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Literatura

El libro que nadie ha podido dejar a medias: "La bajamar", de Aroa Moreno Durán

Noticia Página Dos

  • Página Dos visita Pasaia con Aroa Moreno Durán, en una charla sobre maternidades, secretos y conflictos civiles
  • En La bajamar (Literatura Random House), el trauma se arrastra de generación en generación
  • Abuela, madre e hija se reencuentran en la misma casa, y ponen sobre la mesa los traumas que las han separado

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Página Dos entrevista a Aroa Moreno Durán, que nos habla de tres generaciones de mujeres

Cada generación tiene su épica. Nuestras bisabuelas lucharon por el sufragio, las abuelas vivieron guerras mundiales y civiles, las madres siguieron ahondando en combatir la desigualdad de género y las hijas han avivado ese legado feminista y siguen peleando por más transformaciones en el ámbito del derecho, la cultura y la ciencia.

Pero esa épica ha tenido lugar a veces desde la sombra. «Las mujeres peleaban y cuidaban desde la retaguardia. Los hombres han estado ausentes en las casas y presentes en la Historia», explica Aroa Moreno Durán.

La escritora y periodista madrileña empezó su trayectoria literaria con poemarios (Veinte años sin lápices nuevos, Jet lag) y biografías de Lorca y Frida Kahlo. En 2017 se dio a conocer al gran público con La hija del comunista (Caballo de Troya), una novela política con la que ganó el Premio Ojo Crítico de RNE. Para escribirla, viajó a Berlín para entrevistar a hijas de españoles emigrantes que vivieron en la Alemania del Este.

La nueva novela de Moreno Durán, La bajamar (Literatura Random House), se abre con una escena trágica. «No les enseñaban a nadar. A pesar de vivir en la ría. El agua estaba muy fría porque era noviembre. El agua estaba negra. Los peces arañaban calor de la superficie. Cuando el niño se cansó de mover los brazos y se hundió, ya nadie pudo ver más. (...) Una pescadora, acercándose a la ría, gritó que nadie se tirara. Ya que nadie se tire o serán dos los cuerpos. Y nadie se tiró».

Cada generación oculta un trauma

El relato transcurre en Pasaia, un lugar que no tenía ninguna vinculación geográfica ni literaria con la autora. «Pero empecé a venir en 2016 por motivos personales, y me pareció un espacio muy interesante. Quise llegar a comprenderlo. La ría no es un decorado, es un personaje más. El movimiento que tiene y cuánto cambia a lo largo del día me llama mucho la atención». Las protagonistas de La bajamar son tres mujeres con una vida complicada que se encuentran en la casa familiar. Las tres son hijas y madres a la vez. La abuela es Luz, de noventa años, que empieza a olvidar detalles de su vida. La hija, Adriana, tuvo que crecer en los años de plomo de Euskadi. La nieta, Adirane, vuelve al pueblo esquivando su complicada situación sentimental. El libro también habla del exilio, «qué ocurre con la identidad de las personas que tienen que dejar su tierra.»

Cada familia tiene sus secretos. Aroa escribe que «para tener recuerdos no es necesario vivirlos, solo contarlos.» En la novela importan más los silencios que lo que se explica. «Las familias somos cobardes. Hay dejadez en preguntar a nuestros mayores cómo fueron sus vidas. Pasamos mucho tiempo juntos, y no ahondamos porque no queremos saber, tenemos miedo de asumir una realidad que si no se nombra no existe.»