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George Sand, Andre Norton... Escritoras que tuvieron que usar seudónimos masculinos para poder publicar

  • El escritor Andre Norton era en realidad una mujer: Alice Mary Norton
  • Las hermanas Brontë o Amantine Lupin son otros ejemplos de mujeres que firmaron con seudónimos masculinos
  • "El condensador de fluzo": "¡Está vivo!" o "Grandes genios de la historia" ya en RTVE Play

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El condensador de fluzo - Curiosidades históricas - Escritoras con seudónimos masculinos

A lo largo de los siglos, las mujeres han tenido que superar barreras que parecían insalvables para conseguir sus metas o, al menos, intentar acercarse a ellas lo máximo posible. La historia cuenta con numerosas genias y genios que, por su inteligencia, su sensibilidad o su creatividad, han logrado mirar el mundo de manera única, pero la sociedad no ha tratado a las hombres y mujeres por igual. María Jesús Cava, colaboradora de “El condensador de fluzo”, llevó al programa varios ejemplos de cómo, en numerosas ocasiones, las escritoras se han visto obligadas a utilizar seudónimos masculinos.

Andre Norton, figura clave de la ciencia ficción

Considerado uno de los grandes maestros de la ciencia ficción, Andre Norton fue en realidad una mujer: Alice Mary Norton. En 1997, la autora de “Mundo de brujas” se convirtió en la primera mujer en obtener el “Gandalf Grand Master of Fantasy Award”. Ese mismo año, Alice pasó a ser también la primera mujer integrante del Salón de la fama de la Ciencia Ficción y la Fantasía. Su cambio de nombre se remonta a 1934, antes de la publicación de su primera novela The Prince Commands. Alice cambió su nombre por el de Andre por consejo de sus editores, que afirmaban que un nombre masculino incrementaría las ventas de sus libros de aventuras y ciencia ficción entre los lectores varones. Durante sus 70 años de carrera, publicó 130 novelas, utilizando también otros seudónimos como Andrew North o Allen Weston.

En 2005, Alice falleció a causa de un paro cardíaco a la edad de 93 años. Tras su muerte, la Asociación de escritores de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos, que había otorgado a la autora el título de Grand Master en 1983, anunció la creación de un premio en su honor: el Premio Andre Norton, en reconocimiento a los trabajos más destacados de literatura de ciencia ficción y fantasía de Estados Unidos.

El caso de George Sand y las hermanas Brontë

Quizá no te suene el nombre de Amantine Lucile Aurore Dupin… Pero es probable que hayas oído hablar de George Sand. Nacida en París en 1804, la novelista y periodista francesa Amantine firmaba sus obras como George Sand. Su primera novela publicada bajo este seudónimo, Indiana, tomaba como protagonista a una mujer noble que, tras verse obligada a casarse con un hombre que no amaba, decide finalmente liberarse de su matrimonio y viajar en busca del amor desde el África colonial hasta Francia. En esta obra, Amantine abordó temas tan controvertidos como el adulterio, el deseo femenino y la injusticia en las condiciones del matrimonio. Su costumbre de vestir con ropas de hombre, sus amoríos con Chopin o el hecho de que fumase en público hizo que, en su tiempo, su actos supusieran un escándalo entre los círculos sociales de clase alta. Con el tiempo, su figura ha trascendido como la de un espíritu libre, siendo considerada una pionera del feminismo.

Más allá de Andre Norton y George Sand, la historia acumula ejemplos paradigmáticos de mujeres que se han visto obligadas a firmar como varones para no sufrir pérdidas en sus ventas o, sencillamente, para tener la posibilidad de publicar. Las hermanas Brontë firmaban con los seudónimos masculinos Currer, Acton y Ellis y el apellido Bell para poder dar salida a sus publicaciones, como la universalmente conocida Jane Eyre, firmada por Charlotte como Currer Bell, o Cumbres borrascosas, firmada por Emily como Ellis Bell. Su identidad oculta les permitió abordar también temas controvertidos o tabú para la época sin sufrir el estigma social. Tras la muerte de Emily y Anne, Charlotte desveló la verdadera identidad de las hermanas.