«Lo del mundo digital no es amor genuino, sino amor estadístico, una construcción hecha de datos»
Noticia Página Dos
- Silencioso, asimétrico, platónico, olvidado: Agustín Fernández Mallo escribe sobre los tipos de afectos
- Página Dos habla con el escritor de “El libro de todos los amores” (Seix Barral)
- «Quise hacer un inventario de amores, como el que construye un pantone de los colores»
Venecia, en algún momento del siglo XXI. La humanidad se encamina (sin saberlo) al colapso, mientras una pareja recorre la ciudad, ajena a las señales que anuncian el fin de la sociedad tal y como la conocemos. Él es un profesor de latín en un año sabático; ella es escritora y está trabajando en un ensayo sobre el amor.
Así empieza El libro de todos los amores (Seix Barral), la sexta novela del escritor Agustín Fernández Mallo, que vuelve a jugar con estilos y géneros, mezclando hábilmente ficción, poesía y ensayo. Mallo es físico de profesión, vive en Mallorca y editó su primer libro de poesía en 2001, el autopublicado Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus (reeditado por Alfaguara en 2012). Luego vinieron Creta, Joan Fontaine Odisea, Antibiótico, Carne de píxel o Ya nadie se llamará como yo.
Pero este escritor nacido en La Coruña en 1967 se hizo conocido para el gran público en 2006, cuando publicó el primer volumen de lo que se convertiría en una trilogía: Nocilla Dream, Nocilla Experience (2008) y Nocilla Lab (2009). La prensa daría ese nombre a una generación (también llamada Afterpop) de escritores como Jorge Carrión, Eloy Fernández Porta, Javier Calvo, Eloy Fernández PortaLolita Boscho Juan Francisco Ferré. La etiqueta apareció en el mismo momento en el que nacieron muchas editoriales pequeñas sin miedo a publicar textos más experimentales, a una nueva forma de narrar fragmentada, referencial, poética y satírica.
En los detalles cotidianos están todas las formas del amor
«Enamorarse consiste en permitir que otro te meta en su cabeza y que ahí, atrapado tú ya para siempre en sus sueños, a su antojo haga contigo lo que quiera; a partir de ese instante serás un archivo móvil dentro de su cuerpo.»
Mallo tiene entre sus escritores preferidos a Proust, Borges, Cortázar, Kafka, Bukowski, Vian, Topor, Foster Wallace. Toca la batería y practica la escalada. En la librería de la casa de su infancia había poesía y ensayo, pero muy poca novela. «Creo que a mis padres les parecía un mero entretenimiento, como a mí hoy me lo pueden parecer esas películas malas de los domingos por la tarde. Nunca me dijeron que leyera, porque sabían que los niños no hacen lo que les dices, sino lo que ven. También había revistas científicas, que a mí me atraían muchísimo.»
Óscar López le pregunta al autor sobre el amor. «Es el motor de la condición humana, para lo bueno y para lo malo». En esta novela el lector va a encontrar «una especie de enciclopedia de microamores que yo veo en mi cotidianidad, y en paralelo está la peripecia de un matrimonio en Venecia. En esa parte hay un tercer personaje, el embajador, que es una suerte de fantasma que ha escogido a esta pareja como una suerte de Eva y Adán, los elegidos para salvarse de la destrucción.»