¿Hay espacio para la moda en tiempos de guerra? Miuccia Prada responde
- Miuccia Prada analiza el momento y cree que no es tiempo para fantasía, derroche y excesos
- El conflicto bélico de Rusia y Ucrania marca la conversación social y llega a la moda
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'Guerra' es la palabra del día. Es TT. Es Tendencia. Todos los medios de comunicación abren sus portadas con el conflicto que mantienen Rusia y Ucrania y mientras, en Milán, solo se habla de moda. Con el panorama internacional tan crispado y tan pendiente de lo que ocurre al noreste de Europa, todos nos preguntamos. ¿Hay espacio para la moda en tiempos de guerra? En declaraciones a The Business of Fashion (BoF) Miuccia Prada se muestra tajante: "No es momento para la fantasía". Cierto. No es el momento para el derroche, el exceso, el lujo evidente y la teatralidad que imperan en la moda. Es el momento, quizá, para el pragmatismo, el recato, el minimalismo y la funcionalidad. No es la primera vez que el mundo de la moda se haya inmerso en una guerra. La historia nos cuenta cómo el sector ha tenido que reinventarse cuando se ha visto afectado por todo tipo de crisis: guerras, ya sean políticas, económicas o sociales.
Los años 40, marcados por la II Guerra Mundial
La escasez de materiales marcó las tendencias, tanto en las formas como en el estilo. La seda y el nylon se destinaron a hacer paracaídas y los modistas tuvieron que conformarse con tejidos sin brillo, con una apariencia más neutra. El glamour estaba mal visto, se consideraba ostentoso, y el aire militar lo impregnó todo. Las gabardinas, las chaquetas masculinas y las saharianas invadieron los armarios. De día se vestía de forma austera y de noche se hacía pequeñas concesiones a la coquetería. El traje de chaqueta y falda por debajo de la rodilla se impone en la calle. ¿Ocurrirá lo mismo en pleno siglo XXI?
El conflicto bélico acaba de empezar y es pronto para saber qué recorrido y consecuencias tendrá. Pero los diseñadores ya están planeando sus estrategias por si el panorama mundial cambia por completo. En las últimas temporadas, marcadas por la pandemia de coronavirus, ya hemos visto firmas que se alejan de la fantasía para abrazar una nueva filosofía. La ropa práctica rivaliza con los vestidos de fiesta y ya nadie se echa las manos a la cabeza cuando ve a una celebrity con un pantalón de chándal y una sudadera. No hay que olvidar las dos tendencias más importantes de estos años: la sostenibilidad y la ropa sin género; y ambas encajan en un escenario adverso. El reciclaje es hoy un mantra para la industria de la moda, y en épocas de recortes se potencia. Luego está el auge de la ropa de segunda mano y la moda de dar otras vidas a las prendas, rehaciendo, remendando, resucitando lo que yacía al fondo del armario. Lo mismo ocurre con la ropa de aire ambiguo, el unisex. La consigna es, como en los 40 del XX, unificar las prendas para hombre y mujer, aunque ahora se va más allá y se tiende a que la prenda no tenga etiquetas: ni de género, ni de temporada.
Las conquistas de Prada
Hablamos de historia, pero en realidad hablamos del desfile de Prada, que se enmarca a la perfección en esa estética años 40, actualizando las prendas con tejidos de nueva generación y guiños al deporte y al armario tradicionalmente llamado masculino. Una colección que habla de las conquistas, pero no de las bélicas. "Esta colección trata sobre la historia de la mujer, trata sobre las historias de las personas, no sobre la historia de la moda", dicen Miuccia Prada y su 'compinche' Raf Simons.
Vemos, como en aquellos años de carestía, chaquetas en lanas y tweed, siempre en tonos grises. Jerséis amplios, y largos, de punto en tonos no-color que parecen heredados, abrigos recios que se dejan alegrar con detalles de plumas en tonos flúor, vestidos minimalistas en negro absoluto... todo muy Prada. Pero luego vemos, además, camisetas sencillas como las que se usan para hacer deporte, y abrigos que en realidad son una cazadora bomber alargada, customizada, 'pradatizada'. La bomber o cazadora de aviador se creó para los militares norteamericanos en los años posteriores a las II Guerra Mundial, pero con el paso del tiempo la han adoptado distintas tribus urbanas. Se mira al pasado, y se construye un presente. Miuccia mira todo lo que ha hecho en estos años, celebra sus éxitos y valora todo lo conseguido: en definitiva, se hace un homenaje. Es una de las mujeres más relevantes de la moda, de la de antes y de la de ahora. Y esta tímida revisión que se dedica suena, para algunos a despedida. "Valorar la historia nos hace valorar la historia de Prada", dice. "No hemos hecho recreaciones evidentes, pero sí hay destellos de cosas que todos conocen, del lenguaje de Prada". La top española Marina Pérez ha desfilado para la casa italiana, y también Kaia Gerber y Kendall Jenner, aplaudida a rabiar por su hermana Kim Kardashian. Cuatro mujeres que también ha hecho conquistas, algunas más silenciosas que otras.
Este estilo masculino y minimalista se adivina también en otras colecciones, como las de Capasa y Fendi. Fendi también mira a su pasado y en esta colección mezcla dos colecciones icónicas de la marca, la de primavera-verano de 1986, repleta de estampados geométricos y looks entallados, y la de otoño-invierno de 2000, marcada por la ligereza y la comodidad. Vemos vaporosos en tonos rosas y verdes, pero también elegantes faldas lápiz de cuero, prendas inspiradas en la lencería retro y camisas de estilo masculino. Las casas de moda se reinventan con cada temporada, o al menos lo intentan. Tras los pasos que se han dado para abrazar el genderless y la sostenibilidad, se trabaja duro ahora para ser inclusivos y apostar por la diversidad en los desfiles y campañas.¿Pero es suficiente?