El invierno en el triángulo de hielo, la zona más fría de España
- El territorio comprendido entre Teruel, Calamocha y Molina de Aragón es conocido como el triángulo de hielo
- Es la zona poblada de España dónde se han registrado las temperaturas mínimas más extremas
- Sus habitantes deben convivir con en el frío invernal y temporales como Filomena o Gloria, que les dejaron aislados
Tal como muestran los datos oficiales de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el invierno azota de forma especialmente dura algunas zonas de las provincias de Teruel y Guadalajara. Si bien es cierto que la cifra más destacada hasta la fecha se detectó el 17 de diciembre de 1963, cuando se llegó a los 30 grados bajo cero en el Observatorio de Calamocha-Fuentes Claras, a día de hoy, las temperaturas siguen siendo extraordinarias. Solo hay que remontarse a las borrascas que tuvieron lugar en 2020 y 2021, Gloria y Filomena, que provocaron que las carreteras quedaran cortadas por la nieve..
La circulación general de la atmósfera determina que España, por su posición geográfica, reciba masas de aire dominante del Atlántico que provocan el carácter térmico templado característico de la península. Sin embargo, en ocasiones las corrientes atlánticas se interrumpen y dejan paso a otras de procedencia polar. Es entonces cuando se producen los episodios de frío extremo.
El caso del triángulo de hielo, un territorio de 2.000 kilómetros cuadrados entre la capital de la provincia, Molina de Aragón y Calamocha, va más allá. Tal y como explica el especialista en divulgación científica Vicente Aupí, esta zona está especialmente abierta y desprotegida frente a los vientos de componente norte dada su posición orográfica. Al estar situado en entre los 900 y los 1.000 metros de altura, no tienen barreras montañosas con entidad suficiente que las abriguen. Además, se trata de una fosa, por lo que los flujos quedan estancados durante varios días.
No obstante, hay otros sucesos que ayudan a desmitificar esta circunstancia: dejando a un lado las gélidas noches, la presencia de cielos predominantemente despejados durante el invierno permiten la subida de las temperaturas durante el día.
Los habitantes de este triángulo geográfico no solo han aprendido a adaptarse al duro clima, sino que lo han integrado como parte de sus vidas. De hecho, algunos pensarán que son las heladas las que dejan a la población aislada del resto de la civilización. Pero se equivocan.
Con el paso de los años, los pueblos van quedando vacíos y las escasas personas que permanecen en sus hogares van siendo olvidados.
Este documental de “El Escarabajo Verde” se detiene a observar a estas personas acostumbradas ya a prepararse para el invierno, aún sin poder prever cómo de intensa será su crudeza. Personas que han modelado su cotidianeidad basándose en el gélido ambiente que las acompañan y en la soledad que provoca la despoblación. Para ello se desplaza hasta localidades como Torremocha, dónde se cuenta con el testimonio de personas como Aupí, que realiza sus propias observaciones meteorológicas desde 198