El arte de desaparecer, o cómo se esfumó una obra de 38 toneladas
- “Obra maestra” (Anagrama) es la historia de la desaparición de una escultura de Richard Serra
- El periodista Juan Tallón explica a Página Dos cómo reconstruyó el caso
- Tallón compara el misterio con una película de Hitchcock
En los inventarios de la historia hay obras de arte secuestradas, robadas, despedazadas o incluso rehechas, como bien saben en Borja. Y luego hay otras de las que nada se sabe. Cuando una obra desaparece nadie tiene claro qué hay detrás: una distracción, una mala intención, un ánimo justiciero, un despiste sideral.
Todo periodista encuentra tarde o temprano en su carrera su Gran Obsesión. Es una noticia que se cruza con él un día, sin más, y que con el tiempo le atrapa y monopoliza de tal modo que ya siente la causa como suya, como una causa personal que debe llevar hasta el final. Juan Tallón (Ourense, 1975) supo de esta historia cuando ya se había consumado. Pero vayamos por partes.
De Serra a Houdini
Madrid, 1986. El Museo Reina Sofía encarga una obra para su próxima apertura de puertas a una estrella de la escultura, el norteamericano Richard Serra. Al poco el artista entrega su creación: cuatro bloques independientes de acero de grandes dimensiones. Treinta y ocho toneladas en total. Hasta aquí todo bien. La crítica se rinde a los pies de Serra una vez más, se eleva la pieza a obra maestra del minimalismo, y pasados unos meses de ardor, la pieza procede a almacenarse. Así es: el sic transit gloria mundi no solo acaece a los hombres, también a las piezas de arte. Estamos en 1990. El espacio, más en Madrid, es un asunto caro. El museo decide entonces (aquí puede haber una clave) confiar la obra a una empresa de almacenaje de arte, que la traslada a su nave en Arganda del Rey. Pasan los años. En 2005 el Reina Sofía quiere recuperarla para exponerla de nuevo pero, horror de horrores, la pieza no aparece. Llamadas telefónicas, mails tensos, dimes y diretes, sudores fríos. Nadie sabe cómo ha desaparecido, ni en qué momento, ni a manos de quién. La empresa que la custodiaba hizo suspensión de pagos en 1998.
La historia de esta desaparición se convirtió en la Gran Obsesión de Juan Tallón. En Obra maestra (Anagrama) el escritor habla con el equipo del museo, la jueza que instruyó el caso, ministros, galeristas americanos, el propio Richard Serra, marchantes, vigilantes, políticos, un jubilado, un chatarrero, un taxista y hasta una agente de la Interpol. El resultado es una crónica novelada entre el disparate y lo alucinógeno. ¿Cómo es posible que algo así sucediera? ¿Cuál fue el verdadero destino de la famosa, enorme y pesada escultura de acero convertida en aire? ¿Es posible que acabase mal vendida a peso y que hoy media España se afeite con cuchillas de Richard Serra?
¿Cuál fue el momento en el que se dijo: sí, voy a escribir sobre esto? «En una visita al Reina Sofía con César Aira recordamos la noticia y me dije que había un potencial novelesco en la peripecia de la escultura». Tallón ha dedicado diez años de su vida a este libro. «Es una metáfora de la búsqueda, del deseo de saber, de querer obtener una respuesta, algo que es el motor de la vida. No creo que la escultura reaparezca jamás». A efectos literarios, quizá mejor así. «La revelación del misterio es siempre inferior al misterio».