¿Pieles de animales o pieles sintéticas? ¿Matar animales o contaminar? El debate se calienta
- Detractores y defensores de las pieles de animales están enfrentados, ambos dicen tener razón
- El sector se enfrenta a una nueva realidad: ¿Estamos asistiendo al apocalipsis de la moda?
El debate de las pieles llega a 'Maestros de la costura'. Los aprendices tenían que hacer un ojal con un retal de piel o ante, pero Caterina e Isabel han preferido quedar descalificadas a trabajar con estos materiales. “No me siento cómoda; es algo que para mí no es nada ético y no me representa”, dice Caterina. "No todo me vale para ganar”, dice Isabel, que es vegana desde hace 10 años. Lo que ha pasado en el taller no es un caso aislado.
Si decides llevar un abrigo de piel en la calle te expones a que te agredan, verbalmente o con un espray. Son muchos los que lo entienden como una provocación, ya que hay una gran sensibilidad con el maltrato y la matanza indiscriminada de animales. Aunque todo depende del barrio en el que se luzca la prenda. No es lo mismo el barrio de Salamanca de Madrid que el de Lavapiés. Luego está la conversación social, y en ella entra además otro tema: la contaminación. El debate está en la calle, y las generaciones más jóvenes son las que más se han involucrado en la batalla contra el uso de pieles de origen animal. ¡¡Hasta Rosalía cuando posó con un abrigo naranja hecho con piel de cordero y adornada con piel de zorro ártico!!
La batalla de PETA
Pero, ¿de qué estamos hablando? Hay que no quiere llevar pieles animales porque para conseguirlas se han matado a especies como la nutria o el visón. Hay quien dice que no es ecológico, pero otros les responden que hacer pieles sintéticas contamina mucho más. ¿Hablamos de prohibir las matanzas de animales o de contaminar el planeta? Vamos por partes. En los años 80 y 90, los de PETA (Personas por el trato ético de los animales) fueron muy combativos, con acciones impactantes en las grandes ciudades, asaltos a los desfiles de las firmas de lujo que exhibían pieles y ataques con espray de color rojo sangre a la gente que llevaba pieles en la calle. Su mensaje caló en la sociedad y, con el auge de las redes sociales, la gente empezó a criticar e insultar a los que las defendían.
Las firmas tomaron nota. Primero las que estaban en manos de diseñadores jóvenes, como Gucci, capitaneada por Alessandro Michele, y luego las demás: Armani, Gucci, Versace, Prada, Hugo Boss.. Poco a poco todas, o prácticamente todas, han anunciado que ya no trabajan con pieles de origen animal y que las que lanzan a la pasarela son sintéticas. "La investigación y el desarrollo de materiales innovadores permitirán a la compañía explorar nuevas fronteras en términos de creación, al tiempo que se satisface la demanda de productos más éticos", dijo Miuccia Prada. En España, diseñadoras como Ana Locking y María Escoté fueron pioneras en trabajar con pieles de laboratorio.
El problema vino cuando la gente supo que la moda era la segunda industria más contaminante del planeta. Las alarmas saltaron y la opinión pública se dividió. Los peleteros, cuestionados como los toreros, alegan que están reutilizando todas las pieles que ya existen y que ahora solo trabajan con pieles de animales que han matado para uso doméstico, es decir, para comer.
Cambio generacional
Las nuevas generaciones de peleteros, hijos y nietos de otros que abrieron camino hace décadas, tienen otra forma de pensar. Defienden que están utilizando todo el stock de pieles que atesoran en los almacenes, sobre todo porque las modas han cambiado y el abrigo de visón largo que llevaban las señoras en los 80 y 90 no se lleva nada. Con ellos hacen nuevas piezas y defienden que es un trabajo sostenible: no compran pieles, reciclan todo lo que tienen. “La piel es sostenible, lo ha sido toda la vida, pero el problema es que lo hemos explicado mal y por eso hay que contarlo de otra manera. Hay algunas prendas de piel low cost que se hacen con retales que no se han usado y ahora todo se utiliza. Por otro lado, hemos cogido prendas de colecciones anteriores, las hemos desmontado y hemos hecho otras nuevas. Lo que queremos es dar una segunda vida a esa moda antigua, hacer una moda circular”, decía el peletero Jesús Lorenzo a RTVE.
Lo mismo ocurre con Dominnico. Este joven modista recicla las pieles de archivo y los restos de otras colecciones para hacer prendas nuevas. "Tenemos dos formas de trabajar. Por un lado comprados prendas vintage o de segunda mano y las transformamos. Hay gente que nos trae abrigos de sus madres o abuelas para actualizarlas, y aquí entra un componente sentimental", dice, y remarca que en sus nuevas colecciones trabaja con otros materiales, como el pelo sintético y ecológico, que proviene del plástico. El cambio de hábitos y la conciencia se han trasladado a la pasarela. En la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid los desfiles de peletería se han vetado y Miguel Marinero hace desfiles centrados en el textil, relegando las pieles a un mero complemento.
Reinventarse o morir
Pero este mensaje no convence. Son muchos los que se niegan a usar pieles y son muchos los que se ofenden con quien las lleva. Luego está la contaminación. "Solo compramos piel en stock, producto de desecho que reciclamos, y siempre es piel de animal destinado al consumo doméstico, como la vaca o la oveja. ¡La polipiel es más contaminante!”, decía Pablo Erroz a RTVE. La moda se está reinventado, y cada día conocemos una nueva forma de obtener materiales que parecen piel: se usan cactus, escamas de pez... Lo último es el cuero fúngico con el que se trabaja en Suecia: con la ayuda de un hongo, convierten desechos de alimentos en sigue piel sintética biodegradable.
Hay diseñadores que defienden el uso de pieles sintéticas, pero otros les recriminan que su proceso es altamente contaminante. Por eso, las grandes firmas invierten en sus equipos de investigación: la idea es obtener materiales que parezcan pieles pero que no lo sean y que para crearlas no se contamine. Diesel es un buen ejemplo. En la colección de otoño e invierno 2022/23, diseñada por Glenn Martens, vemos pantalones que se tratan para que parezcan una piel sintética y el mismo aspecto parecen tener los abrigos, realizados con grandes cantidades de denim, que primero se trituran a mano y luego se 'enrollan' para lograr un tejido nuevo. Ahí está el camino: investigar, y lograr tejidos amables con los animales y el planeta.