"¿Qué me va usted a contar, señorita?", el origen de una frase que forma parte del lenguaje popular
- Extraída de la película Mi querida señorita (1972), de Jamie de Armiñán, muerto este 10 de abril
- Transgresora y revolucionaria, te contamos el significado que hay detrás de esta frase
Hubiese sido interesante ver la cara de los espectadores que, en 1972, con la dictadura dando sus últimos coletazos, vieron como Antonio Ferrandis cogía amorosamente la mano de un José Luis López Vázquez caracterizado como mujer. La escena no era cómica, formaba parte de la historia de una persona en busca de su identidad de genero, un relato transgresor construido por el cineasta Jaime de Armiñán, muerto este 2024 a los 97 años, con una corrección, respeto y pulcritud impensables en la época para tratar este tema.
Quizá hubo quienes, acostumbrados al cómico histriónico que perseguía extranjeras por las playas, pensasen que aquí el papel de López Vázquez también sería una mofa, pero se equivocaban. Mi querida señorita (1972) nos cuenta la vida de Adela Castro (López Vázquez), una mujer soltera enamorada de su sirvienta, Isabelita (Julieta Serrano), que convive con un pesar emocional que no entiende. Cuando finalmente acude al médico, descubre que tiene genitales masculinos, algo que desconocía porque su familia siempre la trató como una mujer.
Así se llevó a cabo una película moderna y transgresora
Armiñán decidió doblar la voz de Adela, sustituyendo la de López Vázquez por la de la actriz de doblaje Irene Guerrero de Luna, un simple gesto con el que daba credibilidad al personaje y evitaba cualquier atisbo cómico. No estaba mostrando a un travesti, estaba mostrando a una mujer y con ella reflejando la represión de la sociedad machista y la hipocresía. Una dimensión dramática a la que ayuda la banda sonora compuesta por piezas de Chopin y que confiere a la cinta una enorme delicadeza y sobriedad.
El director y el coguionista Jose Luis Borau no lo sabía entonces, pero habían dado forma a la primera película queer de nuestro cine. Una cinta transgresora y revolucionaria que logró sortear a una censura que, corta de miras, como ocurrió con el final de Viridiana de Buñuel, no acertó a ver la realidad que trascendía a la historia.
¿Qué me va usted a contar, señorita?
Aquella frase, lanzada por Julieta Serrano al final de la película ha quedado grabada por siempre en la memoria cinematográfica de nuestro país, parte incluso de nuestro vocabulario popular. Una frase que plasmaba una modernidad que quizá ni hoy mismo hayamos alcanzado: amar a alguien sin importar género o sexo.
Mi querida señorita habla sobre el complejo proceso de la construcción de identidad, un camino en el que el plano sexual es quizá uno de los más definitorios -no el único- y es por ello que ese competente es el que da la llave a la protagonista para aceptar el cambio. Isabelita en este sentido supone el elemento catalizador de la transformación; una figura capaz de redimir al protagonista de su soledad, demostrando una bondad absoluta, independientemente del sexo.
La escena final de la película, con un López Vázquez ya con apariencia de hombre, deja la duda de si realmente Adela estaba preparada para transformarse en Juan. Quizá podría haber seguido siendo una aparente mujer que tiene sexo de hombre y se enamora de Isabelita. De cualquier forma, Isabelita demuestra estar por encima de todo cuando le pregunta: ¿De qué tienes miedo tú, vida mia, si estoy aquí, si no me iré nunca, si te quiero?
Subtitulado por TVE.
¡Pero, Adela!
¿Le ocurre algo, señorita?
Señorita, ¿qué le pasa?
Yo tengo los nervios deshechos.
Usted es para mi como si fuera mi madre.
-Yo nunca he tenido novio.
A mi, nunca me ha querido nadie.
-Porque los hombres son idiotas, Adela.
-Necesito consejo.
Hay un problema, padre.
Yo me afeito. -¿Qué?
-No sé si soy una mujer normal.
-Qué buena, ¡pero qué buena es usted, señorita!
-Sería mejor que consultases a un médico.
-Yo te quiero, Adela.
-Le agradeceré que me hable sin rodeos.
-No es usted una mujer.
No lo es.
Sí, importantísimos porque ahora son considerados grandes autores,
sin embargo, ellos empezaron su carrera
haciendo como un cine muy comercial, muy para el público.
Y de repente, ellos se unen, con la intención
de hacer una película que fuese muy bien, comercialmente,
que llegase al público.
Pero, querían hacer también una película que impactase.
Era arriesgada
porque era un tema muy fácilmente de ser prohibido por la censura.
Es la típica película que la censura hubiese prohibido,
porque está cuestionando cosas, aparentemente incuestionables, ¿no?
Entonces, ellos se juntan,
alcanzan esta idea y empiezan a trabajar,
y se dan cuenta de que para que la censura no se la corte,
tienen como que bajar el tono, bajar el tono,
y llegan a hacer hasta 5 versiones del guión.
Pero, sobre todo, para ellos,
la piedra angular era conseguir un gran actor,
un actor que atrajese a la gente
y que mostrase como que surgía una película aparentemente normal.
Y deciden que sea José Luís López Vázquez,
que acepta el papel, porque es un papel impresionante,
muy difícil, muy lleno de matices,
pero después se arrepiente
porque es un papel también muy difícil
y decide renunciar al personaje,
de tal forma que Armiñán y Borau deciden que o es con él o no es.
-Yo creo que tenía miedo de todo.
Tenía miedo de hacer el ridículo, evidentemente,
de disfrazarse de mujer... y hacer el ridículo,
y tenía miedo de que...
yo no fuera capaz de dominar a ese personaje
y que..., pues estuviéramos haciendo otra cosa,
que estuviéramos haciendo una patochada.
-Y lo hice a condición de que estuviéramos todos atentos,
¡vamos!, como si fuera un ojo de cíclope encima de mi...
-(Gracias a la unión de estas 3 personas,
Armiñán, Borau que hace de productor, de coguionista,
incluso un pequeño personaje,
José Luís López Vázquez sale la película).
Sí, él seguía siendo conocido, sobre todo, como un actor de comedia.
Ya había hecho "Peppermint Frappé" y "El bosque del lobo",
pero aquí hace un papel que es mucho más difícil,
no tanto por el personaje, que es un personaje que...
es un hombre, pero que se cree que es una mujer y...
digamos, actúa como un hombre creyendo que así actúan las mujeres.
Es un personaje muy complejo.
Pero, sobretodo, lo difícil es la forma que él tiene de actuar,
que es la absoluta novedad.
En "El bosque del lobo", él todavía tenía algo de histriónico,
de meterse mucho en el personaje.
Aquí es un personaje muy contenido, muy natural, ¿no?
un personaje como que está bajando el listón continuamente.
Muy sencillo, en cierto modo,
y esa es la dificultad,
porque actuar vestido de mujer no es sencillo,
actuar con un corsé no es sencillo, mucho menos moverse.
Esas manos, esa forma... esa suavidad en la dicción...
hace un personaje muy creíble.
Entonces, de repente, se demuestra
que José Luís López Vázquez es capaz de ser un gran actor,
incluso en un registro que no es el suyo.
De un tiempo muy oscuro donde no hay información
y todo era confuso, entonces, en realidad está entrando ahí,
en ese terreno, digamos...
en esa represión emocional, sexual y educacional.
Sí, a mi me admira mucho el trabajo de Julieta Serrano en esta película
porque está haciendo un personaje, aparentemente muy ingenuo,
pero al final te demuestra que no es ingenuo.
Tuvo muchísimo éxito comercial,
que era lo que ellos pretendían al principio.
Hicieron una película muy rara
que al final consiguió tener éxito comercial.
La fueron a ver más de dos millones de personas.
Además, fue nominada al Oscar a la mejor película extranjera,
un año en que lo ganó Luis Buñuel.
De hecho, Armiñán dice...
Armiñán dice que fue muy tranquilo a Hollywood
porque él iba a hacer turismo,
porque sabía que el Oscar iba a ser para Buñuel,
pero bueno, es un reconocimiento muy grande,
sobre todo porque la escena de López Vázquez afeitándose
se ha convertido en una imagen icónica del cine español.
Y no solo del cine español,
sino de un tiempo nuevo que estaba empezando a nacer.
No logró el Oscar, pero fascinó a Hollywood
Seleccionada para representar a España en los Oscar de 1973, la cinta no contó con el apoyo promocional suficiente para entrar en competición con la fuerza necesaria. Eso no impidió que fuera de nuestras fronteras, aquella cinta fascinase a Hollywood. En varias entrevistas, Armiñán contó que en aquel viaje a la Meca del cine se sentó a la mesa con grandes como Billy Wilder, Frank Capra y George Cukor (Historias de Filadelfia, My fair lady). Ahí es nada.
No iba solo, le acompañaba López Vázquez. Ambos recibieron los elogios que su país no les dió, uno por su papel de Adela, el otro por hablar sin tapujos, pero con la mayor de las delicadezas, de problemas de identidad que, entonces, en 1972, no se trataban abiertamente. La valiente cinta de Armiñán, para algunos su mejor trabajo, impactó especialmente a George Cukor, que incluso intentó que el actor español se quedara en Hollywood.