La fascinación de Alberto Conejero por el compromiso con el oficio de actor de Montgomery Clift
- El dramaturgo ha presentado el libro ¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift?
- Revisita el texto que escribió para el teatro sobre la vida del actor
La vida desquiciada y excesos del actor Montgomery Clift, pero también el hecho que sea “un hombre comprometido con su vocación de actor” son dos aspectos que le fascinaron al dramaturgo Alberto Conejero. “Ese ejemplo de un hombre con una existencia averiada, el accidente que le cambió la vida y la carrera para siempre”. Hasta los 45 años, cuando falleció, “tuvo una vocación que protegió, defendió y sobrevivió lo que pudo y nos ha dejado una filmografía absolutamente memorable que tiempo después aquí estamos aún recordando”.
El escritor ha presentado el libro ¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift? en Tarde lo que tarde. Esta no es la primera vez que se acerca a su figura, hace unos años llevó a escena un montaje teatral sobre el actor donde imagina su vida. “He cambiado, soy otro y los que nos dedicamos al teatro tenemos una relación muy estrecha con la reescritura, porque cada montaje es una oportunidad de volver al texto, modificarlo y aportar lo que la vida nos ha mostrado”.
Llevaba un tiempo deseando “darle un nuevo final a la pieza”. Señala que aquella primera pieza tenía “un final más oscuro” porque “era parte de la edad, era casi un adolescente o tardoadolescente cuando la escribí”. “Ahora sentía que merecía otra oportunidad y sobre todo un nuevo final. Gracias a los amigos de [la editorial] Dos bigotes me han permitido volver al texto, reescribir muchas de sus partes y sale ahora en una edición preciosa”.
“La humanidad se parece”
“Esta es una obra sobre la identidad, sobre quiénes somos, quiénes somos puertas adentro, quiénes somos ante los demás, cuál es nuestra máscara y quiénes somos cuando la vida de repente nos cambia de una noche para otra. Clift estaba rodando una película, tuvo un accidente, empotró el coche saliendo de una fiesta con Elisabeth Taylor en un poste y al día siguiente su cara era otra y su vida era otra. Estaba rodando una película y volvió al rodaje, ya con la cara transformada y la gente pagaba la entrada [en el cine] para verla, para ver cómo era Cliff antes del accidente y después del accidente”.
Pero Conojero apunta que con la obra quiere ir mucho más allá y nos invita a disfrutarla más allá de cuestiones como el star system, las luces y las fiestas. Explica que nos descubre “un ser humano con el que tenemos mucho en común, porque todos estamos rescatando cada día cosas del naufragio, que es el que es el tiempo, tratando de ser honestos con quienes somos ante la presión de los de los demás y combatiendo nuestros fantasmas”. Sobre el título, ¿Cómo puedo no ser Montgomery Clift?, cuenta que en esa pregunta y en “esa vida que nos parece tan lejana, encontraremos algo de nosotros mismos”. “La humanidad se parece, nos parecemos mucho los unos a los otros”.
Vivir la sexualidad en la oscuridad
Sobre la angustia existencial y su vida atormentada que algunos se lo han atribuido por su orientación sexual, el dramaturgo explica que eran “los años de la Guerra Fría y desde el macartismo más duro se acusaba a los homosexuales de ser un movimiento, el terror rosa. De repente Rusia estaba patrocinando la homosexualidad en Estados Unidos para debilitar su ejército. Todas estas paranoias, ideas terribles y oscuras que hicieron la vida terrible para muchos hombres y mujeres”.
“Pudo vivir su sexualidad en la penumbra, en la oscuridad. No poder ser uno mismo, ni vivir la vida con honestidad. Sobre todo sí se hacía pública su homosexualidad significaba el final de su carrera. En los primeros años, él fue el nuevo ejemplo de galán romántico: el hombre al que toda mujer tenía que cuidar porque era frágil. Hasta hasta hace poquito ser homosexual suponía inmediatamente el ostracismo de la industria audiovisual”.