'Doce en el patíbulo', la película que rompió los esquemas del cine bélico
- El director Robert Aldrich escandalizó a Hollywood con esta cinta antibélica
- Doce en el patíbulo desdibuja los estereotipos de "buenos" y "malos"
- No te pierdas el ciclo de cine bélico de Días de Cine Clásico hasta el 21 de marzo
Ampliar la mirada sobre un género siempre es un salto arriesgado, más aún cuando lo que se pretende poner patas arriba es cine bélico. Pocos géneros son capaces de llevar tan al límite las emociones, películas de guerra que inevitablemente llevan al espectador a situarse en uno u otro bando, bajo la máxima de “los buenos contra los malos”. Quienes han logrado sortear sus fronteras con éxito han logrado crear joyas imprescindibles en la historia del cine.
Uno de esos directores es Robert Aldrich (¿Qué fue de baby Jane?), que en 1967 logró dinamitar las convenciones dramáticas del cine de guerra. Doce en el patíbulo, la cinta que se emite en Días de Cine Clásico, fue una de las primeras películas en mostrar los matices de las contiendas, donde el perfil de víctimas y verdugos se difumina. ¿Quién son los buenos en una guerra?
Desdibujar los estereótipos bélicos
La cinta se sitúa en el año 1944, últimos días de la Segunda Guerra Mundial. El ejército de los Estados Unidos idea una misión que tiene como objetivo interrumpir la cadena de mando alemana: asaltar una mansión aislada donde los oficiales alemanes de alto rango suelen ir con sus amantes y acabar con sus vidas. Para llevar a cabo esta operación suicida, el ejército ha decidido utilizar delincuentes que están a la espera de la ejecución de una sentencia de muerte o que han sido condenados a pasar al menos 20 años en prisión. Si los "voluntarios" sobreviven y se distinguen, sus sentencias serán conmutadas.
El oficial a cargo de la operación, el general Worden (Ernest Borgnine) ha elegido al mayor John Reisman (Lee Marvin) para entrenar a los hombres y guiarlos en la misión. Reisman es seleccionado por una razón específica: es un conocido problema de disciplina y, si falla, el ejército se librará de él. Descontento pero obediente, Reisman se encuentra con su grupo de 12 hombres enojados, un grupo hosco y antisocial, muchos de los cuales son asesinos y violadores convictos.
Un tretrato de las atrocidades de guerra en ambos bandos
Basada en la novela homónima de E.M. Nathanson, el guion pone el foco en una práctica utilizada comúnmente en las guerras: colocar a los criminales en primera línea con la promesa de un perdón total si sobreviven. Aunque a menudo no se le considera como tal, The Dirty Dozen (su nombre original) se convirtió en la primera película de gran calado en Hollywood en reconocer que la brutalidad y las atrocidades ocurrieron en ambos lados de la Segunda Guerra Mundial.
Estrenada en uno de los momentos más complejos de los Estados Unidos, que en aquellos años se encontraba inmerso en la cruenta y catastrófica guerra de Vietnam de la que salió derrotado. El objetivo de Aldrich, abiertamente antibelicista, era desdibujar las líneas entre “buenos” y “malos” (incluso si cuando hablamos de esos malos estamos refiriéndonos a soldados nazis). Por si no fuese suficiente, la moral distraída de los supuestos “buenos” escandalizaba a propios y extraños.
Una mirada que escandalizó a muchos, pero que sentó las bases de un cine mucho más crítico, que mostraba la guerra de una manera más realista y menos heroica a como se había retratado habitualmente en Hollywood. Cintas posteriores como Johnny cogió su fusil (1971), Salvar al soldado Ryan (1998), protagonizada por Tom Hanks, o Malditos Bastardos, (2009), de Quentin Tarantino, que confesó que se había basado plenamente en esta cinta para construir a sus personajes.
A pesar de ser despreciada por la Academia de los Oscar, que solo lo otorgó 4 nominaciones, de los que ganó la estatuilla a los Mejores efectos especiales, Doce en el patíbulo se convirtió en la cinta culmen de la carrera de Aldrich como cineasta. La película que mayor acogida tuvo de todas sus cintas y que más ha perdurado en el tiempo. Un título imprescindible que podréis ver esta noche, a las 22.00h en Días de Cine Clásico, en La 2.