Desfile nupcial de Viktor & Rolf en Barcelona: de la expectación a la decepción
- Se echan en falta la espectacularidad y el estilo onírico y surrealista tan característicos de la casa
- ¿Quén es Archie Alled Martínez y qué va hacer con Karl Lagerfeld?
La expectación era máxima, y no era para menos, ya que se trata del primer desfile mundial de su colección de novia Mariage. Viktor Horsting y Rolf Snoeren, los diseñadores que están detrás de la firma Viktor&Rolf, se estrenan en las pasarelas nupciales en Barcelona, una ciudad que para ellos es "el París de la moda nupcial". Dicen sentirse felices de estar en esta cita con el sector de las novias, una de las más relevantes del calendario internacional, o quizá la más relevante. "Ha sido un placer para nosotros presentar aquí nuestro primer desfile Mariage". Estaba previsto que el desfile se hiciera al aire libre, pero la lluvia lo ha impedido y se ha optado por el recinto ferial. Allí, 37 modelos han lucido 37 vestidos y trajes de novia, todos distintos, cada uno, dicho coloquialmente, 'de su padre y de su madre'. De la expectación que había se ha pasado a la decepción. La casa, fundada en 1993, se define a sí misma como "glamur conceptual, alta costura provocativa y elegancia inesperada", pero...Además, algunos de los vestidos que han mostrado ahora se ya vieron en su desfile de alta costura. Se echa de menos, sobre todo, que no haya un discurso en la colección, ni una idea que se desarrolle a lo largo de las salidas. O quizá sea eso lo interesante, ya que lo que caracteriza a esta simpar pareja de diseñadores es que siempre navegan a contracorriente, reinventando todo, ya sea el patrón o el espacio. Y ahora quizá el discurso.
. La propuesta en pasarela es bastante irregular, con una primera parte muy comercial, muy anti-Viktor&Rolf, y con otra más representativa del estilo de la casa, aunque sin llegar a esa locura maravillosa, a ese derroche de creatividad, teatralidad y talento que les caracteriza. "Está inspirada en los elementos de la alta costura clásica, y destaca por presentar la fusión entre estructuras esculturales y detalles románticos, con adornos florales de organza de seda hechos a mano que se enroscan con elegancia alrededor de los corpiños ajustados", revelan. El blanco es, quizá, el hilo conductor, un blanco radiante y potente que en algunos momentos del desfile llega a tener un look 'arty'. Hay intensidad estética pero no hay teatralidad. Hay majestuosidad en algunos vestidos pero no hay belleza. Hay riesgo en la colección pero no hay osadía. Y desde luego no hay elegancia inesperada.
La novia de Frankenstein
Hay vestidos que pasan desapercibidos entre otros más potentes, como el que ha llevado la modelo española Neus Asensi, un vestido con los hombros altísimos, en el que han volcado códigos de la colección de alta costura presentada en enero de 2022. Un vestido que recuerda a la novia de Frankenstein, porque ellos saben que, a veces, la belleza y lo monstruoso se parecen demasiado. Llaman la atención los vestidos de patchwork, sobre todo por los motivos elegidos, bordando formas geométricas y abstractas que se alejan de ese romanticismo y cursilería que suele estar asociada a estos tejidos. A los belgas les gusta jugar al contraste y vemos vestidos muy sencillos, que no dicen nada, con mangas barrocas que lo dicen todo. Los velos varían, desde los más pequeños a los más grandes, a veces terminados en boas de plumas a modo de ribete, un detalle retro de lo más coqueto. “Siempre nos ha fascinado el vestido de novia porque es un pequeño universo en sí mismo. Es un icono de los momentos más maravillosos de la vida", dicen sobre el hecho de tenerlos siempre presentes en las colecciones de calle.
Retro, que no vintage
Vemos guiños a los 60, 70 y 80, con novias de pantalón y capucha al más puro estilo Grace Jones. Las siluetas varían de forma, tamaño y estructura, siempre jugando con las proporciones y los tejidos, a veces buscando lo que no 'casa' para que 'case'. Llaman poderosamente la atención las aplicaciones tridimensionales, algunas en el mismo tono, que casi parecen detalles cerámicos; otras, en contraste de color, como los 'parches' ribeteados en oro sobre fondo blanco. Vemos mucho volante, pero los suyos en España pasan desapercibidos, porque no tienen gracia ni poderío. Lo más brillante es el broche final: un vestido de novia con cuerpo de camiseta y falda de gran volumen, y todo hecho con tejido de microlentejuelas. Luego la pareja ha salido a saludar. Aunque apenas se han movido. Quizá ni siquiera estaban en la pasarela, quizá eran un holograma o estaban en el metaverso. Solo así se entendería algo. Horas antes se ha visto She, la fabulosa colección de Yolancris, un delicioso ejercicio de costura que pone en valor el 'made in Spain'. A ver si aprendemos la lección: todo lo que viene de fuera no es mejor, y en algunos casos es todo lo contrario.