar: las tortillas flotantes.
Las tortillas flotantes, como bien indica este nombre que acabamos de acuñar, están flotando en el plato. Puntualizamos: no flotan como una pompa de jabón por delante de tus narices, sino que están flotando en un líquido. Ya sea porque se las rocíe como colofón final o porque se guisen en ese líquido, las tortillas flotantes son una idea fantástica para cuando quieras darle otra vuelta a la tortilla de toda la vida.
En Pez Tortilla, especialistas madrileños en tortillas de patatas, pensaron en combinar su clásica tortilla de patatas y cebolla con el consomé. “Estábamos en Suecia los cuatro socios y, con el frío que hace por allí, nos entraron ganas de caldo, algo que no es muy común en ese país. Así nos vino la idea de que, a pesar de que nos encanta el caldo, nunca lo habíamos tenido en nuestras cartas, así que decidimos incluirlo. Luego se nos ocurrió que se podía echar por encima de la tortilla: lo probamos y nos encantó”, cuenta Sergio Argote, uno de los propietarios, para Bestial!
Desde el 21 de diciembre, puede probarse esta tortilla con consomé en los distintos locales de Pez Tortilla. “Como también se puede pedir el consomé a parte, la gente empieza pidiéndolo y nosotros le ofrecemos la posibilidad de combinarlo con la tortilla. Muchos clientes se atreven y quedan encantados”, explica Argote, que además, como guiño a su familia, ofrece la posibilidad de ponerle la nota aromática al caldo con unas hojas de hierbabuena fresca, ya que así es como siempre han tomado el caldo en su casa.
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Su consomé, que se añade ya en el plato, junto a la tortilla, lleva puerros, zanahoria, cebolla, carcasas de pollo, hueso de jamón, rodilla de ternera, sal, aceite y un toque de salsa de soja. Pero en ese mismo consomé o en nuestro caldo de preferencia, también podemos hacer lo siguiente: guisar la tortilla.
En esta otra subespecie de género tortillas flotantes se cuece en un medio líquido la tortilla ya acabada. Es decir: primero haremos nuestra tortilla de patatas de la manera que más nos guste y, por otro lado, iremos preparando el caldo. Algunas recetas preparan una picada de almendras, ajo y pan para espesar ese caldo de ave en el que se incorporará la tortilla.
Es más, otras recetas, en lugar de caldo, añaden la tortilla a una salsa. Estas tortillas se conocen como tortillas guisadas y tienen el mismo procedimiento que las anteriores. La salsa estará esperando a la tortilla ya terminada para cocer juntas un rato. Así, la tortilla absorberá parte de esa salsa, impregnándola de su sabor.
Normalmente, esa salsa tiene una base de tomate, que se guisa junto a cebolla, ajo y pimiento, como un sofrito. Puede agregársele vino blanco y especias al gusto. O, de lo contrario, puedes hacer tu salsa favorita para la tortilla de patatas. ¿Te imaginas una tortilla de patatas con salsa barbacoa? ¿O con romesco, la salsa de los calçots? ¡Ponte manos a la obra y cuéntanos en RRSS con el hashtag #tortillaflotante!