¿Puede ir la libido más allá del sexo? Esto pensaba Sigmund Freud
- El padre del psicoanálisis introdujo el concepto sobre la libido en la filosofía y la psicología
- Sigmund Freud llama pulsiones a nuestros deseos más primarios
- Tienes disponible en RTVE Play el programa 'This is Philosophy'
Hoy en día, entendemos la libido como un deseo sexual y, para algunos autores como Sigmund Freud, sería el impulso de varias manifestaciones de la actividad psíquica. Para el médico y filósofo, todo fenómeno psíquico era sexual y si no lo parecía, era porque el inconsciente lo camuflaba.
El padre del psicoanálisis llama “pulsiones” a nuestros deseos más primarios que campan por el Ello. Esas pulsiones pueden ser eróticas o impulsos de vida que tienden al crecimiento del organismo o pueden ser pulsiones de muerte o “tanáticas” -en referencia al Dios griego de la muerte Tánatos-, que son impulsos destructivos y agresivos. Estas tensiones son opuestas, pero se influyen mutuamente. A veces lo erótico se vuelve destructivo y otras, lo destructivo se convierte en erótico.
La libido entre el Ello, Yo y Superyó
El Ello es el reino del deseo en el que rige una única ley: el principio del placer. Las pulsiones tienen como único objetivo su satisfacción inmediata sin tener en cuenta las consecuencias y dificultades para su realización. Estas pulsiones afectan a la parte consciente del ser humano: el Yo, que intenta controlar los impulsos del Ello porque esos deseos son inalcanzables o porque pueden acarrear consecuencias muy negativas.
Entre los impulsos que el Yo tiene que lidiar y que dirigen nuestra conducta, Freud destaca la libido. Según apunta el psicólogo Manel Villegas Besora en ‘This is Philosophy’, disponible en RTVE Play, la libido consiste en el impulso sexual. Sin embargo, para Villejas, esa definición es una reducción del concepto de libido porque, en general, hace alusión a aquella actitud deseosa del sujeto frente al placer y lo deseable. “Es irreductible al principio de placer aunque esté muy centrado, por la época en la que Freud escribió, en lo sexual”, añade. Las teorías del filósofo generaron polémica en su tiempo, a finales del siglo XIX, porque chocaron frontalmente con la mentalidad puritana del momento.
Sigmund Freud también habla del Superyó en nuestra psique. Es una especie de Pepito Grillo que se rige por el principio del deber y que se ha ido formando a partir de la interiorización de las normas y las prohibiciones sociales y culturales. Es el modelo que debe alcanzar el Yo que, a la vez, lucha por canalizar las pulsiones del Ello a través de recursos como la sublimación. Por ejemplo, escribir una poesía erótica es una sublimación del deseo al mostrar la libido de manera controlada. Y tú, ¿qué haces para manejar tus impulsos?