Rosa Montero ahonda en los vínculos de la creatividad y la inestabilidad mental
- Nos ofrece un estudio apasionante que le ha costado décadas de reflexión y tres años de estudio
- Sobre su obra: "Muchas personas se van a reconocer con El peligro de estar cuerda"
El peligro de estar cuerda es el último libro de Rosa Montero. En él, nos ofrece un estudio apasionante sobre los vínculos entre la creatividad y la inestabilidad mental. Un ensayo que le ha costado décadas de reflexión y tres años de estudio que "le ha hecho procrastinar o trasmañanar", como ella dice. Le ha constado "empezar a escribir y le dedica a su familia de tinta y de palabras".
"Es un libro que mucha gente se va a reconocer, porque mi teoría es que ademas somos al menos el 15% de personas los que no tenemos la cabeza del todo bien cableada", comenta la periodista a Pepa Fernández en De pe a pa.
Una novela por la cual Montero está recibiendo comentarios de sus lectores. "Es lo que buscamos todos, llegar a ese lugar, a ese extracto profundo del ser humano en donde todos los seres humanos somos iguales. Dentro de cada uno de nosotros estamos todos, pero ya me está pasando. Acaba de salir a la venta ayer y hablé con varios periodista que me dijeron 'qué hablan sobre mi'. Yo creo que además la gente que por ejemplo entre los lectores apasionados, yo creo que hay mucha gente con esta mente paralela. Necesitamos eres lector apasionado porque tienes una sensación más frágil de la realidad. Hay un agujero mayor que te rodea y entonces necesitas poner palabras para tapar un poco ese agujero".
Salud mental y artistas
En su obra, Rosa escribe de las cifras de la Organización Mundial de la Salud sobre enfermedades mentales, que ella misma apunta "que se quedan cortos". Según ese informe, una de cada cuatro personas padecerán en algún momento de su vida un trastorno mental, sobre todo los artistas.
"Ya lo decía Aristóteles, que las grandes obras de la creación y del Espíritu estaban acompañadas curiosamente por una mayor cantidad de bilis negra, porque entonces se creía que la locura era un exceso de bilis negra. Así que siempre se ha tenido esa idea de que la creación y la locura están unidas de alguna manera".
Montero piensa que es así. Lleva toda la vida pensando sobre ello y en estos últimos años se ha puesto ahondar en el tema. "Ha habido muchos avances en neurología con los diagnósticos por la imagen. La gente que tiene trastornos graves de personalidad, psíquicos y los que los tenemos medianos y además escribimos o componemos pues somos como primos hermanos y tenemos una mente parecida".
Y la pregunta es ¿ser artista te hace más proclive al desequilibrio mental o el desequilibro te da una dimensión artística?. "Parecer ser que en la mente el cerebro tarda muchísimo en madurar. Como hasta los 30 años no madurar del todo. Una de las fases de la maduración es en la primera etapa de la pubertad. De repente empieza a producirse todas las conexiones que no son útiles porque el cerebro de los niños está hiperconectado. Justo ahí empiezan a apagarse esas conexiones que no son útiles. Salvo en una serie de personas, que no se produce esa poda de las conexiones. O sea que no madura el cerebro de manera normal y sigues con ese chisporroteo vital. Y estos son por un lado las personas con una enfermedad mental y por otro lado, los artistas".
Tormenta perfecta
En esa relación entre la creatividad y la locura, Rosa Montero anota que "la mayoría de los suicidas no quieren mantenerse, simplemente se sienten incapaces de seguir viviendo". La escritora apunta que con este libro ha descubierto cosas como por ejemplo el suicidio. Ella cree que hay suicidios que "son decisiones voluntarias y reflexionadas porque te parece que lo que te queda por vivir no merece la pena".
"Para la gente que tiene enfermedades graves o crónicas terribles, eso es un hecho, es una elección, un derecho. Forma parte de la dignidad del ser humano. Yo creo que esos suicidios son pocos en total y que la mayoría son llevados por una tormenta perfecta".
Esta tormenta como ella define se trata de un conjunto de circunstancias complejas que de repente cuaja y además "hace que se te desconecte la cabeza y que no la pueda manejar. "De repente yo he visto como el suicida pierde la capacidad de vivir, aunque quiere seguir viviendo. Lo mismo que el enfermo de Alzheimer, un día pierde la capacidad de abrocharse los zapatos. Al suicida le da un colapso semejante y no quiere decir que se quiera morir pero no sabe como seguir viviendo".