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'Perdón': Juana Acosta y su tránsito a la luz junto a Chevi Muraday

  • La actriz y el actor han presentado la obra en la quieren ir más allá del asesinato del padre de ella
  • Tres décadas después de aquel fatídico suceso, ella retoma la danza que abandonó en ese momento

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Tarde lo que tarde - Juana Acosta y Chevi Muraday: el perdón hecho danza

Reflexionar sobre el perdón, sobre “cómo cortar el círculo de la violencia, esa violencia que genera violencia. Porque es así. Es humano. Cuando te han hecho daño, cuando te han golpeado y te han sesgado la vida, hay algo humano, algo animal, un impulso de querer devolver con la misma moneda”, ha contado en Tarde lo que tarde la actriz Juana Acosta sobre la obra de teatro El perdón que se puede ver hasta el 23 de enero en el Teatro Bellas Artes de Madrid y que protagoniza junto a Chevi Muraday.

“Es una decisión ir para la vida o quedarse en la muerte y en la rabia y para ir a la vida a mí me ayudó el perdón. Me ayudó muchísimo a poderme realizar como mujer, como madre, como artista. Nos gusta, nos interesa que el público por lo menos salga del espectáculo planteando ciertas preguntas alrededor de esto”.

Este es un montaje muy personal para la actriz, ya que cuenta el asestinato de su padre cuando ella tenía 16 años. Ella ha señalado que esto no es una terapia, ya la hizo. “Precisamente por haber podido hacer terapia es que hoy puedo subirme en el escenario y hablar sobre esto. Ahora sí estoy preparada para hacerlo”.

La actriz ha destacado que para sacar la obra de su drama personal y que el espectáculo no sea sobre la muerte de su padre. Usan su experiencia para hablar de algo más universal y lo hacen a través de los textos del dramaturgo Juan Carlos Rubio y los poemas de autoras colombianas.

El trauma a los 16

Ha definido la obra como “un movimiento catártico y reparador porque se hace a través de la danza”. “Yo estaba lista para salir a bailar. Bailaba desde los 3 años hasta los 16, primero ballet, después contemporáneo. A mis 16 años estaba vestida de danza, estaba a punto de salir por la puerta de mi casa, mis clases de baile a las que iba casi cada día. Sonó el teléfono y cuando contesté era la terrible noticia de que mi padre había sido asesinado. Nunca más volví a bailar, jamás me volví a poner la ropa de danza. Fue algo inconsciente. Nunca dije 'yo dejé de bailar, porque recibí la noticia'. Yo no lo sabía, pasaron casi 30 años y cuando lo entendí, descubrí que había sido por eso por lo que yo no había vuelto a bailar, porque se me había incrustado el trauma en la danza”.

“Yo me preguntaba muchas veces por qué no volvía a bailar si me gustaba tanto. Era mi primera gran vocación. De alguna manera la violencia me castró la danza y llegó el momento de querer hablar sobre ello sobre un escenario con un creador maravilloso como es Chevi, a quien admiro profundamente y a quien había visto en el teatro 10 años atrás. Una mañana me levanté y decidí llamar a Juan Carlos Rubio y a Chevy Muraday para que juntos contáramos esta historia”.

El tránsito a la luz

Chevi Muraday ha contado que cuando le llamó, le dijo que le tenía algo que contar, a pesar que se conocían no tenían una relación estrecha aunque la admiraba. “No venía con un libro, ni con un texto, venía con una experiencia personal”. Les junto al dramaturgo Juan Carlos Rubio y a él: “Me quedé pegado a la silla, ya no por el testimonio, porque el testimonio es terrible. Es muy difícil colocarse en su lugar, pero a mí lo que más me emocionó, me emociona aún es desde el lugar donde ella lo cuenta: ese tránsito de la oscuridad a ese tránsito hasta la luz, a ese lugar que ella proyecta”.

El coreógrafo ha destacado que cuando habla de ello lo que proyecta es “luz”, “generosidad”, “belleza”, “bondad” y prefiere quedarse con todo esto, “que es lo que realmente me enganchó de la historia”. Aunque el punto de partida sea el asesinato, no se quería quedar en violencia sino en “un lugar mucho más conmovedor, que es lo que estamo haciendo. El público se emociona, se conmueve, viaja con nosotros y llegamos a ese lugar de luz que es el lugar donde ha llegado Juana”.

A través de la memoria oral

Para el proceso creativo junto al bailarín y el dramaturgo quiso entrevistar a sus hermanos y a los hermanos de su padre: “Para recuperar la figura de mi papá a través del recuerdo de sus seres más queridos, porque el recuerdo es subjetivo, nos acordamos de lo que nos queremos acordar. Han pasado 30 años y yo viví a mi papá hasta los 16, que era una edad muy complicada, yo era adolescente, pero los hermanos de mi papá lo vivieron más tiempo, mis hermanos mayores también”.

“Queríamos ver en qué punto estaba cada uno de los miembros de mi familia con relación a lo que nos pasó, quiénes habían podido perdonar, quiénes no. En el camino entender que el no perdón, también es lícito, en la medida en que no se perpetúe la violencia. Ese es el tema, cuando te hacen daño y quieres devolver con la misma moneda, al final se vuelve un círculo que no acaba nunca”.

Acercarse al mundo de Muraday

Esta no era la primera vez que Chevi Muraday trabajaba con una actriz que no baila. Dice ser “un gran afortunado” porque no elige a los intérpretes, sino que eligen trabajar con él. “Quieren acercarse a mi mundo, a mi universo y a la danza o más que la danza igual al cuerpo, al movimiento. No tienen formación como bailarines, pero son grandes intérpretes”.

Ha contado que cree que lo articula “encontrando los límites de cada uno y sin tener ningún sitio exacto donde querer llegar. Cuando empiezas a trabajar, empiezas a investigar y sabes de repente o empiezas a conocerlos físicamente y hasta dónde pueden llegar. Creo que es un camino muy bonito, muy generoso, de muchísima complicidad con a donde llegamos. Es un lugar exactamente solo nuestro, porque con ningún otro puedes llegar a ese mismo sitio. Es muy íntimo. Es realmente bellísimo. Tengo una experiencia con cada uno de ellos maravillosa y única”.

Juana Acosta ha destacado que su cuerpo respondió “sorprendentemente bien” porque “el cuerpo tiene memoria”. A lo largo de tres meses durante cinco horas al día de entrenamiento estuvo trabajando con el bailarín. Chevi Muraday ha añadido que la danza le ha dejado a ella “disciplina y tenacidad”.