Blanca Portillo fascinada por el silencio
- La actriz ha presentado la obra Silencio basada en el texto de entrada en la RAE de Juan Mayorga
- Destaca que han contruído un artefacto que "no existía" en "un proceso hermosísimo y divertidísimo"
El dramaturgo Juan Mayorga siempre le dice a Blanca Portillo que desde que escribió el discurso de entrada a la RAE “siempre pensó que lo podría haber interpretado un actor o una actriz y que siempre pensó en mí”, ha explicado ella misma en Tarde lo que tarde. Ahora se ha transformado en un monólogo titulado Silencio que puede verse hasta el 11 de febrero de 2022 en el Teatro Español de Madrid.
Ella pensó que estás palabras eran “muy bonitas”, pero nunca imaginó que realmente se podían convertir en un espectáculo. Con la llegada de la pandemia, se lo recordó, se pusieron a trabajar de forma telemática y se “convirtió en una aventura maravillosa”.
Entonces llegó el momento de convertir al teatro lo que había sido un discurso: “Construimos un artefacto que no existía. Ha sido todo un proceso hermosísimo, divertidísimo, donde hemos compartido y hemos tenido ideas comunes, ideas diferentes, hemos llegado a puntos de encuentro y ahora el resultado está encima del escenario”.
“No quiero copiar lo que él hacía”
La actriz asistió a aquel discurso de Juan Mayorga en la RAE: “Me emocionó desde que lo oí. Es muy inteligente, muy sensible y todo lo que se decía en ese discurso a mí me me atravesaba, de alguna manera”. Durante el estudio, ha preferido ver poco aquella grabación y sumergirse en su mundo “especial”: “Quieras que no te influye. Dices no quiero copiar lo que él hacía, no tenía tampoco ningún sentido”.
En la entrevista ha destacado el momento del monólogo en el que dice: “Mil veces me arrepentí de haber hablado, mil y una de haber callado”. Sobre este momento ha añadido: “Hablamos del silencio creativo y del silencio generador, también hay un silencio que a veces nos imponemos para no decir aquello que pensamos o nos imponen desde fuera, y no hay nada más terrible que un silencio impuesto. Cada vez que llega esa frase siempre se me acelera un poco más el corazón”.
Reivindicar el silencio
Las palabras no se entienden sin el silencio y “tiene una palabra que lo nombra”. En la obra se juega con está idea y de la importancia de este, tanto en la vida como en el teatro. “A veces en el silencio también tenemos un fantástico discurso interior lleno de palabras, pero sin sonido. Hay una reivindicación del silencio como un espacio de reflexión. Cuando estamos rodeados de tantísimo ruido y tantísima palabra, viene muy bien de vez en cuando guardar silencio”.
“Incomodan porque no estamos acostumbrados”
A Blanca Portillo le “gustan mucho los silencios” y ha añadido que le “incomodan porque no estamos acostumbrados. Yo siempre he dicho que hay una cosa maravillosa entre dos personas que se quieren, es la posibilidad de no tener que hablar. Esas personas con las que no hace falta siquiera hablar. Cuando alguien está cerca de ti y está en silencio, es que está bien seguro”
Ella no siente que se enfrenta a los silencios, sino que convive. “No me es algo desagradable, todo lo contrario, me hace bien. Además, prefiere no callar e intentar no tener “silencios impuestos”. Cree que “todo se puede decir, si lo dices correctamente” y “el que es elegido sea nutritivo”.
“No lo haría nunca”
Otro de los aspectos se abordan en la obra es el hecho de mandar a callar. Algo que Blanca Portillo reconoce que “no lo haría nunca” porque “no está bien”. Cree que “la gente tiene derecho a decir lo que quiera decir, aunque yo no esté de acuerdo con ello. Lo bonito sería que pudiésemos ser capaces de escucharnos para escuchar al otro. Es un acto fundamental de humanidad para el que tenemos que guardar silencio, escuchar las palabras del otro. Si nos escucháramos, cualquiera puede decir lo que quiera, porque a lo mejor podríamos tener una conversación y cambiar de opinión”.
Acompañada por el público
Cuando se puso ella sola sobre las tablas para interpretar El testamento de María con la dirección de Agustí Villaronga: “Juré que no volvería a subirme a un escenario”. Le pudo “las ganas” de hacer este monólogo de Juan Mayorga porque le interesaba mucho el texto. Durante la obra, explica que sí mantiene un diálogo con los espectadores directamente, una sensación que define como “maravillosa”. “Se me hace bastante menos duro porque me siento muy acompañada por la gente”.
“Es una pasada”
Ante la nominación en los Goya a mejor actriz protagonista, Blanca Portillo reconoce estar “muy ilusionada”. “No te puede pasar nada más bonito, ya que estar nominada y que la gente considere que tu trabajo está entre los cuatro mejores del año, eso ya es una pasada. Es una sensación de ¿en serio?, superregalo. Lo que ocurra esa noche da igual. Yo creo que es una celebración del cine. Creo que es un año estupendo, de una estupenda cosecha. Estoy feliz de estar nominada con otras tres mujeres a las que admiro profundamente. Se lo lleve quien se lo lleve estará bien y será precioso”.