Cuando murió Karl Lagerfeld la moda perdió al genio, y también al divo deslenguado y polémico
- El Káiser murió a los 85 años y con 'las botas puestas', trabajando hasta el último momento
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Los que conocieron a Karl Lagerfeld dicen que murió 'con las botas puestas'. Tenía 85 años y solo la enfermedad hizo que dejara de trabajar. Tenía una mente prodigiosa, una lengua viperina y un aura de estrella que le hacían único. Todos le llamaban el káiser de la moda, por su ascendencia alemana, pero era mucho más, era un dios todopoderoso y con el don de la ubicuidad. Lagerfeld podía hacer varias cosas a la vez: diseñaba las colecciones de Chanel, Fendi y la suya propia, fotografiaba muchas de sus campañas de moda, elaboraba la lista de temas que se escuchaba en sus desfiles...
Modista y mecenas
Para hacernos una idea del volumen de su trabajo solo hay que conocer un detalle: Chanel lanza al menos cinco colecciones al año, dos de alta costura, dos de prêt-à-porter y la colección Métiers d'art, una oda al lujo y la artesanía, que muestra el trabajo del bisutero Desrues, el plumista Lemarié, el sombrerero Maison Michel, el zapatero Massaro, los bordadores Lesage y Montex, y el guantero Causse. Lagerfeld fue, además, un mecenas y peleó por preservar los oficios para evitar que la alta costura desapareciera. De él dicen que era perfeccionista, generoso, muy curioso, hiperactivo y sobre todo... un superviviente, capaz de derrotar a las modas y al tiempo. Tenía un don especial para conectar con la gente joven y la lista de influencers que invitaba a sus desfiles era sorprendente. Los famosos le adoraban, sobre todo las actrices: desde Marion Cotillard a Kristen Stewart, y entre ellas destacaba una española, Penélope Cruz.
Penélope Cruz y Karl Lagerfeld
La muerte de Karl Lagerfeld fue un duro golpe para ella. Eran muy amigos y mantenían un fuerte vínculo de cariño y admiración. Por eso no dudó en aceptar la invitación para salir a la pasarela en el desfile que Chanel celebró días después de la muerte del maestro. Penélope sonría emocionada, intentando contener las lágrimas que empapaban sus ojos. Fue un día muy especial, cargado de recuerdos. El compromiso de la actriz con la casa francesa ha seguido siendo firme, tanto como embajadora como amiga. La revista Vogue le ofreció ser la editora del número de abril dedicó una de las dos portadas a Karl Lagerfeld. Cuando el alemán supo del proyecto de Vogue pidió que Peter Lindberg fotografiara a Pe con una selección de prendas icónicas firmadas por él para Chanel, casa a la que llegó en 1983.
"Cuando me puse el traje rojo de 1983 noté la lana y sentí un escalofrío. Todos sabíamos que no había salido a saludar al final del desfile de alta costura de enero y que no se encontraba bien, aunque no se sabían los detalles. Tuve un momento a solas, cuando me vestía... y horas más tarde murió”, recordaba la actriz española, que en las páginas de la revista quiso dejar bien alto el nombre de su amigo. "Es verdad que fue un gran provocador y que a veces dijo cosas que no eran fáciles de entender. Pero, cuando pasabas tiempo con él, descubrías su parte generosa y amable. Era muy respetuoso con la gente con la que trabajaba y todas sus costureras le adoraban porque las cuidaba mucho".
Karl Lagerfeld era un provocador
De Lagerfed se decía que era mordaz y deslenguado, y lanzó dardos envenenados a Pierre Bergé (el íntimo de Yves Saint Laurent), Azzedine Aaïa, Meryl Streep (protagonista de un sonado escándalo) , de quien dijo que estaba demasiado gorda. Y bien gorda se lió, tanto que el modista matizó sus palabras y dijo que "la frase se había sacado de contexto". Él sabía lo que era tener sobrepeso. Durante años fue un hombre obeso, pero con mucha fuerza de voluntad decidió perderlo y lograr su objetivo: ponerse los estrechísimos trajes que Hedi Slimane diseñaba para Dior.
Han pasado solo tres años desde su muerte, desde aquel 19 de febrero de 2019 que tiñó de negro el mundo de la moda y dejó huérfano a Chouppette, su famoso gato, y a su guardaespaldas, Sebastian Jondeau, el hombre que le protegió durante veinte años, su "guardián de la tranquilidad". Al poco de morir Lagerfeld se anunció que tenía listo su libro de memorias y todo París se puso a temblar. Lleva por título 'Ça va, cher Karl? (¿Qué tal estás, querido Karl?) pero no ha cubierto las expectativas de los cotillas de la moda. Jondeau habla maravillas de Carolina de Mónaco y Penélope Cruz. Pero sobre todo de su jefe, a quien describe como una rock star. Así era Karl Lagerfed, una estrella que brillaba tanto como lo hacían los artistas a los que vestía.