Trasmoz, el único pueblo de España que ha sido excomulgado. ¿Conoces su historia de este lugar maldito?
- El abad del Monasterio de Veruela lo maldijo en 1511 con un ritual nocturno
- Gustavo Adolfo Bécquer se inspiró en la localidad para algunos de sus relatos
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El zaragozano pueblo de Trasmoz lleva más de siete siglos repudiado por parte de la Iglesia Católica. Situado entre Tarazona y el Moncayo, rodeado de montes y con gran parte de su término municipal ocupado por el Parque Natural del Moncayo, este enclave de nuestra geografía es conocido a nivel popular por unos hechos que marcaron su historia para siempre, convirtiéndolo en un pueblo maldito.
Todo se remonta al año 1255 cuando las provisiones de leña, tan necesaria para paliar su gélido invierno, no llegaban a los habitantes del pueblo. El abad del Monasterio de Veruela, el primero de la orden cisterciense de Aragón, situado a cuatro kilómetros de la localidad, acabó de cuajo con las disputas tomando una drástica decisión: la excomulgación.
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Este hecho, acaecido hace siete siglos y medio, no fue más que el pistoletazo de salida para una serie de acontecimientos que han ido formando la leyenda oscura que envuelve a esta localidad aragonesa.
Nuevo choque eclesiástico
Pasados casi tres siglos desde que dejó de formar parte del Reino de los Cielos, otro conflicto con la Iglesia volvió a ser determinante para el devenir de la población. En esta ocasión fue por el abastecimiento de agua. Corría el año 1511 cuando el señor de Trasmoz, Pedro Manuel Ximénez de Urrea, se encaró al abad del Monasterio ya que los clérigos habían desviado el curso del agua para su propio beneficio, de manera que los trasmoceros y trasmoceras no tenía acceso.
El conflicto de tal envergadura que incluso las Cortes de Aragón mediaron a favor de Ximénez de Urrea, pero el abad no hizo ni caso. Al contrario, decidió tomarse la justicia divina por su mano y lanzó una maldición sobre el pueblo y sus habitantes de la que aún se habla. En plena madrugada, cubrió el crucifijo del altar con un velo de color negro y recitó el salmo 108 de la Biblia (una maldición de Dios contra aquellos que le atacan). Con cada una de sus frases, el clérigo daba un toque de campana para que quedara constancia de lo que estaba ocurriendo. Y así, Trasmoz pasó a convertirse en un pueblo maldito.
Gustavo Adolfo Bécquer, seducido por el halo de misterio de la localidad
A partir de entonces Trasmoz se ha relacionado con brujería, aquelarres e invocación de muertos, un universo que ha llamado la atención de los amantes de lo inexplicable y que sirvió de inspiración para uno de nuestros autores más célebres en algunas de sus obras: Gustavo Adolfo Bécquer.
El escritor se trasladó al monasterio a modo de terapia para reponerse de la tuberculosis que padecía y quedó seducido por el embrujo del lugar. En Cartas desde mi celda incluye el relato de la Tía Casca, un escrito con tintes de crónica periodística que cuenta las aventuras de este personaje, habitante de Trasmoz, y hace alusión a su tradición esotérica.
“Los sábados, después de que la campana de la iglesia dejaba oír el toque de las ánimas, unas sonando panderos, y otras, añafiles y castañuelas, y todas a caballo sobre escobas, los habitantes de Trasmoz veían pasar una banda de viejas, espesas como las grullas, que iban a celebrar sus endiablados ritos a la sombra de los muros de la ruinosa atalaya que corona la cumbre del monte”
Trasmoz en la actualidad
El paso de los siglos no ha liberado a Trasmoz de la fama de pueblo maldito aunque cabe decir que sus habitantes conviven con ello a la perfección. Con una población que no supera el centenar de personas, este enclave aragonés se ha convertido en lugar de visita no solo para los aficionados a lo oculto sino también para los amantes de la naturaleza que, además, quieran ver de cerca los restos de su castillo medieval.
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El Monasterio de Veruela, el foco de su mala fama, es uno de los puntos turísticos de la zona, que también alberga actividades culturales como el Moncayo Music Fest o el Campeonato de España de Mushing Tierra.
Y como no podía ser de otra forma con un pueblo español de tal fama, los guionistas de la serie de RTVE El Ministerio del Tiempo , Tiempo de Hechizos, donde también aparece Bécquer en su periplo por la localidad.