Jorge Martí: "Muchas veces busco hasta empatizar conmigo mismo"
- Es el líder del grupo La habitación roja desde 1994 y enfermero en una residencia en Noruega
- Esta doble vida la proyecta en su autobiografía bajo el nombre Canción de amor definitiva
Canción de amor definitiva es el libro autobiográfico de Jorge Martí, el lider desde hace más de 25 años de La habitación roja. En él describe la doble vida entre la música y la enfermedad que lleva entre dos países, España y Noruega. Puede estar un día cantando a pleno pulmón con la guitarra en mano junto a sus fans alguno de sus temas como "Ayer" o "Indestructibles" y al día siguiente, estar de enfermero en una residencia para pacientes con demencia y alzhéimer en el país nórdico.
"Invito a al gente a que lea la historia de mi vida. Cuando alguien lee algo así se va a sentir identificada porque yo creo que lo más bonito de este tipo de libros es que puedes conseguir el ver pasar todo tu vida por delante leyendo la historia de otra persona. Yo busco empatizar, hasta conmigo mismo. No es un ajuste de cuentas ni está escrito desde el rencor, pero narra un viaje desde la inocencia, desde la vulnerabilidad", comenta el cantante a Julia Varela en Tarde lo que tarde.
Martí no le pidió a nadie escribir un libro, sino que fue la propia editorial. "Me preguntaron si me gustaría contar mi historia. Como había hecho un documental antes pues me parecía un reto importante y una manera de comprenderme, de entender mi vida, de superar todos esos conflictos y contradicciones", reflexiona.
Su conexión con Santiago Auserón
En la 'La bola de cristal', aquel programa que daba Televisión Española, el valenciano vió a Santiago Auserón y surgió un magnetismo especial con él. "Era mi programa favorito y lo vi por primero vez y me cautivó. Recuerdos esos primeros veranos de mi adolescencia con "Semilla negra", "Escuela de calor", "La ciudad interior", esas canciones marcaron esos años y se convirtió en mi grupo favorito. Me acuerdo que en las piscinas privadas, cogía una guitarra y solía imitar aquellos movimientos que hacía Santiago", recuerda.
Tuvo la oportunidad de conocerlo en el Festival del Sonorama pero el encuentro se produjo en un concierto en Denía. Además de poder contarle una anécdota que le había pasado con él. "Le conté una historia de juventud y ahí conectamos y entonces me dijo "tómate una copa de vino" y empezamos a hablar más. Es difícil acercarta a tus ídolos muchas veces pero salió bien"
25 años en La habitación roja
Jorge Martí lleva al mando de La habitación roja más de 25 años en los escenarios, con 13 discos publicados. Una idea que surgió junto a su gran amigo José, el bateria del grupo. Comparten momentos e historias desde los 4 años cuando soñaban con "formar una banda y dedicarse a la música" pero que "primero serían futbolistas" que es lo que "le gustaba a sus padres". El líder estuvo en las categorías inferiores del Valencia F.C.
"Para mi es mi segunda familia, tenemos una relación entrañable. Estos dos chavales de pueblo consiguieron llevar adelante sus sueños y unieron a dos persoans más. Los cuatro somos muy diferentes pero nos une el grupo, el amor por la música, las ganas de ver mundo, de conocer a gente, de experiemntar cosas. Ha sido un viaje increíble y un sentimiento de familia que forma este conjunto tan sólido", explica.
Molde, su segundo hogar
En marzo de 1996, el cantante se muda gracias a una beca Erasmus de enfermería a Molde, Noruega. Allí, al poco de llegar, conoció a "una chica rubia, muy guapa, de facciones nórdicas, alta con ojos grandes y una sonrisa cautivadora" y mientras la contempló "tuvo la sensación extraña de haberla visto antes". Ella es "su compañera de vida" y "la persona con la que comparte sus alegrías y "sus penas". Ingrid Øverås, la madre de sus hijas.
"La conocí como una casualidad como en "Los amantes del círculo polar". Hemos pasado juntos un montón de cosas. En el libro cuenta esta gran historia de amor", reflexiona. "Es una relación que le ha dado sentido a la vida y como dice mi amigo Rafa "el amor es una conversación que nunca decae", pues nosotros a pesar de todos los años nos sentamos a hablar horas y horas y nunca se acaba".
En el año 2009, a su mujer le diagnosticaron el síndrome de fatíga crónica, una "enfermedad crónica y fea que realmente no se percibe como algo grave pero en verdad sí ya que condiciona su vida". A Ingrid, le dieron la incapacidad antes de los 40 y "fue algo que les marcó mucho".
Por ello, Jordi compagina su trabajo en el grupo con ser enfermero en una residencia de pacientes en el país nórdico. "He aprendido que la enfermedad es parte de la vida, que le puede pasar a alguien de tu entorno. Es una gran resilencia, capacidad de soportar esos momentos, Además crea mucha frustración y sobre todo si le pasa a alguien que quieres, como a ella".