Enlaces accesibilidad

Los Pirineos de Girona, del mar a la montaña en cuatro pasos

200 kilómetros desde la Costa Brava a las cotas cercanas a los 3000 del Ripollés y la Cerdanya, pasando por los volcanes de la Garrotxa

Cultura, tradición, patrimonio, naturaleza, gastronomía y turismo activo se conjugan en este viaje por la provincia de Girona

Por
Cabo de Creus
Cabo de Creus

Viajamos en coche por los Pirineos, mezclando mar y montaña. Nuestra ruta empieza en la orilla del Mediterráneo, en la Costa Brava, y termina a la sombra de unas montañas que rozan los 3000 metros, en las comarcas del Ripollés y la Cerdanya. En el camino visitaremos las tierras volcánicas de la Garrotxa.

Toda esta diversidad, en una distancia bastante corta, recorriendo unos 200 kilómetros.

Nuestro destino de la semana en El gallo que no cesa ha sido el norte de la provincia de Girona.

El gallo que no cesa - Tierra sin límites: Girona: de la Costa Brava a los Pirineos - Escuchar ahora

La Costa Brava, un pulso entre el mar y la tierra

El recorrido comienza en el Cap de Creus, el lugar donde los Pirineos se sumergen en el Mediterráneo. Como en otras zonas de la Costa Brava, aquí la tierra y el mar parece que se retan, en un juego que da como resultado un paisaje de calas, acantilados y cuevas que Albert Duch, responsable de turismo activo del patronato de turismo Costa Brava Girona, define como "una costa de calas pequeñitas, apartadas y particulares con mucho encanto".

Es el lugar perfecto para dedicarse a la vida contemplativa o para practicar todo tipo de deportes náuticos y terrestres, desde el buceo al senderismo. “Recomendamos mucho el kayak porque es un tipo de costa muy escarpada con muchas cuevas y es muy fácil verlas desde dentro del mar. Además la Tramuntana lo hace perfecto para la vela y otros deportes naúticos".

También tenemos que detenernos en los pueblos, localidades de carácter marinero como Port de la Selva, Roses, La Selva de Mar o Cadaqués, esta última muy vinculada a la figura de Dalí. Su antigua casa-taller se ha convertido en la Casa Museo de Portlligat.

Cadaqués

Cadaqués

No es el único espacio dedicado al artista que hay en la zona. Laura Moreno, responsable de la parte cultural del Patronato de Turismo Costa Brava Girona explica que "toda la zona del Empordà es surrealismo, tenemos dos museos súper representativos de Dalí, de su legado y todo lo que representa”.

Para cerrar nuestra visita a la costa, catamos la gastronomía. Los viñedos alcanzan casi el Mediterráneo así que el pescado, el marisco, los arroces y el buen vino están asegurados.

La Garrotxa, territorio volcánico

Nuestra siguiente parada es la Garrotxa, una zona volcánica donde el paisaje, los pueblos y la gastronomía cambian de manera radical.

“Hay más de 40 volcanes en la zona, son volcanes extinguidos de los que podemos aprender, (ver) cómo influyen en la gastronomía y el territorio”, explica Albert.

Merece la pena detenerse en algunas de las localidades del geoparque para pasear un rato, ir a sus museos o comer. Entre las más recomendables, Besalú con su legado judío, Olot, la capital y Santa Pau, otra villa medieval.

Besalú

Besalú rne

En sus restaurantes se pueden probar alubias, patatas, cebollas, trufas, caracoles, carnes de cerdo y de jabalí… que se nutren de esta tierra volcánica a la que se refiere Anna Cuadrat, técnica del patronato responsable de enogastronomía: "el suelo es súper fértil, muy mineral y eso hace que tengamos productos muy diferentes de una zona a la otra”.

Ripollés y la Cerdanya, llegando a la cima

Las montañas crecen cuando avanzamos hacia el oeste, en dirección a los valles y las cumbres del Ripollés y la Cerdanya. Aquí los picos rozan los tres mil metros. “Tenemos dos opciones: la parte alta de montaña y los valles, donde encontramos la tradición, lugares culturales y muchísimas actividades al aire libre” resume Albert Duch.

En los pequeños pueblos y en los alrededores hay iglesias y ermitas románicas, pequeñas y austeras, algunas ligadas al Camino de Santiago que pasa por la zona.

En estas cotas más altas, la gastronomía se presenta más contundente. Hay guisos de cuchara, platos elaborados con carne de pato y potro, mieles y quesos. Algunas queserías son visitables y permiten descubrir las particularidades de los productos lácteos locales.

La Vall de Nuria, un lugar especial

Nuestro viaje termina a 2.000 metros de altitud, en la vall de Nuria, un lugar que es la antítesis del sitio donde empezamos, pero que se puede equiparar en belleza.

Hasta hace 91 años, la única manera de acceder era caminando, hoy hay un tren cremallera.

Ya sea de una manera u otra, la llegada la vamos a disfrutar de lo lindo, viendo el santuario en medio del valle con el lago y las cumbres alrededor.

Es un lugar muy simbólico para Cataluña que nos sirve para despedir esta ruta por los Pirineos de Girona.

Vall de Nuria en Pirineos

Vall de Nuria en Pirineos rne