VIH: la historia del hombre al que se señaló como 'paciente 0' por error
- En 1981, la aparición de diagnósticos inusuales de neumonía y sarcoma de Kaposi saltó las alarmas sociales
- Gaetan Dugas fue acusado injustamente de ser el "paciente 0 supercontagiador" del sida
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En 1981, comenzaron a darse una serie de diagnósticos inusuales, principalmente en Estados Unidos. Una extraña neumonía había afectado a cinco hombres de Los Ángeles. Meses después, principalmente en California y Nueva York, varios casos de sarcoma de Kaposi, un tipo de cáncer que produce parches de tejido anormal en zonas como el revestimiento de la boca, la nariz y la garganta, o bajo la piel, fueron detectados. ¿Qué estaba sucediendo?
Ni la neumonía como el sarcoma de Kaposi eran enfermedades desconocidas, pero había algo insólito. Todos los casos se estaban empezando a dar de forma recurrente en pacientes con un perfil común: todos eran varones homosexuales. Y la evolución de la enfermedad en todos ellos era rápida y mortal. Ante el incremento de casos, saltaron las alarmas sociales, y lo hicieron empleando una terminología que incrementó la marginación de un colectivo ya de por sí estigmatizado. El término era “cáncer rosa”, también conocido como “la plaga gay”.
Gaetan Dugas, acusado de ser el "paciente 0"
En marzo de 1984, un equipo de epidemiólogos estadounidenses comenzó a relacionar la enfermedad con un agente infeccioso transmitido por la sangre y los fluidos. Tras entrevistar a los pacientes afectados, la mayoría residentes en California, o a los contactos cercanos de los pacientes fallecidos, crearon un gráfico que reflejaba quién había mantenido relaciones sexuales con quién. En el centro de la red, se encontraba Gaetan Dugas, etiquetado como “Paciente O". Este asistente de vuelo homosexual fue presentado por los medios como el “paciente 0 supercontagiador”, quedando señalado como el culpable de la pandemia. Gaetan fue injustamente acusado de traer el virus de África y de haberlo diseminado por las principales ciudades de Estados Unidos debido a su profesión de asistente de vuelo y a su “extrema promiscuidad”, llegando a recibir el apelativo de “el Colón del sida”, en una campaña mediática de sensacionalismo que no vio límites.
La prensa tergiversó la información sobre Dugas, interpretando la etiqueta de “Paciente O” como “Paciente 0”, un término jamás empleado por los investigadores. “Paciente O” no hacía referencia a que hubiera sido la primera persona infectada, sino a que procedía de fuera de California (Out of California), pero el significado real de la etiqueta fue obviado por los medios, que la aprovecharon como pretexto para señalar a Dugas apoyándose en unas investigaciones cuyas afirmaciones estaban muy lejos de señalar a un único culpable.
A principios del siglo XXI, un estudio publicado por la revista Science reveló que el comienzo de la pandemia se remontaba a la primera mitad del siglo XX, en África central. Según un grupo de investigadores de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Camerún, un virus hallado en chimpancés que habitaban en las selvas del sur de Camerón mutó, pasando a afectar a los seres humanos. Esta investigación proporcionó, por primera vez, información clara sobre el origen del virus del VIH.
Según la reconstrucción del evolucionista Michael Worobey, de la Universidad de Arizona, y el historiador de la salud pública Richard McKay, de la Universidad de Cambridge, el virus llegó al Caribe a mediados de los años sesenta a través de unos cooperantes haitianos que se habían contagiado en África, donde realizaban labores de alfabetización; desde Haití el virus saltó a Nueva York, y después no solo pasó a zonas cercanas como Pensilvania y Nueva Jersey, sino también a Georgia, San Francisco y el resto de California.
Tras el incremento de casos de sida, los principales laboratorios de Europa y América iniciaron una carrera a contrarreloj para descubrir el agente causante de la enfermedad. En 1983, tras aislar por primera vez el virus, un equipo del Instituto Louis Pasteur liderado por Luc Montagnier, junto a la viróloga francesa Françoise Barré-Sinoussi, descubieron el virus LAV-1 (Lymphadenopathy Associated Virus), posteriormente llamado VIH. El descubrimiento del VIH fue reconocido con el Premio Nobel de Medicina, que recibieron Montagnier y Sinussi en el año 2008.
Prevención del VIH: la esperanza del futuro
Tras varias investigaciones, en 1988 fue aprobada la distribución de ATZ, un antirretroviral, que, por su elevada toxicidad, generó una gran controversia social y el rechazo de numerosos pacientes a seguir el tratamiento. En 1996, se logró dar con el primer tratamiento antirretroviral de triple fármaco realmente eficaz. Durante la tercera década de la pandemia, la enfermedad comenzó a tratarse con fármacos en forma de pastilla diaria, sin prácticamente efectos adversos, y reunidos en una sola pastilla al día. La llegada de los tratamientos antirretrovirales supuso un gran avance en la lucha contra el sida, pero también potenció la brecha entre los países desarrollados y los países en países en vías de desarrollos debido a la desigualdad en la distribución del tratamiento, siendo África subsahariana la región más afectada.
A día de hoy, los esfuerzos se centran en la prevención del contagio a través a través de la profilaxis pre-exposición (PREP), una pastilla administrada a personas con alta probabilidad de infectarse y que, tomada de manera constante, tiene una eficacia cercana al 100%. En España, esta pastilla se suministra desde noviembre de 2019. Hay otra gran esperanza en la lucha contra el virus: la vacuna preventiva del VIH, sobre la que recientemente hubo prometedoras novedades: en 2021, el estudio MOSAICO anunció la fase III de desarrollo de su vacuna, sobre la que ya se están realizando ensayos con 3800 voluntarios.