Lo mejor de la literatura de Ucrania
Noticia Página Dos
- En los siglos de dominación imperial los escritores ucranianos han empleado la sátira para proteger su cultura
- Página Dos charla con la traductora y crítica Marta Rebón, y con el escritor Dimas Prychyslyy
- Mitos, extrañamiento, naturaleza y familia son temas recurrentes en la literatura eslava
La historia de la literatura ucraniana es una historia de desafío y resistencia. Sus autores emplearon humor, metáforas, cautela y todas las herramientas habituales en los países donde la libertad de expresión va ligada a la supervivencia. A principios del siglo XIX, los editores rusos solo aceptaban la literatura ucraniana si era cómica o apolítica. Las leyes de 1863 y 1876 significaron la prohibición efectiva de todas las obras en lengua ucraniana. En la década de 1930, Stalin ejecutó a una generación de escritores que había reconstruido la escena literaria ucraniana en la década anterior, segando así el crecimiento de la vanguardia del país.
Entre los muchos clásicos de la literatura de ese país podemos encontrar Kobzar, del poeta Tarás Shevchenko; Cazadores de tigres, de Iván Bahrianyi, que describe la violencia en el infierno de los campos de concentración; La familia de Kaidash de Iván Nechuy-Levytsky; la versión de la Eneida de Virgilio de Iván Kotliarevsky; La felicidad robada, de Iván Frankó; Sombras de los antepasados olvidados, de Mykhailo Kotsiubynsky; Ucrania en llamas, de Alexander Dovzhenko (uno de los textos más reivindicados estos días); la sátira moral Martyn Borulia de Iván Karpenko-Kary o La canción del bosque, de la activista y dramaturga de origen noble Lesya Ukraínka, una historia mitológica que pone al descubierto los problemas de la relación entre el hombre y la naturaleza.
Rusia, Ucrania y la lucha por una identidad propia
Marta Rebón Rodríguez es una escritora, traductora, eslavista y crítica literaria española, especialmente conocida por sus traducciones de literatura rusa. Nos citamos con ella para hablar de Ucrania. «Si algo define a su literatura es que se creó a pesar de. Durante mucho tiempo tuvo que resistir los intentos de rusificación, y esa defensa y ese ir a la contra es definitorio de su carácter.» A pesar de que muchos lo consideran ruso, pocos emplearon mejor el humor para reafirmar la identidad ucraniana que Nikolái Gógol. Quizá inspirado por su padre, que creó piezas teatrales populares de un humor inocente, Gógol empezó su carrera con comedias costumbristas. Las escribía en ruso, porque quería ser leído en San Petersburgo y Moscú. «En sus libros hay muchos guiños que un ucraniano detectará. Otro escritor que se considera ruso pero que nació en Kiev es Mijaíl Bulgákov, autor de una de las obras más importantes de la literatura eslava, El maestro y Margarita. También hay autores nacidos allí que cambiaron de idioma, como Joseph Roth, Clarisce Lispector o Joseph Conrad.»
Preguntamos a Rebón por otros autores que también pueden dar claves para entender mejor el carácter y herencia cultural de esos países. «Yo diría que hay dos fundamentales. Vassili Grossman (Vida y destino, Todo fluye, Por una causa justa) y Svetlana Alexiévich (Los muchachos del zinc, La guerra no tiene rostro de mujer, Voces de Chernóbil).»
El escritor Dimas Prychyslyy nació en Ucrania, pero su familia decidió exiliarse cuando él tenía siete años. «Esa condición de métèque y de persona sin nacionalidad aparece en toda mi obra: Con la frente marchita, Tres en raya, No hay gacelas en Finlandia. En esa última hablo de los dos Madrid que me tocó vivir en 2017, uno que adoro y otro que detesto. Mi viaje del exilio había quedado olvidado en la memoria hasta que estos días la situación actual me revolvió todo ese periplo, que en mi caso fue mucho más amable que el que están viviendo los ucranianos ahora. Leo a autores contemporáneos de mi país, como Yuri Andrujovich o Andrei Kurkov, porque siento algo así como una necesidad de conocer no solo mi identidad sino la identidad de los que me han precedido, para entenderlos mejor.»