Lituania, una sorpresa en cada parada
- La capital, Vilna, mezcla edificios históricos, barrios singulares y zonas verdes
- En Trakai, en medio de un lago, se encuentra uno de los castillos más bucólicos de Europa
- Elegida Capital Europea de la Cultura, Kaunas ofrece este año una programación cultural especial
Este año es especial para Lituania, ya que su segunda ciudad, Kaunas, ha sido elegida Capital Europea de la Cultura. Aprovechando la ocasión, en El gallo que no cesa nos hemos acercado a visitar este país báltico. La ruta incluye paradas en Vilna, en el castillo de Trakai y en Kaunas.
Un paseo por la historia en Vilna
Vilna es una ciudad mediana de medio medio millón de habitantes que está situada al sur del país, cerca de la frontera con Bielorrusia. Merece la pena pasear por sus calles, deteniéndose en monumentos de diferentes épocas, hacer una pausa en sus cafeterías y restaurantes y recorrer sus zonas verdes. Dovilè Venckutė, responsable de promoción turística de Lituania en el mercado español, explica por qué los turistas acuden a Vilna. "Los viajeros admiran Vilna sobre todo por su casco antiguo adoquinado con tejados rojos, que está reconocido como Patrimonio Mundial de la Unesco".
Este casco histórico conserva edificios de estilos arquitectónicos muy diferentes. Predomina el barroco, pero hay monumentos de distintas épocas. Por ejemplo, la famosísima iglesia de Santa Ana es una obra maestra del gótico tardío. Es tan solo una de las numerosas iglesias del casco antiguo. "Tenemos 28 iglesias solo en el centro histórico, así que desde casi todos lados se ve una aguja, una cruz o una cúpula; muchas pertenecen al barroco" nos resume Venckutė.
Otros imprescindibles de la ciudad son la catedral, la Puerta del Amanecer (que es parte de la antigua muralla defensiva), el Palacio de los Grandes Duques de Lituania o el castillo de Gediminas.
Además, Vilna tiene dos museos centrados en la historia del siglo XX en Lituania: el del Holocausto y el de las Ocupaciones y las luchas por la Libertad. "El Museo de Ocupaciones y Luchas por la Libertad está situado en el antiguo edificio de la KGB. En realidad, es muy popular entre los visitantes extranjeros porque se puede ver la antigua prisión de la KGB y también exposiciones que explican el pasado de Lituania bajo la ocupación nazi y soviética. El Museo del Holocausto es muy informativo también y vale la pena visitarlo, pero puede ser una experiencia muy perturbadora para algunos", resume Olga Goncarôva, directora general de Lithuania Travel.
La república independiente de Uzupis
Vilna es una ciudad muy animada y ese dinamismo se percibe especialmente en algunos barrios, un ejemplo claro es Uzupis. Este distrito pequeño, pero con identidad propia, es hogar de creadores, intelectuales y artistas y está lleno de grafitis y arte por todos lados. Por tener tiene hasta su propia constitución, escrita en un muro a la entrada del barrio en distintos idiomas.
Todo esto de la república independiente de Uzupis comenzó como una broma en 1998 y se ha ido manteniendo en el tiempo. De hecho, "si quieres sentirte como un ciudadano de Uzupis, puedes sellar tu pasaporte. Cuando entras, hay un pub en la esquina que te pone un sello al pedir una cerveza", apunta Dovile.
Una ciudad como Vilna, con sus agujas y sus rascacielos merece una despedida por todo lo alto. Para ello, se puede dar un paseo en globo, subir a un rascacielos como la torre de la Televisión o acercarse a un edificio histórico. Olga nos recomienda el castillo Gediminas, "porque desde ahí se puede ver todo Vilna y el casco histórico también. También tenemos la colina de las Tres Cruces, que está justo detrás del castillo Geminidas. Desde aquí tienes la mejor vista de la ciudad vieja".
Trakai, un lugar de cuento
A media hora de Vilnius se encuentra Trakai, uno de esos lugares que hay que visitar al menos una vez en la vida: una isla en medio de un lago, con un castillo de torreones circulares y tejados rojos. Una estampa idílica con mucha historia detrás, cómo explica Olga: "Es el castillo gótico más bello y magnífico de Lituania. Refleja los viejos tiempos del Gran Ducado de Lituania".
Además, Trakai es el hogar de la minoría caraítas y su influencia se percibe en la comida, en platos como los kibinai, "unos pasteles rellenos de carne, champiñones, verduras u otras cosas", describe Dovile.
Además de la parte cultural, del legado histórico, Trakai está rodeado de naturaleza. El lago permite prácticar deportes acuáticos o incluso patinar en invierno y en los alrededores hay senderos para caminar.
Esa mezcla de historia, naturaleza y arte se repite en otros lugares del país, ya que en Lituania la naturaleza está muy cerca de las ciudades y hay un montón de parques naturales preciosos donde se pueden hacer muchas actividades.
Kaunas vive un año muy especial
Nuestra siguiente parada es Kaunas, la segunda ciudad más poblada de Lituania y que este año es Capital Europea de la Cultura junto con Novi Sad en Serbia y Esch-Sur Alzette en Luxemburgo. Las celebraciones se extienden de mayo a noviembre y podemos disfrutar de una programación cultural enorme. "Este año Kaunas va a albergar más de mil eventos, incluidos festivales, conciertos y exposiciones".
Aparte de estas actividades puntuales, Kaunas merece la pena por su entorno (se encuentra en el lugar donde se juntan los dos principales ríos del país, el Nemunas y Neris) y por su arquitectura, sobre todo por los edificios modernistas del período de entreguerras y art-decó.
Además Kaunas es una de las grandes mecas del baloncesto, un deporte que en Lituania se vive de manera especial. "La ciudad de Kaunas es el lugar donde puedes experimentar lo importante que es el baloncesto en Lituania. Para entenderlo, lo mejor es ver a la selección nacional de baloncesto o un partido del equipo local en el Žalgiris Arena".
La cocina lituana y sus peculiariades
La base de la cocina son los tubérculos y productos lácteos y hay muchas recetas que provienen de la cocina judía, polaca, ucraniana o tártara. Un plato muy popular son los cepelinai: albóndigas de patata rellenas de carne o requesón.
Dovilè nos enumera otras recetas que tenemos que probar, "como la gira, una bebida de pan fermentado, las tortitas de patata y el šaltibarščiai, que es una sopa de remolacha fría de color rosa. Para los golosos, recomiendo probar el šakotis o pastel de árbol, un pastel decorado con ramas crujientes o suaves".