Cuando la pasión por los libros se convierte en locura
- Página Dos entrevista a Eva García Sáenz de Urturi acerca de El Libro Negro de las Horas (Planeta)
- El thriller desvela una trama en la que se trafica con joyas bibliográficas
- Nos reencontramos con el personaje del investigador Unai López de Ayala, alias Kraken
El año 2020 fue nefasto para todos, pero a la escritora Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria,1972) le trajo una alegría: ganó el Premio Planeta con Aquitania. Para escribir esa novela histórica sobre unos inexpertos reyes recién llegados al trono tras el asesinato de sus padres, Urturi realizó un curso sobre pigmentos en los manuscritos medievales. Y quedó fascinada. Quiso saber más. Empezó a leer sobre códices, incunables, imprentas, coleccionismo. Este invierno ha publicado el thriller que nació de esas pesquisas; El libro negro de las horas (Planeta), que gira en torno a un delito tan subterráneo y desconocido como real: la falsificación de libros antiguos.
El comienzo de la novela es así de contundente: «Alguien que lleva muerto cuarenta años no puede ser secuestrado y, desde luego, no puede sangrar. Y mucho menos sangrar profusamente en una elitista editorial de facsímiles en la que también ha sido asesinada Sarah Morgan, una prestigiosa profesional de la bibliofilia, cuando un valioso incunable estalló —sí, explotó— porque una mente enferma y desatada aplicó una capa de glicerina sobre su cubierta tras modificarla y convertirla en letal. Me llamo Unai, me llaman Kraken. La sangre que apareció junto al cadáver era de mi madre, fallecida en 1982 según la lápida del cementerio de Villaverde a la que llevo toda la vida rezando mientras coloco lavanda junto a unas letras que ahora se revelan falsas. Aquí empieza mi historia.» Quien habla es el investigador Unai López de Ayala, alias Kraken, que toda su vida ha creído ser huérfano. Una llamada de teléfono le hará sospechar que nada es lo que parece.
Óscar López pregunta a Sáenz de Urturi acerca de la falsificación de libros antiguos, uno de los puntales de la trama. «Siempre que en el arte hay piezas únicas hay reproducciones y también ladrones que buscan el original, así que la cosa da mucho juego para un thriller».
Ser una superventas altera a los haters
Aunque nació en Vitoria, Sáenz de Urturi vivió muchos años en Alicante. La vocación se le despertó a los catorce años, cuando empezó a escribir un diario. Estudió Óptica y Optometría y tuvo un importante cargo en una multinacional. En 2012 debutó por fin en la literatura con La saga de los longevos. Luego vendrían Los hijos de Adán, Pasaje a Tahití, El silencio de la ciudad blancao Los ritos del agua. Es una de las escritoras más leídas de España. Lo peor que trae la fama masiva es el insulto, el prejuicio, la provocación. Cuando ganó el Planeta, Sáenz de Urturi tuvo que escuchar absurdeces. En vez de quedarse callada, contestó con un artículo. Ante la estupidez solo queda centrarse en la propia tarea. «Me meto en mi despacho a seguir imaginando mundos y realidades donde nadie insulte a nadie por trabajar.»
Antes de despedirnos de ella le preguntamos acerca del título de la novela. ¿Qué puede contarnos de ese tesoro bibliográfico medival, esos devocionarios llamados libros negros de las horas, llamados así por el color oscuro de sus hojas? «Eran encargos carísimos que los nobles más acaudalados pedían para conocer las oraciones y el orden de las fiestas del año litúrgico. Se entregaban el día 1 de enero. Han quedado muy pocos. Se dice que hay siete, aunque yo solo he encontrado documentación de tres».