Teresa Helbig, Jorge Vázquez, Roberto Torretta y Hannibal Laguna: historia de un vestido
- Todos los diseñadores apuestan por el vestido, la prenda en la que se vuelcan y destaca en sus colecciones
- De Pertegaz a Roberto Diz, los vestidos más fabulosos de la pasarela
Lucia Berlin, Virginia Wolf, Sylvia Plat, Toni Morrison, Joan Didion, Rosario Castellanos... Las mujeres de letras inspiran a Teresa Helbig, tanto por su imagen, de una intelectualidad elegante, como por sus discursos. Son mujeres poderosas que tienen voz propia: una voz convertida en palabras, una voz que la diseñadora imprime a sus vestidos. "La colección es una oda a la literatura, a las bibliotecas, que son lugares que tienen algo místico", cuenta. Teresa, como un ratón de biblioteca, devora historias que hablan de tradición, artesanía, costura y oficios, y ahora con esta colección nos cuenta todo lo que ha aprendido. Su propuesta sigue la línea de las anteriores, pero se eleva en intensidad, tanto estética como narrativa: las prendas tienen su historia. Hay un vestido (que funciona también como abrigo) que se ha tejido con terciopelo, rafia y cadena metálica. Es una obra de arte hecha por un maestro tejedor afincado en Galicia, que pone su talento y sabiduría al servicio de las fantasías de Helbig, porque lo que ella hace es una fantasía.
Vestidos que cuentan historias
Como en los cuentos de hadas, las chicas Helbig se visten como si fueran el personaje que les toca representar. La mujer jirafa lleva un abrigo en patchwork de piezas de conejo y cuero, una pieza muy potente que contrasta con los vestidos realizados en muselina y gasa, que parecen estar hechos con espuma, pues tienen una ligereza y una delicadeza que les hace bellísimos. Helbig juega con los colores, utilizando una paleta de tonos suaves y empolvados que convierten sus vestidos en tesoros de aire vintage. Este efecto se potencia con los plisados, un detalle coqueto que recorre la colección.
Hay vestidos que hablan de los años 20, de esa década de mujeres que quisieron cambiar las normas, a veces con la palabra y otras con la moda. Iconos de estilo que hoy mantienen su fuerza e influencia, y que dejaron una herencia que hoy recoge Teresa Helbig para transformarla en una colección tan potente como bella. Vemos una capa negra en terciopelo de seda que no tiene edad. Tan ideal como el pichi colegial que se lleva con una camisa de chorreras très chic. Un vestido de novia esconde en sus pliegues todo el glamur de Hollywood, ese monstruo que coge las letras de las cuentacuentos, poetas, novelistas y guionistas y las pone en boca de actrices que hacen soñar a la gente, a veces con vestidos de ensueño, como el de novia que Helbig presenta.
La mujer Helbig no suele descocarse, pero quizá ahora es el momento, y por eso vemos vestidos que desnudan los hombros y muestran la piel. Hay vestidos que hablan de técnicas muy antiguas: de bordados, de aplicaciones de vainica. Otros llevan pinzas en el talle, que están colocadas con maestría y hacen que los vestidos queden maravillosamente bien, a la vez que desprenden un aire sensual, contenido y elegante. Y de golpe, las tachuelas, detalles guerreros y rebeldes que hablan de la casa Helbig. Llaman poderosamente la atención los vestidos con aplicaciones de terciopelo, unas veces en un potente rojo y otras veces en un oro vintage. Son vestidos que hablan del taller de las Helbig, pero también de la mujer que los lleva: en el taller se hace arte y la que lo lleva sabe lo que lleva. Y sabe apreciarlo.
Jorge Vázquez, cita en Chicote
El Madrid de los años 70 más nocturno y canalla es la referencia de Jorge Vázquez en su nueva colección, una propuesta alegre, festiva, cargada de color y flores. Dos flamencos han puesto guitarra y voz al desfile, que hace guiños a los toreros que socializaban con actrices, cantantes, modistas y aristócratas en el famoso Chicote de la Gran Vía. Hay una feminidad exuberante, tanto en los vestidos de líneas sensuales hasta los trajes con pantalones pitillo.
La elegante aguja de Jorge Vázquez
Los tejidos son vaporosos y ligeros, con drapeados y juegos en la cintura. Naranjas y fucsias, morados y limas, blancos y negros..., la paleta se llena de tonos con poderío, que funcionan de día y de noche, y que contrastan con el suave nude. Los estampados de flores rivalizan con los corazoncitos de aire retro, y los tejidos lisos se codean con lentejuelas, encajes y bordados en hilo de oro. Es una colección rica, con tejidos exquisitos y mucho trabajo de costura. Y, como siempre, cada prenda lleva impresa el sello de la casa: la sofisticación. Las plumas, las flores de cristal, los lazos y los detalles-joya aportan un plus a las prendas, todas impregnadas de esa elegancia atemporal de Vázquez.
Destaca un jersey de alpaca 'baby' con un patrón grandes y bordados en paillettes, una prenda sencilla que Vázquez envuelve en sofisticación y belleza. Dentro de la colección se van visto prendas toreras vintage, que el modista ha encontrado en la sastrería taurina Galván. Los bolsos de Anna Cortina han llamado poderosamente la atención. Son piezas únicas, de una piel suave que se pinta a mano, en este caso al compás de la colección. Uno de ellos llevaba dibujada la palabra PEACE (paz) y lo ha llevado Samy, la modelo de Ucrania, que se ha vestido con los colores de su país. Una parte de las ventas de este bolso se destinarán para ACNUR.
Hannibal Laguna
Hannibal Laguna llena la pasarela de color. Los estampados de flores y rayas lo inundan todo, aunque también apuesta por vestidos en tonos lisos. Esta vez no hay bordados, todo es plano y hay un motivo. "Es una colección pensada para una respuesta rápida, para que puedas servir a la clienta en un plazo de 15 días", dice excitado. Las prisas que hay en esta pasarela con casi las mismas que hay en los talleres, presionados por los nuevos ritmos que exige la industria. El desfile es un escaparate muy bueno para una marca: provoca deseo en la clienta y ese deseo no tiene que dejarse escapar. La colección combina las siluetas de los 50 con estampados sesenteros y setenteros. "Son los más alucinantes", dice Laguna, y nos enseña uno de ellos que lo ha sacado de una fotografía antigua de su madre, María del Carmen.
Las flores son una de las marcas de la casa y el modista las eleva de tono y forma. "Yo a estos vestidos los llamo 'vestidos jardín', porque son perfectos para eventos al aire libre". Otra de las señas de la casa son las cinturas muy marcadas y los cuellos altos que abrazan el cuello con grandes lazadas. Destacan los fajines, tanto los que van integrados en el vestido como los que se ponen sobre él. Los escotes varían de forma, y van desde los infinitos a los geométricos, casi siempre velados con una pieza de tul del tono de la piel, un tul invisible, para provocar así un efecto nude. Hay escotes muy marcados y muy armados, perfectos ejercicios de patrón y costura para mantener todo a raya.
Las mangas cobran protagonismo, son todas distintas, tanto en la manera de nacer en el hombro como en el recorrido que hacen en el brazo. "Han vuelto con fuerza. Antes las usábamos poco porque 'abuelaban' los vestidos", dice. Los estampados decoran organzas y gasas, pero también los vestidos ecológicos que Laguna hace en neopreno. Casi todos los vestidos son largos, tan solo hay dos cortos, que son sus 'bomboneras'. Y el negro, el color que el modista adora, queda relegado. Una colección fácil de llevar y vender, pero que esto no eclipse el trabajo del modista, siempre perfecto y certero con las tijeras y las agujas.
Roberto Torretta
La presencia de la reina Letizia ha alegrado a todos los que se dedican a la moda y a todos los que hacen esta pasarela, que celebra ahora su 75 edición. Los que han podido hablar con ella destacan su interés por la situación del sector y su compromiso con la moda española. Algo que remarca Roberto Torretta. Cuenta el diseñador que conoce a doña Letizia y que la ha vestido en alguna ocasión. El estilo del argentino encaja muy bien en el armario de la reina, que se enmarcan en un estilo sobrio, con pequeñas pinceladas de sofisticación y aires masculinos. "Toda la colección tiene como punto de partida la sastrería y sobre todo la prenda de manga", dice. A Torretta siempre le ha gustado jugar con los códigos de género, llevando lo masculino a lo femenino y viceversa. "Siempre llevo los tejidos masculinos de hombre a las siluetas de mujer". Vemos texturas recias y otras más fluidas, también un coqueto estampado, el único que lleva la colección.
Hay una tendencia clara en moda que bebe de la estética sesentera y Torretta apuesta por las minifaldas y las faldas cortas, y consigue looks muy potentes. Los pantalones son largos, casi rozando el suelo, y los vestidos o son cortos o largos hasta el tobillo, alejándose del estilo alfombra roja. Un sastre muy masculino abre el desfile, que poco a poco, y de forma inteligente, va evolucionando en colores, tejidos y formas. Siempre en un estilo elegante, refinado y, ahora además, joven. Es interesante el trabajo que hace con el denim. "Va muy sofisticado con una mezcla de algodón, lino y lana", revela.
En crêpe de chine y satenes vemos blusas y vestidos 'lady', y también faldas mini que bailan al caminar. Sobresale el trabajo de nudos y lazadas, casi siempre como elementos decorativos, y se trabajan muchos los fruncidos, drapeados y pliegues que recorren la colección. Los colores suaves y neutros, como el piedra, dejan paso a burdeos y marinos, a marrones y verdes que desembocan en negros, y con brillo. "Hay mucho brillo, de día y de noche, y me gusta el contraste que hace con los mate. Sus vestidos de noche se adentran en un terreno nuevo para la casa, más sensuales y atrevidos, con transparencias, escotes en uve, cortes osados que desnudan partes del cuerpo que sí se pueden lucir. Siempre con un aroma urbano, cosmopolita y moderno.
Torretta pone en valor la sostenibilidad que tiene siempre presente, y más en esta colección. "Tanto en los materiales, como los algodones y lanas japonesas, como en la tecnología CAD y métodos de corte tradicional haciendo que haya el mínimo desperdicio de tejido". Isabel Sanchís y Andrés Sardá, con Andrés Velencoso como modelo estrella, han abierto la jornada.