Espacio, memoria e identidad, se revelan como principales preocupaciones de los jóvenes creadores
- Metrópolis recorre la exposición que reúne en La Casa Encendida los trabajos galardonados en la convocatoria de Arte Joven Generación 2022
- La plataforma de apoyo y difusión Generaciones supone un interesante escaparate del arte emergente español desde el año 2000
- Generación 2022 se emite el martes 26 de abril a las 00.55h en La 2
Espacio, memoria e identidad son los ejes centrales de Generación 2022, la exposición que reúne, en La Casa Encendida de Madrid, los ocho trabajos ganadores en la última convocatoria del certamen de apoyo al arte joven Generaciones. Una plataforma de apoyo y difusión al arte emergente de nuestro país que, de la mano de la Fundación Montemadrid, lleva más de veinte años ofreciendo un escaparate con las últimas tendencias del arte actual.
En esta ocasión, y como ya va siendo habitual en muchos ámbitos artísticos, todos los artistas han optado por el formato instalación para formalizar sus trabajos. La muestra presenta un conjunto de piezas que plantean una reflexión en torno a la construcción del espacio y sus posibilidades creativas.
Los ocho artistas que conforman esta Generación 2022 son: Nora Aurrekoetxea (Bilbao, 1989), Christian García Bello (A Coruña, 1986), Pablo Durango (Madrid, 1988), Esther Gatón (Valladolid, 1988), Abel Jaramillo (Medina de las Torres, Badajoz, 1993), Mónica Mays (Madrid, 1990), Sofía Montenegro (Madrid, 1988) y Sara Santana (Alcobendas, Madrid, 1994). En el programa de esta semana, Metrópolis recorre la exposición Generación 2022 (La Casa Encendida, Madrid -del 4 de febrero al 17 de abril 2022) junto a su comisario, Ignacio Cabrero.
Explorando el espacio y sus posibilidades
Llama la atención en esta edición el marcado interés de los artistas por el espacio: por explorar las formas de habitarlo, cuestionar los convencionalismos sociales en torno a él o estudiar y experimentar con sus posibilidades creativas.
El proyecto escultórico de Nora Aurrekoetxea (Bilbao, 1989), titulado Eroa [Loca], investiga cómo las estructuras arquitectónicas domésticas, construidas para el núcleo familiar en Europa Occidental a partir del siglo XX, no responden a las necesidades actuales y eso repercute en los modos de convivencia y relaciones interpersonales que se establecen en estos espacios. El proyecto se materializa en una estructura móvil de metal en torno a la cual se disponen diferentes objetos escultóricos que, en su conjunto, proponen nuevas formas de habitar el espacio doméstico.
Una aproximación interesante al espacio y sus posibilidades narrativas, es la pieza de Abel Jaramillo (Medina de las Torres, Badajoz, 1993), que nos acerca a la figura del cineasta y director de teatro Celestino Coronado (Badajoz, 1944-Londres, 2014) a través de una casa, conocida como Jolonque, en la que el autor nunca vivió, y de una serie de obras, que nunca llegó a realizar. Así se compone una suerte de collage a partir de aquello que no fue y que se completa con fotografías, carteles, cartas y guiones, conformando un original retrato del desaparecido creador.
Por su parte, Sofía Montenegro (Madrid, 1988) propone una exploración del espacio a partir del sonido. En Ver venir investiga la capacidad humana de imaginar a partir de recorridos sonoros y propuestas escénicas específicas. La composición sonora que oímos en sala está realizada siguiendo los patrones de sonorización del cine. La experiencia inmersiva se completa y personaliza con los efectos sonoros que cada espectador provoca al interactuar con el espacio y los materiales que lo conforman recreando paisajes sonoros que nos remiten a las tormentas, el fuego y el mar.
Imaginar otros espacios
Algunas de las propuestas de Generación 2022, están más orientadas a la creación de nuevos espacios con entidad propia. Es el caso de hail she who holds my tongue, el proyecto de Esther Gatón (Valladolid, 1988), que examina las relaciones entre luminosidad y exaltación amorosa a partir de una instalación que, de alguna forma, abraza y se enamora de los visitantes que la transitan. Las esculturas colgantes translúcidas están compuestas por bioplásticos realizados a partir de desechos orgánicos y, junto al espacio creado con sensores de movimiento y luces de falso amanecer, invocan las sensaciones de un cuerpo enamoradizo (absorto trastornado y crédulo).
Por su parte, Sara Santana (Alcobendas, Madrid, 1994) crea un espacio ‘sagrado’ que acoge Revelación: Beato de Ámsterdam, un proyecto comienza en 2020 cuando la artista traduce a sus compañeras de piso angloparlantes un libro de Cristina Morales que ella lee en castellano generándose una nueva lectura y reinterpretación del texto. Comienza así una acción colectiva en la que participan diferentes voces. La pieza se completa con una reinterpretación ilustrada del capítulo XII del Apocalipsis según las iluminaciones del Beato de Facundo. Este espacio en su conjunto se lee como una especie de biblioteca entendida ésta como “un espacio flexible y participativo donde ocupar de manera ambivalente posiciones de autora, mediadora y público”.
Memoria e identidad
El espacio puede ser también entendido y estudiado a partir de la memoria y la identidad de un territorio concreto. La obra de Christian García Bello (A Coruña, 1986) Algunas formas inéditas, recoge el testigo dejado por Luis Seoane en una carta que escribió a su socio Isaac Díaz Pardo en 1965, desde su exilio en Buenos Aires. En este escrito explicaba que “existen formas gallegas inéditas que están en el paisaje (…) para quien sepa recogerlas”. Así pues, García Bello se propone “recoger y traer al presente estas formas inéditas de Galicia, resignificadas ahora como vestigios desde los que construir un lenguaje, un glosario”. El proyecto analiza cómo percibimos y habitamos el entorno y se materializa formalmente en un conjunto escultórico realizado con materiales vinculados al territorio gallego como papel de algodón, corteza de pino y roble, resina de colofonia o cera de abeja.
La propuesta de Pablo Durango (Madrid, 1988), nos acerca a un espacio ficción conocido como Cyberia, “un Estado ciborg y queer de un momento histórico no específico”, una alternativa a la historia oficial, que ofrece al espectador la posibilidad de imaginar otras identidades alejadas de la lógica binaria. Una bandera, un totem, una urna reliquia y un brazo biónico, aparecen aquí como restos encontrados en un supuesto yacimiento arqueológico, elementos que nos ayudarán a definir este nuevo espacio posible interpretado desde la ficción especulativa.
En el caso de Cardados, Mónica Mays (Madrid, 1990) compone un circuito en torno a la tradición del mantón de Manila, “símbolo de identidad femenina, de imposición religiosa, de colonización, de rebeldía política, de folclore y de clase social”. Revisitando las narrativas en torno a esta pieza textil y su materialidad en su adaptación a nuestra cultura, surge esta instalación que forma parte de un proyecto de investigación más amplio que, bajo el título Tallo que clavo, explora las ornamentaciones barrocas como agentes fuera de la periodización y del tiempo lineal.
Convocatoria Generaciones
La Fundación Montemadrid convoca anualmente, y desde el año 2000, el certamen Generaciones, un programa de apoyo y difusión al arte emergente de nuestro país que se ha convertido en espacio de referencia imprescindible para conocer los últimos trabajos de los jóvenes creadores, menores de 35 años, así como sus intereses y preocupaciones.
Un jurado cualificado compuesto por profesionales del mundo del arte selecciona cada año hasta 8 trabajos que se presentan en una exposición en La Casa Encendida. Cada artista obtiene una dotación de 10.000 euros para el desarrollo de la pieza seleccionada.