Soledad Puértolas y el espíritu de Sancho, por el entendimiento entre hablantes
- La académica ha presentado un libro que recoge curiosidades lingüísticas del español
- Un volumen que aborda cuestiones de historia, gramática o etimología
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La lengua es “nuestro gran instrumento de comunicación y de expresión. ¿Cómo no nos va interesar? Creo que las conversaciones sobre una palabra levantan acaloradas discusiones. Todos tenemos nuestra interpretación, todos imaginamos lo que significa más allá de lo que nos dice el diccionario e interpretamos continuamente las palabras porque las vivimos y las hacemos nosotros”, ha destacado la escritora y académica de la RAE Soledad Puértolas en De pe a pa. Ha presentado el libro Nunca lo hubiera dicho. Los secretos bien guardados (o no tanto) de la lengua española, un primer volumen que ella ha dirigido.
Grandes y pequeñas
Este libro recoge “curiosidades grandes y pequeñas, diferentes interpretaciones de la lengua”, “cuestiones de historia”, “cómo en México se habla de una manera y por qué”, “cuándo nace el primer diccionario, por qué surge la Academia” o “cuestiones gramaticales, cómo se acentúa, el género”. “Las curiosidades, las extrañezas, por qué decimos o decíamos antes ‘ni aunque lo mande sursum corda’, de dónde sale esto de sursum corda”.
Fueron correctas y lo son
Palabras como murciégalo o almóndiga fueron y son palabras correctas. Nos puede parecer un disparate, pero sin embargo sobre la primera ha explicado que es su “orígen latino, convivió con la otra palabra [murciélago] y así está recogido en el primer diccionario”. En cuanto a la segunda ha señalado que “fue correctísimo. Ahora se ha perdido aquel valor, pero deja su impronta. La intuición del hablante no es de torpeza, sino que a lo mejor tiene una conexión con nuestros antepasados más fuertes”.
El espíritu de Sancho
Puértolas defiende que hay ponerse de acuerdo en el significado de las palabras. Ha recordado “el espíritu conciliador” de Sancho en El Quijote, cuando él propone la palabra “Baciyelmo” a partir de las palabras “yelmo” y “bacía del barbero”. “Cuando están todos reunidos en la taberna, empiezan a decir que si es yelmo, que si es bacía y es que llegan a las manos”.
“A la gente a veces le cuesta ponerse de acuerdo, pero para eso están las palabras. Creo que es nuestro mayor instrumento para ponernos de acuerdo y si no para negociar, también. Yo te doy esto, tú me das esto otro. Así es como se hace la vida. Por eso las palabras las valoramos tanto y yo creo que sí que queremos saber más de ellas. No somos solo osados y atrevidos, a veces nos metemos mucho con nosotros mismos, pero también somos curiosos y creo que merecemos que se nos haga caso cuando pedimos más información y divulgación”.
La divulgación es “esencial”
“Un paseo por los diccionarios nos da la idea de la riqueza” y añade que “la lengua es infinita y ha ido evolucionando”. Explica sobre los hablantes que “somos osados, pero sabemos a la vez muy poco porque el lenguaje es inagotable”. Por eso ha reivindicado el papel de las personas que divulgan sobre la lengua: “La difusión a mi me parece esencial porque es poner las palabras al alcance de todos, porque están en nuestra vida. No son para los eruditos, no son solo para los lingüistas. La divulgación me parece una de las tareas que yo creo que la Academia ahora es más consciente”.